Miguel Sánchez Encinas (Madrid, 1968) es experto en salud y bienestar urológico, en concreto, “en cirugía robótica oncológica y reconstructiva y en patologías como el cáncer de próstata”. El jefe de servicio del Hospital Universitario Rey Juan Carlos y responsable de Urología en el Hospital Ruber Internacional de Paseo de la Habana de Madrid conversa con ENCLAVE ODS.
Formado en Medicina en la Universidad Complutense, Sánchez Encinas realizó su residencia en el Hospital Ramón y Cajal y como facultativo en la Fundación Hospital de Alcorcón. Además, se especializó durante una fellowship en cirugía robótica en el IMM parisino. También ha ejercido como profesor asociado en la Universidad Rey Juan Carlos.
Sobra preguntarlo, pero ¿un urólogo atiende a todo el mundo?
Sí, atendemos aproximadamente a un 65% de hombres y un 35% de mujeres. Se trata de una especialidad médico-quirúrgica, con un peso de la actividad quirúrgica muy elevado.
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¿Cuáles son las consultas más frecuentes?
Desde atención primaria, en hombres, son los problemas urinarios, de dificultad o molestias y las patologías prostáticas. La segunda causa más frecuente en hombres para visitarnos es la disfunción eréctil. La tercera, común para hombres y mujeres, serían la litiasis y cólicos renales asociados. En mujeres yo diría que son la incontinencia urinaria, las infecciones de orina con repetición y la litiasis.
Es conocido el temor al agrandamiento de la próstata con el avance de la edad.
Te refieres a lo que se denomina hiperplasia, ahí el médico puede proponer opciones cada vez más personalizadas. Sobre la patología prostática, lo que ha avanzado la tecnología estos años es increíble. Hace 20 años había dos maneras de intervenir la próstata, a través del conducto de la orina y quitando fragmentos del tejido prostático, para desobstruir el canal del conducto urinario.
O realizando una intervención abierta, una incisión debajo del ombligo y por ahí realizando la extracción. Eso se sigue manteniendo, pero lo que ha venido a modificarse es el manejo, como en todas las especialidades quirúrgicas, de técnicas menos invasivas, por la robotización y la tecnología de los láseres.
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¿Cuáles son esas nuevas tecnologías para intervenir la próstata?
El láser y la fotovaporización de los tejidos fueron las primeras tecnologías que se introdujeron, la primera revolución. Y a partir de ahí se han ido añadiendo nuevas tecnologías a través del conducto de la orina con una segunda generación de láser, mucho más potente, que permite separar adenoma del tejido prostático, sin tener que hacer incisiones abdominales.
¿Alguna otra técnica reciente?
Hace cuatro o cinco años surgieron nuevas terapias térmicas muy novedosas, cirugías que se realizan endoscópicamente con el uso de agujas, aplicando energía térmica desde diferentes puntos de la próstata y realizando efecto térmico en unas semanas, una erosión del tejido lenta, que no toca ese esfínter interno, para una próstata de tamaño medio, permitirá mantener la eyaculación. Hay tratamientos también novedosos para el crecimiento benigno de la próstata, como la terapia calórica con agua a alta presión, Aquablation.
¿Existe un estilo de vida saludable para la próstata?
Hablamos muchas veces de hábitos de comidas, de bebidas, etcétera. En mi opinión, no está tan claro que haya influencia de los alimentos, sí que hay cierta asociación entre obesidad e incremento prostático, también con la diabetes, pero no con alimentos en concreto. En general, desaconsejaremos siempre las dietas no cardiosaludables.
¿Alguna recomendación entonces?
A los primeros síntomas, por ejemplo, al detectar que orino con menos fuerza o tardo menos en ir al baño, no adoptar una conducta de beber menos para enmascararlo, sino acudir antes de que eso vaya a más, para evitar la enfermedad avanzada. Al ejercer fuerza, por ejemplo, la vejiga se va musculando, y su capacidad elástica disminuye.
¿Alguna afección poco conocida?
Hay problemas miccionales típicos que no son debido a la próstata en los hombres, y que aparecen también en las mujeres: como la vejiga hiperactiva. En ese caso, la vejiga se ha alterado, hay una fase involuntaria en la que se altera el proceso natural, en el cual primero yo soy consciente de la necesidad y, después, cuando tengo la plena sensación miccional, busco un baño.
En el caso de vejiga hiperactiva, esta se contrae involuntariamente, lo que provoca tener que estar yendo al baño cada media hora. Disponemos ahora de tratamientos médicos muy efectivos y un tratamiento muy interesante que es la toxina botulínica, el conocido bótox, aplicado en el músculo de la vejiga, para inhibir esas contracciones.
¿Y la vida sexual?
Influye en dos cosas: en las infecciones urinarias, desgraciadamente más para ellas, debido a la mayor probabilidad de que, por las relaciones sexuales u otros factores, la flora colonice la vejiga.
En cuanto a ellos, los problemas de erección se asocian a factores cardiovasculares, al tabaco y la hipertensión, pero también se vio que las personas que a partir de los 50 años mantenían menos relaciones sexuales porque bajaban el ritmo desarrollaban posteriormente más disfunción eréctil.
¿Alguna otra consideración en cuanto a hábitos saludables?
Uno de los problemas femeninos es la inhibición de las ganas de ir al baño cuando no están en su propio baño. Muchas veces, aguantar esa necesidad genera problemas de vejigas de gran capacidad, en las que su contracción no es buena. Es clave no demorar, no ser retencionistas.
¿Mitos sobre los tratamientos de la vida sexual masculina?
Es cierto que las mujeres no consultan tanto sobre estos temas, y eso es cultural. En los hombres, lo que más les preocupa es la disfunción eréctil, aunque es más prevalente la eyaculación precoz y se consulta menos. Para la disfunción eréctil tenemos fármacos que mejoran el flujo sanguíneo hacia los cuerpos cavernosos del pene: la conocida Viagra fue la primera, pero ahora en función de cada caso existen muchos fármacos, incluso algunos de aplicación local.
Creo que es importante recordar algo, no hacer uso de la venta online de medicamentos de este estilo porque no están avalados por la agencia europea y no tienen control de utilidad. Y recordar que la sexualidad del hombre no es tan mecánica ni tan perfecta como la quieren pintar. Al igual que los estereotipos de la mujer, que como tales hay que romperlos, los hombres también pueden tener problemas que se solucionan.
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¿Y la robotización? ¿Es lo último?
La robotización, entendida como conjunto de sistemas de manipulación que realiza el ser humano, a través de instrumentos que evitan el temblor, que aumentan la visión del campo quirúrgico, hasta hace unos años sólo existía una marca a nivel mundial [se refiere al famoso Da Vinci]. Ahora han emergido otras opciones, para abaratar costes y que las cirugías sean mínimamente invasivas.
Existen ya tres empresas a nivel mundial, pero hay muchas más desarrollando instrumentales robóticos: siguen siendo las manos del cirujano las que operan, pero dentro de poco la inteligencia artificial permitirá lo impensable, detectar prontamente los riesgos de enfermedad. En 10 años, a lo mejor menos, viviremos el uso extensivo de la cirugía robótica.
¿Ha cambiado el paciente también?
Los pacientes son biológicamente más jóvenes, operamos a personas con edades mayores usando técnicas poco invasivas. Ha cambiado el paradigma, somos afortunados de vivir en esta época.