Hace ahora 50 años se celebraba en Estocolmo (Suecia) la primera Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano. Se iniciaba así un camino sin retorno para la lucha climática: la naturaleza empezó, en la capital sueca, a tener entidad propia, a ser entendida como una parte esencial de nuestra vida.
Ahora, medio siglo después, representantes de varias decenas de países y organizaciones internacionales han vuelto a reunirse en la cumbre Estocolmo +50, bajo el paraguas de la ONU. Pero no lo han hecho sólo para conmemorar aquel junio de 1972, sino para reivindicar acciones concretas y un cambio en la estrategia para afrontar las amenazas a las que se enfrenta nuestra civilización.
Y es que vivimos un momento clave de la historia del ser humano. Nuestras acciones de hoy, marcarán el mañana de la vida —incluida la nuestra— en la Tierra. Algo que, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, quiso remarcar durante la inauguración de Estocolmo+50.
Por eso, no le tembló la voz al reconocer que "necesitamos cambiar el rumbo ahora y acabar con esta guerra suicida y sin sentido contra la naturaleza”. Durante los dos días de conferencia medioambiental, celebrada el pasado jueves 2 y viernes 3 de junio, Guterres instó a los líderes mundiales a negociar medidas para preservar el planeta ante “una triple amenaza”: climática, de contaminación y pérdida de biodiversidad.
Porque, dijo, la emergencia climática "está matando y desplazando a más personas cada año", la pérdida de biodiversidad amenaza a "más de tres mil millones de personas", y la contaminación y los residuos "se están cobrando unos nueve millones de vidas al año".
“Tenemos las herramientas”
Bajo el lema 'Estocolmo+50: un planeta sano para la prosperidad de todos, nuestra responsabilidad, nuestra oportunidad’, la conferencia sueca puso de relieve los logros y todos los avances conseguidos desde 1972. Como, según indican desde el canal de noticias de la ONU, por ejemplo, “el rescate de la capa de ozono”.
Sin embargo, eso no impidió que Guterres dejase claro que el rumbo de los gobiernos y empresas debe cambiar. "Los sistemas naturales de la Tierra no pueden seguir el ritmo de lo que le estamos pidiendo", advirtió.
La sociedad, resaltó el alto mandatario portugués, sabe qué hay que hacer para frenar la destrucción de biodiversidad y mitigar y adaptarse al cambio climático. Pero no sólo eso: también dispone de las herramientas necesarias para modificar el rumbo de la historia. Eso sí, Guterres no perdió la oportunidad para echar un pequeño rapapolvo a los líderes mundiales: falta liderazgo, cooperación y compromiso. Y les instó: “Salvadnos de este caos medioambiental”.
El secretario general de Naciones Unidas no perdió la oportunidad de recordar a los delegados presentes que todas las naciones deben hacer más para “proteger el derecho humano básico a un medio ambiente limpio y saludable para todos”. Y remarcó que "las comunidades pobres, las mujeres y las niñas, los pueblos indígenas y las generaciones venideras" no pueden quedarse fuera de los planes de adaptación y mitigación.
Sin tiempo
"Hay un 50 % de posibilidades de poder incumplir temporalmente el límite de 1,5 grados de los Acuerdos de París los próximos cinco años”, recordó. Y afirmó: “No podemos dejar que eso ocurra”.
Como insistió el alto mandatario portugués, las emisiones de gases invernadero deben recortarse un 45% en 2030 para llegar a cero en 2050. Un objetivo ambicioso que sólo se podrá cumplir si los países ricos doblan su apoyo a las naciones en desarrollo e impulsan medidas de adaptación y mitigación de la crisis climática. Además, Guterres reclamó una mayor inversión en energía renovable para abandonar los combustibles fósiles.
Por su parte, la jefa del Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA), Inger Andersen, recalcó que “sabemos más que nunca sobre las consecuencias de seguir alegremente por el camino del desarrollo basado en grandes emisiones de carbono”. Aunque sostuvo que también sabemos qué hacer: “Impulsemos un cambio de paradigma en beneficio de las futuras generaciones”.
Contra el PIB
Durante estos dos días de debates, el secretario general de Naciones Unidas también hizo un alegato contra el Producto Interior Bruto (PIB) como medidor de la riqueza de los países. Prescindir de este indicador es, para el portugués, parte de la solución para acabar con las desigualdades climáticas –y también sociales–. Pues, aseguró, “es un sistema que favorece y premia la contaminación y la generación de residuos”.
“No olvidemos que cuando destruimos un bosque, creamos PIB. Cuando pescamos por encima de la capacidad de regeneración del mar, creamos PIB”, recordó Guterres. Y reivindicó: “Este ya no es un indicador de riqueza en la situación actual del planeta”.
El activismo toma Estocolmo
Ayer viernes, los movimientos climáticos Extinction Rebellion, Fridays for Future y Rise up Movement salieron a las calles de Suecia para reivindicar un tratado internacional que impida la expansión y prospección de combustibles fósiles. Sólo así, reclamaron, se podrá limitar el calentamiento global y preservar la biodiversidad del planeta.
Como explican desde ONU, la activista keniata Mana Omar lideró las protestas y recordó que en su país, la crisis climática es una realidad ya. “Al sur global nos han abandonado a nuestra suerte a pesar de que todo el continente africano sólo contribuye al 4% del total de emisiones de gases de efecto invernadero”.
“Tenemos las soluciones, vamos a implementarlas. Tenemos el conocimiento, vamos a usarlo. Tenemos la naturaleza, vamos a recuperarla”, remarcó. Y zanjó: “No podemos comer petróleo. No podemos adaptar lo que ya hemos perdido”.
Por su parte, la famosa activista sueca Greta Thunberg participó en las protestas, pero rechazó intervenir durante la cumbre Estocolmo+50. "Les dije que si querían activistas que dieran discursos, deberían ser los más afectados los que hablasen. Cuando me contestaron que no era posible, rechacé participar. Me querían a mí y a otro activista conocido por cuestiones de imagen”, aseguró Thunberg en unas declaraciones que recoge EFE.
La conferencia también ha recibido críticas en Suecia porque no estaba previsto que se consensuasen nuevas medidas o se firmasen acuerdos. El objetivo de Estocolmo+50 ha sido, simplemente, facilitar el diálogo e impulsar los compromisos ya contraídos por los países en otros foros.