Un contenedor con 26,3 toneladas de pellets de plástico y otros 5 con neumáticos, papel de film, barras de aluminio y pasta de tomate. Ese es el recuento total que hace la Delegación de Gobierno en Galicia del vertido del buque Toconao sufrido en la costa portuguesa el pasado diciembre y que la última semana empezó a invadir el litoral del norte de la península.
La crisis de los pellets de plástico llega a tal punto en el noroeste español que este martes 9 de enero, primero, Asturias y, luego, Galicia y Cantabria decretaron el nivel 2 de alerta en sus planes territoriales para reclamar el apoyo del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico (Miteco). País Vasco, por su parte, activó su Plan de Emergencia marina e intentará evitar que los pellets lleguen a sus playas recogiéndolos en alta mar.
Pero el viaje de estos pellets de plástico —o lágrimas de sirena, como se les conoce comúnmente— comenzó mucho antes de esta semana, y también algo más lejos de la costa española. En concreto, el 8 de diciembre, el carguero Toconao perdió los 6 contenedores a 80 kilómetros de la costa del municipio portugués de Viana do Castelo.
Los pellets emergen en Galicia
Y fue el 13 de diciembre, pocos días después del vertido, cuando los primeros pellets de tereftalato de polietileno (PET), de menos de 5 milímetros, empezaron a emerger en la costa gallega. Fue la comarca coruñesa de Ribeira la que recibió las primeras oleadas de lágrimas de sirena, esas pequeñas bolitas blanquecinas que han creado toda una crisis medioambiental, además de sacos intactos con pellets en su interior.
En pocos días, el plástico empezó a llegar también a la costa de Lugo. En esas mismas fechas, el Gobierno central recibió las primeras alertas, provenientes de los servicios del 112 gallego y, de manera simultánea, dieron comienzo las labores de vigilancia de la zona afectada por parte de la Demarcación de Costas del Miteco.
Fue el 20 de diciembre cuando los armadores del buque informan por fin de la pérdida de parte de su carga al centro de coordinación de Salvamento Marítimo, según informan desde el Gobierno central. Daba comienzo así una investigación que culminó en 4 de enero, cuando el Toconao aclaró, sin llegar a entrar en detalle, que habrían perdido 1.000 sacos de unos 25 kilos cada uno de pellets de plástico.
En ese momento, España pidió a Portugal más información, puesto que el vertido se produjo en sus aguas. Y comenzó así una investigación más exhaustiva sobre lo sucedido.
Se tiene constancia oficial de que los primeros pellets de plástico llegaron al ayuntamiento de Muros el día 3 de enero. A lo largo del 6 y del 7 de este mismo mes, empezaron a aparecer más al norte y al sur de la localidad coruñesa, en concreto en A Coruña, Oleiros y la ría de Vigo.
La Xunta de Galicia decreta entonces el nivel 1 de alerta tras activar su Plan por Contaminación Marina Accidental. Empieza así el rifirrafe entre administraciones: el Miteco insta al Ejecutivo de Alfonso Rueda a elevar la emergencia al nivel 2 para poder, dicen, brindarle “apoyo efectivo”.
Esto, en cambio, no sucede hasta el martes 9 de enero, después de que el Principado de Asturias decidiese saltarse el nivel 1 de alerta y entrar directamente en el 2, para solicitar ayuda al Gobierno central en las labores de limpieza de los pellets que no dejan de llegar a sus costas.
“Presencia generalizada” en Asturias
Y es que Asturias lleva viendo como los pellets empezaban a llegar, primero tímidamente, a su costa más occidental desde el 5 de enero. Pero no fue hasta el lunes 8 de enero cuando el Gobierno del Principado activaba su Plan Territorial de Contingencia por Contaminación Marina Accidental (Placampa) ante la llegada masiva de pellets a sus costas. En menos de 24 horas, el nivel de emergencia se elevó al 2 debido, informan desde la RTPA, a “la presencia generalizada en arenales de toda la costa” de los microplásticos.
El consejero de Fomento, Cooperación Local y Prevención de Incendios, Alejandro Calvo, explicó a la radiotelevisión autonómica que, por el momento, "la afección es pequeña en cuanto a la parte visual", aunque preocupa la extensión de los residuos, con "varias decenas de focos" registrados en una zona de costa de alto valor ambiental.
“Unos pocos” pellets en Cantabria
La situación de Cantabria es ligeramente diferente a la asturiana o gallega. No ha sido hasta el mediodía del 9 de enero cuando los pellets de plástico han empezado a salpicar su costa. Según Roberto Media, consejero de Medio Ambiente de la comunidad autónoma, en declaraciones a EFE, han llegado “unos pocos” a las playas de Portio (Piélagos) y Prellezo (Val de San Vicente).
Además, ha habido avisos de presencia de estos microplásticos en los arenales de Liendo, Sonabia (Castro Urdiales), Canallave y Valdearenas (Piélagos), y San Vicente de la Barquera. Ante la situación actual, el consejero cántabro asegura que "los técnicos dicen que esto no es el Prestige ni muchísimo menos, pero, lógicamente, son unos elementos que están llegando a nuestras playas, que habrá que retirar de forma inmediata en cuanto se vayan produciendo y se vayan detectando".
Con todo, a última hora del martes 9 de enero el Ejecutivo cántabro decidió unirse a sus homólogos gallegos y asturianos y activar el nivel 2 de alerta: ahora las tres comunidades autónomas esperan la ayuda del Estado para recoger los microplásticos.
País Vasco, en alerta
Por su parte, el Gobierno vasco centrará sus esfuerzos, tal y como informa EFE, en retirar el máximo de pellets posible de alta mar, como ya lo hiciera en su momento con el vertido del Prestige. Así, Euskadi busca frenar el impacto medioambiental en sus playas de lo ocurrido en Galicia.
El Ejecutivo vasco, aseguró en la mañana del 9 de enero, no espera que esta semana se avisten pellets en sus costas. De ahí, precisamente, que su plan sea minimizar el alcance del vertido que llegue a tierra.
Porque, como reconoció Arantxa tapia, la consejera de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente vasca, hay tecnología para ello. Aunque, admitió, se trata de "una tarea difícil", puesto que los pellets de plástico son "semitransparentes" y no dejan de tener poca densidad y mucha capacidad de movimiento a causa de las mareas y el viento.