Una carrera gestionada por alumnos de un instituto: "Se reunieron con la policía y los patrocinadores"
El domingo se celebró la IV Carrera Solidaria del colegio Lagomar y los vecinos de Valdemoro corrieron para dar un empujón a la labor de ValdeTEA.
18 abril, 2023 01:40Zapatillas atadas, preparados, listos y, ¡a correr! El pasado domingo 16 de abril decenas de personas del municipio de Valdemoro (Madrid) participaron en la IV Carrera Solidaria del Colegio Lagomar, una actividad que busca recaudar fondos para fines sin ánimo de lucro. Este año el monto se transferirá a la Asociación ValdeTEA, dedicada a atender a personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA) y sus familiares.
Pero no se trata solo de poner un granito de arena a la labor que realizan desde las asociaciones locales, la actividad va más allá. Es una actividad que busca aunar “a los alumnos y la comunidad educativa en el apoyo a las personas menos favorecidas de nuestro municipio”, aseguran desde la dirección.
Por eso han puesto en el centro a los estudiantes en todo momento. Desde la organización del evento, que ha descansado sobre los hombros de los alumnos de 4º de la ESO y 1º de Bachillerato, hasta el propio desarrollo de la carrera.
Vestidos de naranja y con dorsal en el pecho, 1047 runners han recorrido las calles de la localidad madrileña. Dos han sido los circuitos de la carrera. Uno de 2 km de marcha, accesible para todas las familias. Y otro de 6,5 km para los más exigentes. Los que se hicieron con el oro fueron Sara Bohega (infantil femenino), Rodrigo García Más (infantil masculino), Alejandro García Más (adulto masculino) y María Cañas (adulto femenino).
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Pensando en aquellos que no pueden participar en la carrera, el colegio Lagomar puso en marcha un dorsal cero. Así, todos los que quisieron pudieron colaborar en la causa solidaria.
Los estudiantes son protagonistas
La carrera es un proyecto anual desarrollado por el colegio donde los verdaderos protagonistas son los alumnos. "Los profesores y organizadores han querido hacer partícipes a los estudiantes de nuestro programa de aprendizaje-servicio", señalan desde la dirección. Y esta implicación se ha producido desde el primer momento, en la I Carrera Solidaria organizada en 2018.
"Desde la asignatura de educación física propusimos a los alumnos crear, voluntariamente, un evento deportivo y se apuntaron", explican desde la dirección del Colegio Lagomar. De esta manera, los alumnos pueden poner en práctica sus conocimientos de la asignatura de educación física, organizando un evento deportivo, con toda la labor que ello conlleva.
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Desde la dirección del Colegio Lagomar, explican que "combinando los contenidos curriculares con los servicios a la comunidad en un solo proyecto, nuestros alumnos/as se acercan a la realidad social más inmediata y aprenden a trabajar en necesidades reales de su entorno con el fin de mejorarla".
"Los alumnos de Bachillerato se encargaron de la elección y contacto con la entidad social beneficiaria y del propio desarrollo de la carrera", cuenta Alberto Sánchez, profesor de educación física y coordinador de las tareas. "También se reunieron con empresas para encontrar patrocinadores y con la jefatura de policía para discutir los aspectos técnicos de la carrera", añade.
Además, todos los alumnos del colegio se beneficiaron de esta iniciativa, ya sea participando en los tres vídeos de promoción del evento o amenizando la jornada con actividades complementarias, como el divertido pintacaras, la clase de zumba o el taller de medallas. "Lo que buscamos es que los alumnos sean los protagonistas", añade.
'Un empujón'
"La carrera nos ha dado un empujón para poder empezar a desarrollar actividades", explica Elena Ferrer, presidenta de ValdeTEA. La organización tiene una historia muy breve, cuenta Ferrer. Se constituyó justo cuando empezó la pandemia, en 2020, y actualmente funciona como una plataforma de apoyo a las personas con autismo y discapacidad intelectual y sus familias.
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"Lo que hacemos es apoyar a las familias. Estamos todos en un grupo de WhatsApp y nos aconsejamos sobre terapias, becas, subvenciones y ayudas". Sin embargo, las capacidades de la asociación se han visto limitadas por la compleja situación del confinamiento y la pandemia. Por esto, señala Ferrer, quieren dar un paso más.
"Con el dinero recaudado nos gustaría alquilar un local para llevar a cabo talleres", aclara la directora. Pero la realidad es algo más complicada. No podrían mantenerlo abierto por mucho tiempo. Por eso, hacen un llamamiento al ayuntamiento o a alguna empresa de la localidad para ceder, si es posible, un espacio para las personas con autismo.
Ahora, señala, la asociación atiende a unos 70 socios-usuarios de todas las edades: desde los 70 años hasta los dos años. "Queremos empezar a organizar actividades para la socialización y terapias con perros", añade Ferrer. "Por eso pedimos colaboración", subraya.