La elefanta Mali, el único paquidermo que quedaba en Filipinas, ha muerto este miércoles, según ha confirmado el zoológico de la capital del país, Manila, donde ha residido la mayor parte de su vida. Durante mucho tiempo, los activistas catalogaron a esta elefanta como una de las ‘más tristes’ del mundo, ya que vivió durante casi toda su vida en completa soledad.
La propia alcaldesa de Manila, Honey Lacuna, fue la encargada de anunciar la muerte de Mali en una rueda de prensa. "Mali era nuestra posesión más preciada y la atracción estrella aquí en el Zoológico de Manila", dijo la regidora, recordando que sus padres la habían llevado al zoológico para ver al elefante. "Me entristece porque ella era parte de nuestras vidas".
En una comparecencia conjunta con el veterinario jefe del zoológico de Manila, Heinrich Patrick Peña-Domingo, explicó que la elefanta tenía cáncer de páncreas, así como diversos problemas en el hígado y los riñones, y se cree que murió de un paro cardíaco, según ha recogido Efe. En todo caso, el veterinario rechazó las acusaciones de que habían descuidado al animal. “Éramos su familia”, indicó.
Desde hace varios años, los activistas de Personas por el Trato Ético de los Animales (PETA) han condenado a las autoridades filipinas por mantener a Mali durante tanto tiempo sola, ya que los elefantes son criaturas sociales que viven en manadas en la naturaleza.
Hace más de una década, la organización inició una campaña para que la elefanta fuera trasladada a una reserva de Tailandia, petición a la que se unieron personalidades como Paul McCartney, Pamela Anderson, Morrisey, J.M. Coetzee o la doctora Jane Goodall, según ha recogido Efe.
La elefanta solitaria
Mali, cuyo nombre completo es Vishwa Ma'ali, llegó a Filipinas en 1981 cuando tenía 11 meses como un regalo del gobierno de Sri Lanka a la ex primera dama filipina Imelda Marcos. El zoológico de la capital contaba por aquel entonces con otro paquidermo, Shiva, que había llegado unos años antes, en 1977. Sin embargo, tras la muerte de Shiva en 1990, se mantuvo desde entonces en completa soledad.
"El Zoológico de Manila y la ciudad de Manila sentenciaron a Mali a décadas de confinamiento solitario, lo cual es una tortura para las elefantas, quienes naturalmente pasarían sus vidas entre sus madres y hermanas, protegiéndose unas a otras y criando a sus crías", indicó PETA en su comunicado.
Por ello, la organización animalista ha pedido a Sri Lanka que no envíe a otro elefante a Manila en el caso de que las autoridades filipinas lo soliciten. Según PETA, Mali vivía en un pequeño espacio de hormigón, cuando los elefantes están acostumbrados a vivir en áreas de entre 25.000 y 60.000 hectáreas.
Las autoridades filipinas, por su parte, defienden que la elefanta estaba cuidadosamente cuidada y con mucho cariño, y que no podría adaptarse a vivir con otros paquidermos.