Cargos de la Administración pública nacional, regional y local se dieron pusieron el broche final a la segunda y última jornada sobre cultura sostenible celebrada ayer y hoy en el Teatro Real.
Tras reflexión sobre la sostenibilidad en el mundo de la gastronomía, la moda y la arquitectura, el director general de la Fundación Teatro Real, Ignacio García-Belenguer, fue el encargado de moderar la última mesa de debate del día, que contó con la presencia del subsecretario general para la Transición Ecológica, Miguel González Suela; la directora general de Industrias Culturales del Ministerio de Cultura, Adriana Moscoso del Prado; la delegada del Área de Gobierno de Hacienda y Personal del Ayuntamiento de Madrid, Engracia Hidalgo; y el consejero de Economía, Hacienda y Empleo de la Comunidad de Madrid, Javier Fernández-Lasquetty.
Como maestro de ceremonias, García-Belenguer introdujo al público en el debate sobre el papel de las instituciones no culturales en la financiación del sector haciendo referencia a Bill Gates y recordando que "los efectos del cambio climático serán mucho peor que los de la pandemia de la covid-19". Y que, para abordarlos, el ser humano dispone de una hoja de ruta, la que marca la Agenda 2030 de Naciones Unidas y, ahora, también el Pacto Verde Europeo.
Más allá del clima
Porque, como recordó González Suela, "no hay sostenibilidad ambiental si no hay inclusión e igualdad". Y es que cuando se habla de que "el futuro será verde o no será", no sólo se hace referencia a la dimensión ecológica de la sostenibilidad, sino también a la social y económica. Y la cultura, dijo el representante del Miteco, tiene que responder y construir el mañana "integrando la sostenibilidad e incluyendo una planificación verde.
Además, también aseguró que "lo verde ha venido para quedarse no sólo por conciencia, sino porque no habrá ayuda alguna desde Europa si las reformas no cumplen con esa máxima de 'no causar daño alguno a la naturaleza'".
A lo que Moscoso del Prado añadía que "la cultura es un vehículo único para hacer llegar el mensaje y entender en qué contexto vivimos". De ahí la importancia de que, como reivindicó Hidalgo, la financiación llegue a todas las capas del sector cultural y que las Administraciones faciliten "el entendimiento de los requisitos". Porque, remarcó, "tiene que liderar el cambio de modelo hacia uno más sostenible".
Pero "para que haya una atmósfera cultural vibrante hace falta creatividad y talento", aseguró Fernández-Lasquetty. Y no sólo eso, añadió, también es necesario "crecimiento económico y generación de ingresos".
Y precisamente para conseguirlo, recordó Moscoso del Prado, "tenemos que resetear completamente la manera de producir cultura, pero no sólo en cómo se monta un concierto o una ópera, sino también en los relatos". A fin de cuentas, son las artes y sus creadores quienes tienen entre sus manos las herramientas capaces de convertir el respeto a la naturaleza y el resto de seres humanos en la norma, y no en la excepción.
Más barato a largo plazo
Frente las reticencias encontradas hacia la reverdificación de la cultura, González Suela recordó que "tenemos que ser valientes, cambiar el paradigma y romper esquemas mentales". Porque, insistió, "no es más caro lo sostenible; a futuro sale mucho más barato para las empresas y para la ciudadanía".
Y es que la lógica sostenible dice que una inversión –o gasto para algunos– en el ahora se traduce en un ahorro de futuro. Por eso, el subsecretario para la Transición Ecológica recordó que "la mentalidad no puede ser cortoplacista; la sostenibilidad es a medio y largo plazo".
Y advirtió que "no podemos permitir que permee la greeninflacción". Es decir, la creencia errónea de que "lo verde" es más caro y, por tanto, los precios deberían subir.
Hidalgo apoyó su postura: "Lo que se gana a base de sostenibilidad es mucho mayor que lo que cuesta". Por suerte, recordó, "la sociedad poco a poco está siendo consciente de la necesidad de que la sostenibilidad esté en el centro de todo". Y aseguró que desde la Administración "ya se está cambiando" y lo hará mucho más con la llegada de esos fondos de recuperación europeos que fuerzan a que, también, se cambie en la manera en que se contrata desde lo público.
Más comunicación
Eso sí, sigue habiendo una labor pendiente desde la Administración, tanto local, como regional como nacional: ser capaces de comunicar a la ciudadanía la urgencia de cambiar hacia un modelo sostenible y circular, y cómo funcionan las ayudas y subvenciones públicas a las que el sector cultural puede acceder.
Por ejemplo, González Suela insiste en que debe quedar claro que el plan de recuperación del Gobierno "ha sido negociado íntegramente con la Comisión Europea". Y admite: "Tenemos que justificar todo y tenemos una caja muy estructurada y pactada en Europa que es lo que hay que respetar".
Y recordó que "el tema ambiental no es sólo una cuestión de planificación, sino de vigilancia. Y la Comisión ya está vigilando que vayamos cumpliendo: en su primera visita nos hemos encontrado que han venido hombres y mujeres de verde, y no de negro, a ver que sí cumplimos con los criterios de no hacer daño a la naturaleza".
Para Hidalgo, la respuesta puede que esté en "poner los medios para facilitar a las industrias el entender cómo se acceden a las ayudas y como se deberían incluir los parámetros medioambientales". Y concretó: "Las Administraciones tenemos que hacer que a las personas les resulte más fácil entender cómo funcionan los fondos de recuperación".
La Administración, además, según González Suela, tiene que facilitar formación y procurar "no fracasar" debido a la "excesiva burocratización". Para evitarlo, Moscoso del Prado propone "acercar la dinámica de las aceleradoras de empresas al sector de la cultura". Para potenciar, así, "dinámicas más de negocio en el sector".