“No más bla, bla, bla, no más explotación de la naturaleza, las personas y el planeta”, clamaba hace un año la activista sueca Greta Thunberg mientras se celebraba en Glasgow (Reino Unido) la 26.ª Conferencia de las partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26). “Dentro de la COP hay políticos y personas en el poder que fingen tomarse nuestro futuro en serio”, añadía.
Este año, la joven de 19 años ha vuelto a criticar duramente la cita mundial de Naciones Unidas. Ha asegurado que tampoco acudirá a la cumbre que comienza el próximo 6 de noviembre en la ciudad de Sharm el-Sheikh, en Egipto. Para la activista, esta cita se ha convertido en todo un foro para que empresas y gobiernos hagan greenwashing, que viene a ser un lavado de imagen para ocultar las malas prácticas en lo referido al medioambiente.
En un acto celebrado recientemente en el Southbank de Londres, Thunberg aclaró que su negativa a asistir encerraba varias razones, pero entre ellas estaba también la poca representación que tiene la sociedad civil en las reuniones de esta cumbre.
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Durante el evento, volvió a repetir que “las COP’s se utilizan principalmente como una oportunidad para que los líderes y las personas en el poder llamen la atención, utilizando diferentes tipos de greenwashing” y señaló que “no están destinadas realmente a cambiar todo el sistema”.
"Las cumbres pudieron tener sentido hace veinte o treinta años. Pero lo cierto es que han fallado a la humanidad a la hora de propiciar grandes cambios y los avances han sido muy lentos", reiteró la joven.
Estos comentarios van en la línea de lo que la activista ya criticaba el año pasado cuando la ciudad británica acogía la que era la cumbre más importante en torno al cambio climático. “Las personas en el poder no necesitan conferencias, tratados o acuerdos para comenzar a tomar medidas climáticas reales. Pueden empezar hoy”, escribía Thunberg hace un año en su cuenta de Twitter.
Este año, sin embargo, guarda otra importante razón para no asistir a la cumbre celebrada en la ciudad egipcia. La activista por el clima criticó también que la Organización de Naciones Unidas decidiera celebrar la conferencia en un país que “viola muchos derechos humanos básicos”.
Thunberg se sumó hace una semana a una petición que firmaron unas 1.500 organizaciones ambientales y de derechos humanos para pedir a las autoridades egipcias la liberación de hasta 60.000 presos políticos. Además, participó en una protesta en Londres, frente a la Oficina de Relaciones Exteriores, Commonwealth y Desarrollo del Reino Unido, mientras sostenía una pancarta que rezaba: “Free Alaa before #COP27”.
Lo hizo en solidaridad con Alaa Abd El-Fattah, un activista por los derechos humanos (con nacionalidad británica y egipcia) que lleva más de 200 días en huelga de hambre por las terribles condiciones a las que se enfrenta en una cárcel de Egipto. Su hermana escribía en Facebook hace unos días: “Si no hay una intervención urgente, Alaa morirá antes de que termine la #Cop27. Estas son las medidas de un hombre que ha alcanzado su límite tras casi nueve años de encarcelamiento arbitrario”.
No obstante, durante la promoción de su nuevo libro The Climate Book (El Libro del Clima), la activista sueca no perdió la oportunidad para reclamar acciones urgentes en la lucha contra el cambio climático. Denunció la enorme “crisis de sostenibilidad” que se está gestando por “una crisis de información que no llega”.
“La crisis climática es una cuenta atrás que se está aproximando rápidamente a su fin”, aseguraba Thunberg. Además, recordaba que “no es la historia que queríamos, pero todavía tenemos la posibilidad de evitar las peores consecuencias, de esquivar el desastre climático y de crear un futuro para todos”.
“Hay gente que está pasando a la acción alrededor del mundo. Por ejemplo, activistas, científicos, grupos indígenas y aquellos en primera línea que están alzando sus voces. Pero necesitamos ser más”, pedía la joven sueca, porque confía en que si la presión es mayor, será entonces cuando llegará el cambio que necesitamos.
En cuanto a las acciones que ha llevado a cabo la organización Just Stop Oil en las que arrojaba comida a obras de arte, Thunberg comentó que “la gente está tratando de encontrar nuevos métodos porque nos damos cuenta de que lo que hemos estado haciendo hasta ahora no ha funcionado. Es razonable esperar este tipo de acciones diferentes".
Lo que está claro es que la crisis climática pasa por un momento de urgencia. La Cumbre del Clima que acogerá Egipto hasta el 18 de noviembre tendrá un papel clave para posicionar el cambio climático en el centro de la acción y discutir de una manera real qué senda seguir para evitar los peores efectos del calentamiento global sobre nuestras vidas y el planeta.