Regenerar músculos o huesos en cuestión de meses. Suena a ciencia ficción, pero es algo que la ciencia ya se ha puesto a indagar basándose en las asombrosas capacidades de los axolotes (Ambystoma mexicanum), unas pequeñas salamandras que pueblan las aguas de los lagos de Xochimilco en la cuenca del valle de México y que han inspirado algunas criaturas de Pokémon y Minecraft.
El potencial regenerativo de los axolotes, iconos de la cultura mexicana y de internet, es un enigma sobre el que la ciencia ha querido arrojar algo de luz desde hace décadas. La primera vez que se estudió esta asombrosa capacidad fue en 1964: los investigadores observaron que los axolotes adultos podían regenerar partes de su cerebro. Sin embargo, no se aventuraron a explorar los límites de dicha habilidad.
Por eso, la investigadora Ashley Maynard, que estudia la regeneración a nivel celular y sus coetáneos del Laboratorio Treutlein de la ETH de Zúrich y del Laboratorio Tanaka del Instituto de Patología Molecular de Viena, realizó una investigación, publicada en la prestigiosa revista Science en septiembre de 2022, para tratar de llenar ese vacío de conocimiento.
Y descubrieron que, a nivel celular, la regeneración cerebral es trifásica. En la primera fase, se da un rápido aumento del número de células progenitoras —las que tienen la capacidad de reproducirse a sí mismas y dar origen a los diferentes tipos hematopoyéticos— y una pequeña parte de ellas inicia un proceso de cicatrización de heridas. En la segunda, muchas progenitoras se convierten en neuroblastos. Y, por último, los neuroblastos se convierten en los tipos de neuronas que se perdieron.
Tal como son capaces de regenerar su cerebro, también pueden hacer lo mismo con sus extremidades. Las estrellas de mar, los lagartos y las salamandras -grupo en el cual se incluyen los axolotes- han demostrado que pueden regenerar miembros enteros. Y otros animales, como algunos gusanos y esponjas, pueden desarrollar un cuerpo totalmente nuevo a partir de un trozo.
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En un estudio reciente de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL) y la Universidad Técnica de Dresde (TUD) han desentrañado por fin el mecanismo de regeneración de las extremidades del ajolote, lo que ofrece nuevas perspectivas con enormes implicaciones para la medicina regenerativa en humanos.
El santo grial de la medicina regenerativa
Encontrar la forma de liberar la capacidad de regenerar miembros y órganos sería el santo grial de la medicina regenerativa. Los investigadores de la EPFL y la TUD trazaron un atlas genético donde incluían la información del transcriptoma de células individuales de múltiples especies, entre las que se incluyen los seres humanos, los axolotes, los ratones, los pollos o las ranas y los compararon.
"Aprovechando un atlas sin precedentes y comparando miles de células individuales de cinco especies, incluidos los humanos y los axolotes, nuestra estrategia nos dio una oportunidad única de determinar el paisaje celular único del axolote durante el recrecimiento de las extremidades, así como la similitud de estos animales con los humanos de una manera imparcial", explicó Can Aztekin, investigador de la EPFL y uno de los autores principales del estudio.
Los investigadores disiparon dudas sobre la existencia de células similares a las crestas ectodérmicas apicales (CEA) —la estructura que se encarga de que las células que se pierden crezcan— en los axolotes, una cuestión a la cual la ciencia todavía no había dado una respuesta concluyente. "Los axolotes tienen células con características muy similares a las células de las CEA", señaló Jixing Zhong, primera autora del artículo y estudiante de doctorado en el laboratorio Aztekin.
"A pesar de anteriores informes contradictorios, nuestro trabajo demuestra que estas criaturas contienen células con características similares a las esenciales en el desarrollo de brazos o piernas en otras especies, incluidos los humanos", añadió Zhong. Este descubrimiento permite ampliar la investigación de otras técnicas de regeneración de extremidades en los mamíferos.
Una especie castigada
Los ajolotes son una especie muy castigada. Y todo a pesar de que en las últimas décadas la literatura y la cultura pop se hayan adueñado de ellos con cuentos cortos de título homónimo como el Julio Cortázar u homenajes en forma de personajes -Wooper y Mudkip- de franquicias como Pokémon.
