Lo primero y más importante es que no existen remedios mágicos para la eyaculación precoz y la disfunción erectil, como ahora voy a contaros, y que algunos (clínicas “especializadas”, con comillas, como vemos en la tele) parece que los han descubierto milagrosamente. ¡CUIDADO!
Sí existen soluciones muy eficaces probadas y comprobadas que os voy a dejar ahora y que, además, económicamente son absolutamente accesibles a cualquiera, repito, a cualquiera.
El tema sexual es de extrema importancia para los hombres y ahí es cuando empieza a aparecer la extrema preocupación, también, cuando se ven en un desempeño sexual que piensan no apropiado como puede ser “que duran poco, que duran demasiado, que no se les pone, que no se les pone lo suficiente, que no eyaculan con fuerza, que eyaculan poco, que no sienten lo mismo que antes, …”
Este domingo hicimos un espacio en Onda Cero sobre estos temas, asociado al consumo habitual de pornografía. Podéis buscarlo en: “La Terraza”, de Onda Cero emisión nacional, Ana Maria Angel, domingo 24 julio y con otro colaborador de este periódico, el periodista Javier Ruiz.
Los oportunistas y “listos” aprovechan esta preocupación máxima para empezar a ofrecer en Internet, y por otros medios publicitarios, soluciones que, no son eficaces y la experiencia del propio paciente lo dirá meses después, y a nivel económico, son a cambio de cantidades de dinero nada despreciables, pero que la mayoría de los hombres están dispuestos a pagar a cambio de poder resolver sus frustraciones sexuales.
Me echo las manos a la cabeza cuando viene a la consulta uno de estos hombres después de haber echo de todo, comprado de todo y después de haberse gastado un dineral sin éxito. Me doy cuenta de cómo puede el negocio, en base a estos problemas, ser bestial y deshumanizado, y todavía más aún, después de la pandemia y en época de verano, que salimos más y son posibles más interacciones sexuales.
Es vergonzoso cómo se es capaz de vender cosas absurdas, y hasta peligrosas para la salud, a cambio de aprovecharse de la preocupación y punto débil de un hombre. Os aseguro que me cuentan de todo lo que les han vendido, unos con frustración, otros con vergüenza, otros con actitud de “esto es lo último que intento”, cuando debiera ser de lo primero que se haga.
Entiendo que, para muchos, ir al psicólogo, o sexólogo en este caso, se sigue asociando con problemas de la cabeza en el sentido peyorativo de la palabra, pero no es así. Ir al psicólogo es para mejorar una conducta o varias, o para resolver, también sexualmente, algo sin pastillas. ¿Hablando? Sí, y a veces haciendo. Así de “mágico”.
Desde hace 23 años escucho estos miedos, quejas, que a los hombres les limita muchísimo a la hora de tener relaciones sexuales. Les importa tanto su desempeño sexual y lo que pueda pensar su pareja, que pueden llegar a desarrollar una fobia o miedo extremo a tener relaciones sexuales. Se preocupan tanto por cómo lo hacen, por si nosotras disfrutamos mucho o poco o por lo que podamos pensar de ellos que puede parecer que se someten a un examen cada vez que van a tener relaciones sexuales, así como lo digo.
Dos vías de solución
Voy a ser muy clara y directa, como siempre lo hago. Para los problemas sexuales, solo existen dos vías de solución y a través de dos especialistas: si existe un problema físico/orgánico la solución la dará el urólogo y si se acompaña además o existe por sí solo un problema sexual de base psicológica (miedos, anticipar que pasará algo que imaginan, sentirse solo ante el peligro) la solución la pondrá el sexólogo (que tiene que ser psicólogo, además, por supuesto)
No existen soluciones milagrosas que saben en esas clínicas carísimas que, los urólogos o sexólogos no sepamos. Me refiero por supuesto a las “clínicas especializadas”, entre comillas, estafadoras. Clínicas hay muchas, pero más que la clínica, es el equipo médico (urólogo y psicólogos-sexólogos). Sabemos, por supuesto, que en todos los colectivos siempre existe alguien con conductas fraudulentas, también entre médicos y psicólogos, y más en colectivos en los que se pueda comercializar con productos que ellos mismos te venden. Eso es una razón más que suficiente para pensar en algo extraño y para empezar a desconfiar. Vemos un ánimo de lucro independientemente de la efectividad de ese producto, casi siempre bastante caro y no accesible en farmacias, por ejemplo.
