El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, no podría haber sido más crudo: "La humanidad se enfrenta a una tormenta perfecta de crisis que está agrandando la desigualdad entre el norte y el sur global".
En una conversación en exclusiva con el diario británico The Guardian, durante la Cumbre de los Océanos celebrada la pasada semana en Lisboa (Portugal), el alto mandatario advirtió que "esta brecha no es sólo moralmente inaceptable", también es "peligrosa, pues amenaza la paz y la seguridad en un mundo ya de por sí conflictivo".
Según afirma el periódico británico, Guterres se mostró extremadamente preocupado por la triple crisis –alimentaria, financiera y energética– que ha desencadenado en todo el mundo la invasión rusa de Ucrania. Y es que, como se llevan advirtiendo varios meses, aquellos países que ya estaban sufriendo escasez son, una vez más, los más vulnerables a la inflación, a la falta de suministros o a la hecatombe económica.
Los que ya estaban sufriendo los efectos de la pandemia de la covid-19 y del cambio climático son, explicó el secretario general de la ONU, los que se encuentran en una situación de mayor vulnerabilidad ahora. Esto, aseguró, está haciendo retroceder los esfuerzos de décadas para que el norte y el sur global convergiesen y cooperasen para construir sociedades más sostenibles.
La mayor preocupación del portugués en estos momentos es, según The Guardian, "la creciente brecha entre los ricos y los pobres". Porque, reprochó, "las desigualdades siguen aumentando dentro de los países, pero ahora más que nunca están creciendo, de manera moralmente inaceptable, entre el norte y el sur". Algo que, advirtió, no hace más que "crear división". Y esto, sin duda, es un "peligro para la paz y la seguridad" global.
La "tormenta perfecta" ucraniana
Guterres se mostró contundente y afirmó que "estamos viviendo en una tormenta perfecta". E hizo hincapié en el dramático incremento de las desigualdades en el mundo que están provocando las crisis actuales. Algo nunca visto que está dirigiéndonos a un "deterioro severo de las condiciones de vida de las poblaciones más vulnerables".
"Hemos vuelto a un punto de divergencia", reafirmó el secretario general de ONU. Y explicó al diario británico que el mundo está cada vez más dividido, y corremos el riesgo de que la brecha llegue a un punto de no retorno.
La guerra en Ucrania, como vienen advirtiendo desde el Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas (WFP), pone en riesgo de disturbios y violencia política a todos aquellos países altamente dependientes del trigo procedente del país europeo y de Rusia. Y la subida de precios que estamos viviendo no hace más que acrecentar estos riesgos. Sin embargo, para Guterres, de todas las crisis, la más crucial es la ecológica.
Por eso, aseguró en el diario británico, "es sumamente preocupante que la situación en Ucrania esté desviando la atención de la acción climática". E insistió en que "debemos hacer todo lo que podamos para que la emergencia climática sea la más importante de nuestra agenda colectiva". Porque, recordó, no se trata sólo del planeta: "La especie humana está en peligro".
"Un poco tarde"
Guterres no perdió la ocasión para recordar los compromisos adquiridos por los países durante la última cumbre del clima de Glasgow, la COP26. "Inmediatamente después del encuentro, las emisiones aumentaron un 14%", aseguró. Y puso énfasis, según The Guardian, en que "corremos el riesgo de caminar sin rumbo hasta dejar bien atrás el objetivo de los 1,5 °C".
Con esto, el secretario general de la ONU hizo referencia al límite de calentamiento global, teniendo en cuenta las temperaturas preindustriales, que se fijaron en la cumbre de París en 2015. Pero el termómetro, según los expertos, sobrepasará esa cifra. "Necesitamos cambios masivos" si queremos que ese objetivo "siga vivo", sentenció.
Para el portugués, se está haciendo "demasiado poco" y todo llega "un poco tarde". Pues la ciencia ya ha alertado de que se están rebasando todos los límites planetarios antes de lo que las predicciones habían marcado. Y recordó a los países europeos que coquetean con la idea de reabrir sus centrales térmicas que "el carbón es el principal enemigo de la lucha climática".