Los Reyes Magos cubrieron este año la costa gallega de blanco. Con ciertas reminiscencias al vertido del Prestige en 2002, un manto del color de la nieve ha ido apareciendo en las playas de la ría de Muros y Noia, con cuenta gotas, desde el pasado diciembre. Pero ha sido el 4 de enero cuando la situación se ha hecho insostenible (e ineludible): el litoral, tal y como denuncia la Asociación Noia Limpia en sus redes sociales, está siendo invadido por toneladas de pellets de plástico.
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El vertido, que tuvo lugar a principios de diciembre, tiene su origen en un buque que navegaba por la costa de Portugal. La Xunta de Galicia asegura que, hace exactamente un mes cuando se escriben estas líneas, el 8 de diciembre, el navío Tocano perdió varios contenedores. Parte de su carga consistía en bolsas de 25 kilos de pellets de plástico que pertenecían a la empresa polaca Bedeko Europe.
Este fin de semana, el de Reyes, mientras la Xunta y el Gobierno central se lanzaban reproches sobre quién tiene o no competencia para actuar ante esta catástrofe medioambiental, decenas de voluntarios se lanzaron, colador en mano, a la captura del microplástico en las playas gallegas.
Ante esta situación, informa EFE, la asociación ecologista Arco Iris pide poner fin “a la clamorosa desidia que en este grave asunto han mostrado tanto la Xunta de Galicia como el Gobierno español” que “ha puesto en evidencia que seguimos sin tener un mecanismo eficaz para la detección temprana de estas amenazas”.
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Por su parte, la Asociación Española de Titulados Náutico Pesqueros (Aetinape) asegura en un comunicado que "la marea plástica que está llenando las playas de Galicia de pellets de plástico es una demostración más de la escasa operatividad del sistema de vigilancia costera del Estado". Y también pone la lupa sobre la labor de "observación medioambiental de la costa y aguas interiores que desde tierra y mar debería ejercer la Xunta de Galicia".
Precisamente por ello, Aetinape pide una revisión de los "protocolos ambientales" para proteger la costa de futuros vertidos similares. Para el actual, desde Arco Iris se reclama "la inmediata movilización de la Unidad Militar de Emergencias (UME)" para retirar estos pellets de plástico conocidos comúnmente como lágrimas de sirena y que suponen un "desastre ambiental sin precedentes.
Además, los ecologistas recriminan “el silencio sepulcral de las administraciones” y recuerdan que la “invasión de los pellets es de una gravedad tal que sus efectos pueden hacerse notar a medio y largo plazo". Y es que este vertido podría poner en jaque la trazabilidad de la pesca y la acuicultura gallegas.
¿Qué son las lágrimas de sirena?
Los pellets que inundan ahora la costa gallega no son un problema baladí. Estos microplásticos blanquecinos, también llamados lágrimas de sirena, son ya viejos conocidos de las playas de todo el planeta. Se tratan de perlas o gránulos de plástico del tamaño de una lenteja (entre 2 y 3 mm) y es en su diminuto tamaño donde reside su mayor peligro: no solo llegan a las costas, sino que los peces los ingieren y, a través de la cadena trófica, acaban en nuestras mesas.
Como ya se explicó en ENCLAVE ODS | EL ESPAÑOL, las lágrimas de sirena se emplean en las industrias plásticas y se funden para fabricar muchos de los plásticos que utilizamos a diario, desde botellas hasta componentes de automóviles. El mayor problema de estos pellets de plástico es que actúan como esponjas y absorben, al verterse, diversos contaminantes.
Numerosos estudios aseguran que microplásticos concentran varios Contaminantes Orgánicos Persistentes (COP). Es decir, sustancias químicas tóxicas tanto para las personas como para el medio ambiente, bioacumulables, resistentes a la degradación y susceptibles de transportarse a largas distancias.
Los peligros de los pellets vertidos
Tal y como explicaba Carlos Arribas, responsable de residuos de Ecologistas en Acción, a este vertical, las lágrimas de sirena son polímeros que, si permanecen enterrados, actúan casi como objetos inertes, y no suponen un peligro grave. Sin embargo, su exposición a agentes externos, como la radiación ultravioleta o el ozono, hace que “las cadenas de estos polímeros se fragmenten y se produzcan los microplásticos o nanoplásticos”.
Estas sustancias, aseguraba el experto, “son plásticos de muy pequeño tamaño que son ingeridos por la fauna y también por nosotros y aparecen en nuestro estómago, en nuestra corriente sanguínea”.
Galicia, en nivel 1 de emergencia
Por el momento, Galicia sigue en nivel 1 de alerta y descarta elevar al nivel 2 la fase de emergencia por contaminación marina por el vertido de pellets actual. Tal y como indica EFE, la vicepresidenta segunda de la Xunta y conselleira de Medio Ambiente, Ángeles Vázquez, ha asegurado que las lágrimas de sirena que están llegando a la costa "no son tóxicas ni peligrosas". Sin embargo, alerta, "es plástico y hay que quitarlo de los arenales", por lo que pide que las recogidas se hagan "de manera ordenada".
Según un comunicado de Europa Press, el Gobierno central habría asegurado que sin ese nivel 2 de emergencia, "competencia de la Xunta", no se podría brindar el apoyo necesario en la recogida y limpieza de los pellets. Por su parte, Vázquez ha pedido al Gobierno de España que "colabore" porque es suya la "responsabilidad del transporte en el mar" y porque "hay que actuar" dado que "no fueron capaces de sacar los sacos del mar y están llegando a tierra, en unos casos sacos completamente llenos y en otros miles de bolas porque los sacos se abren".
La vicepresidenta gallega asegura que están "a la espera de que nos concreten los servicios que [desde el Gobierno central] se van a poner en marcha". También ha desvelado que "la ministra de Transición Ecológica se puso ayer en contacto con el presidente de la Xunta" para "ofrecerle los servicios necesarios" para controlar la situación de los pellets.
El Gobierno autonómico, en palabras de la conselleira, ha puesto en marcha un dispositivo de unas 200 personas, entre "personal propio, guardacostas, agentes medioambientales" y también a través de "la empresa pública Tragsa" para "trabajar y controlar" la recogida de los pellets que, ha avisado, "es muy complicada".