Pueden llegar a comercializar viagra con otro nombre a precios desorbitados como algo novedoso, te ofrecen lociones, inyección, masajes, productos” naturales, máquinas de rayos no sé cómo. Cuidado, claro, te hacen pensar, por lo caro que son, que serán efectivos. Y ahí está también la manipulación psicológica, pero como podrás comprobar después, la cosa no va, y te has gastado un dineral.
Al grano: la eyaculación precoz, por ejemplo, es de lo más fácil de resolver en una consulta de psicología/sexología. Son poquísimas sesiones y con una eficacia del 100%, siempre (en mi experiencia) y cuando no exista ningún problema orgánico de base que ha de descartar el urólogo. En la eyaculación precoz, la base del tratamiento es conductual, básicamente. En estos sitios de los que os estaba comentando, y a veces algún urólogo no muy puesto al día, pueden venderte pastillas para retrasar la eyaculación, y te cuento de ellas, sí, porque existen.
Estas pastillas vendidas a precios desorbitados, por la aplicación sexual que se les da, son realmente antidepresivos. En concreto son sertralina (míralo si alguien te las receta). Es un antidepresivo que en condiciones normales se receta para la depresión, ansiedad generalizada y TOC, pero que tiene un efecto secundario entre otros, que es dificultar un orgasmo y la eyaculación. Entonces, tener que tomarse un antidepresivo, a precio desorbitado, el día que crees que vas a tener una relación sexual, me parece un poco desproporcionado y ¿así toda tu vida?
La sertralina tiene otros efectos secundarios de los que no te librarás como náuseas, estreñimiento o mareo, y todo a cambio de echar un polvo, QUIZÁS, durando un poquito más, porque no es garantía. Y repito, con esos otros efectos secundarios, que serán suficientes también para que se te quiten las ganas (lee el prospecto).
La solución con el psicólogo-sexólogo consiste en identificar el momento de máximo placer, a través de la masturbación (antes de pasar a tener relaciones sexuales) para poner en práctica en ese momento una técnica específica de parada y así poder continuar después todo el tiempo que quieras. Sin pastillas, ni lociones, ni máquinas, ni otras cosas que te dejarán el bolsillo tiritando y con el problema activo. Así es, rotundamente.
En las disfunciones eréctiles del tipo pérdida de erección o impotencia, primero hay que descartar un problema fisiológico, disminución del aporte sanguíneo al pene, problema anatómico, que el urólogo diagnosticará mediante pruebas de imagen, análisis de sangre y le pondrá tratamiento farmacológico, y si no lo hay, la razón es un componente psicológico y le enviará al sexólogo.
En algunos casos de peyronie es necesaria una intervención quirúrgica o aprendizaje de nuevas posturas a la hora de tener relaciones.
En cuanto a una intervención psicológica, hay que tener en cuenta la actitud de la pareja (ella) cuando se tiene un “gatillazo”. Comentarios, por ejemplo, despectivos sobre él. Hay que tener en cuenta anteriores experiencias sexuales, cuántas parejas, cómo ha tenido sexo, si ha ido con prostitutas, si es consumidor habitual de porno, si tiene intercambios de parejas, si toma pastillas como antihipertensivos que quizás estén influyendo en su problema de erección.
Estudiamos esas y otras posibles causas y el tratamiento se basa en reestablecer nuevos tipos de relaciones sexuales, hacer ejercicios de masturbación, ejercicios de prolongación o disminución temporal de juegos sexuales. Un arsenal de posibilidades con total eficacia y sin pastillas, cuando no se necesitan. A veces sí las usamos de apoyo, para dar seguridad al principio del tratamiento (efecto casi placebo donde apoyarse). He de decir, que el uso de viagra, cialis o cualquier otro similar, cuando el origen del problema es psicológico (de miedo, exigencias, prácticas erróneas) nunca funcionan. Curioso, ¿no? La cabeza puede con todo tipo de pastillas si la causa está ahí. Bueno, seguiría escribiendo, pero se haría extensísimo. Creo que ha quedado claro.