Los padres de Nadia se tomaban imágenes manteniendo sexo con la menor presente
Estas actitudes encajan en la descripción del delito de exhibicionismo castigadas con penas de cárcel.
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Fernando Blanco y Margarita Garau se tomaban fotos manteniendo sexo con su hija Nadia Nerea presente, según han confirmado a EL ESPAÑOL fuentes de la investigación que se sigue en el Juzgado de Instrucción Número Uno de La Seu d'Urgell en torno a unas imágenes aparecidas en un 'pen drive' con fotografías sexuales que involucran a la menor.
Esta descripción de lo que se ve en esos documentos interceptados por los Mossos d'Esquadra encaja en lo que recoge el Código Penal en referencia a los delitos de pornografía infantil y exhibicionismo.
En concreto, por exhibicionismo y provocación sexual se entiende "ejecutar o hacer ejecutar a otra persona actos de exhibición obscena ante menores de edad o personas con discapacidad necesitadas de especial protección". Estas conductas están castigadas con penas de entre seis meses a un año de cárcel.
Contenido del auto
ABC ha tenido acceso a la redacción íntegra que hace el juez en el auto en el que cita a declarar este viernes a Blanco y Garau. Según el documento, "en las imágenes visionadas se observa como una menor de edad se encuentra presenciando relaciones íntimas, de un carácter sexual explícito".
"La menor, a pesar de la enfermedad padecida, necesariamente debía entender la significación de los actos que sus progenitores realizaban no solo en su presencia, sino en la misma cama en la que ella se hallaba", añade el magistrado. En una de las imágenes, el auto precisa se aprecian "unos pequeños pies, los cuales por edad y tamaño se podrían corresponder con los de su hija menor de edad, Nadia Nerea".
En otros archivos se ve a la menor posando desnuda. Este miércoles el abogado de la familia ha explicado que esas imágenes se tomaban para estudiar problemas cutáneos de la menor, sin embargo el juez decidirá este viernes si les imputa, no solo por exhibicionismo, sino también por pornografía infantil.
Penas de cárcel
El artículo 188 relativo a la corrupción de menores castiga actitudes en las que se "induzca, promueva, favorezca o facilite la prostitución de un menor de edad o una persona con discapacidad, o se lucre con ello, o explote de algún otro modo a un menor o a una persona con discapacidad para estos fines".
Esto acarrea una pena de entre dos a cinco años de prisión, pero si la víctima fuera menor de 16 años (Nadia Nerea tiene 11), se impondrá la pena de prisión de cuatro a ocho años. A la hora de decidir la pena aspectos como que la víctima sea especialmente vulnerable, por razón de su edad, enfermedad o discapacidad se considera un agravante así como el hecho de que exista relación de parentesco.
Confirman la prisión
Por su parte, la Audiencia Provincial de Lleida acaba de confirmar que el padre de la pequeña Nadia, Fernando Blanco, seguirá en prisión incondicional por un delito de estafa tal y como acordó el juez de instrucción de la Seu d'Urgell el pasado 9 de diciembre, informa Carlota Guindal. El tribunal sostiene que hay indicios suficientes para apreciar que los padres de Nadia crearon un entorno dirigido a recaudar y conseguir fondos y recursos económicos para sufragar los tratamientos médicos de su hija, con una enfermedad rara, y que resulta que ese dinero no fue utilizado para tal fin.
Los fondos “aparentemente se utilizaron para el propio y exclusivo beneficio de los investigados, defraudado presuntamente con ello la confianza de centenares de personas o de instituciones que desinteresadamente habían efectuado aquellas entregas y donaciones con el único propósito de colaborar con el tratamiento médico de su hija menor de edad”, recoge el auto.
Según el tribunal, el investigado dice que el dinero sí se utilizó para esos tratamientos médicos pero sin embargo “no llega a decir en qué consistieron ni a indicar los centros médicos en los que supuestamente se llevaron a cabo”.
La Sala confirma lo afirmado por el instructor de que los padres de Nadia convirtieron la beneficiencia en su medio de vida “sirviéndose para ello de su hija menor de edad, con la que supuestamente conseguían inducir a engaño a quienes realizaban donaciones económicas en la creencia de que iban a ser destinadas al tratamiento de su enfermedad”.