"Hay un peligro muy fuerte de extinción del ajolote, lo vemos ahora en billetes de 50 pesos, en los juegos de Minecraft y en muchas peceras a nivel mundial, pero en realidad debería de estar aquí, en los canales de Xochimilco, que es su hábitat”, explicó Luis Zambrano González, investigador del Instituto de Biología (IB) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en declaraciones recogidas por el servicio de divulgación de la universidad.
En México, los ajolotes guardan un significado cultural para las civilizaciones que beben de la mitología azteca. Este pequeño anfibio, que puede llegar a alcanzar los 30 cm de altura, es nombrado en la Leyenda del Sol y la Luna y caracterizado en la figura de Xólotl, gemelo de Quetzalcóatl. A diferencia de los dioses que se sacrificaron en la hoguera para dar origen al Sol y a la Luna, Xólotl decidió huir hasta terminar convertido en axolote. Su espíritu es tratado como un ser que desafía a la muerte.
El misticismo que ha rodeado al ajolote le ha servido para ganarse la admiración de los pueblos de tradición azteca, para bien, y también para mal. Desde tiempos ancestrales el ajolote fue utilizado en la preparación de tamales, sopas y guisos; y en la medicina tradicional se utilizaba en jarabes, pomadas o infusiones contra problemas respiratorios.
Durante la época del imperio azteca, solo los emperadores podían sustentarse de alimentos a partir del axolote, "pero a cuando vino la conquista y comenzó el crecimiento urbano, la gente se empieza a quedar sin comida en el centro de México, de la zona de Xochimilco, y entonces el axolote se vuelve alimento y fuente de proteína para su gente", señala Horacio Mena, coordinador de la colonia de axolotes del Laboratorio de Restauración Ecológica del Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) se estima que la población de axolotes ha disminuido en un 80% o más en las últimas tres generaciones, empujándola a la categoría de especie en peligro crítico de extinción. Mena apunta que si en el primer censo, realizado en 1998, "se arrojaba un dato de 6.000 axolotes por km², en el de 2014 solo se encontraron 37 ejemplares por km²".
Según el científico, que lleva desde 2012 encargándose de la colonia de axolotes de Xochimilco, esta situación sobrevenida se debe a la confluencia de varios factores: la introducción de especies —como la carpa y la tilapia, que depredan al anfibio—, el uso de abonos agroquímicos, la mala calidad de agua —debido a descargas de aguas negras— y el crecimiento urbano.
"A todos nos caen bien los ajolotes"
"El axolote es una especie sumamente delicada, es un sensor ambiental, lo que significa que sus parámetros de calidad de agua y ambientales para que esté sano son muy estrechos", explica Mena. Y, añade: "Esto provocó que los sitios donde originalmente estaba el axolote han ido desapareciendo". Los investigadores del Laboratorio de Restauración Ecológica están volcando sus esfuerzos en propiciar un hábitat idóneo para la supervivencia y desarrollo de esta especie.
"Como laboratorio de restauración ecológica hacemos un parteaguas", aclara Mena. El científico reconoce que desde que se trasladaron los primeros ejemplares a Europa, de la mano de Alexander von Humboldt a finales del siglo XIX, "ha sido asociado a peceras, convirtiéndose en un mero animal de exhibición". Pero, critica, "es todo lo contrario".
Al axolote "le sacamos de la naturaleza en beneficio del ser humano". Eso, según Mena es uno de los grandes fallos que se han cometido con respecto al tratamiento de este animal, porque "una especie, sea cual sea, no es importante sin su ecosistema".
Su iniciativa insignia es el proyecto Chinampa-Refugio, que pretende que las chinampas —cultivos de cercas de cañas— se conviertan en hogares de los ajolotes. Para financiar el proyecto, se puso en marcha la campaña Adopta un ajolote, con la cual quienquiera, por una pequeña cantidad monetaria, puede elegir su sexo y hasta ponerle nombre. Además, puedes colaborar invitándole a cenar o tuneando su casa.
El axolote "tiene características que lo hacen atractivo para el ser humano: su pasividad, su ritmo, sus movimientos, o cosas tan vistosas como su sonrisa constante", explica Mena. Esto es algo que suscribió su compañero Zambrano durante una entrevista reciente para el medio de la UNAM: "a todos nos gustan los ajolotes, nos caen bien, los hemos revalorizado muy bien, lo que nos ha costado trabajo es revalorizar su casa y ésta es Xochimilco”.