María Barbena, una joven buceadora, dice que tiene una conexión especial con el mar, que le acerca un poco a su padre, que hace tantos años que no está. Cuando se sumerge en las profundidades, siente que lo de fuera está precisamente fuera, en otra dimensión. En ese momento, solo importa ella y lo que le rodea. Lleva años explorando los fondos marinos, y ha visto como cada vez el paisaje pierde color y vida.
"Hemos llegado a normalizar que no se vea nada cuando buceas", se queja cuando habla con ENCLAVE ODS sobre la serie documental Waves of tomorrow: una ventana al futuro.
Este film, que ha protagonizado junto a dos amigos buceadores, Pol Ramos y Pol Vives, resalta la importancia de la protección de los ecosistemas marinos. Defienden el objetivo europeo de declarar Área Marina Protegida (AMP) el 30% de todos los océanos para 2030, incluido el mar Mediterráneo. Actualmente, solo el 1,27% tiene alguna figura de protección, dentro de los muchos niveles de protección que hay.
El documental, la primera de una serie todavía por publicar, muestra el caso de éxito de las Islas Medas, a menos de un kilómetro de la costa de Girona. Este pequeño grupo de rocas que suman poco más de 200 m² es un edén de especies como el gran mero, de hasta 3 m, los serránidos de colores brillantes o la delicada posidonia. Y esto se ha conseguido por ser una Zona de Especial Protección e Interés del Mediterráneo (ZEPIM).
Qué hay en Medas
"No hay color entre bucear en una zona protegida o no", cuenta Barbena. "Es alucinante cómo a escasos metros de diferencia, una zona no protegida se puede encontrar desierta, mientras que la protegida rebosa vida", afirma.
Y además tiene un efecto colindante en el terreno de alrededor porque las áreas protegidas son solo líneas dibujadas en un mapa. Toda la fauna que crece en estos lugares se mueve a otros. Es lo que Barbena llama 'efecto pulmón' que las especies puedan crecer y desarrollarse en el AMP y luego irse a otros lugares. Es de las pocas zonas de la costa de levante donde se pueden ver grandes carnívoros, como los meros, depredadores que están en el pico de cadena alimentaria, y demuestran la salud de un ecosistema.
Pero Barbena, que es cofundadora de la agencia de expediciones de buceo con fines educativos y turísticos, querría dar un paso más allá. Aboga por poner el foco en los "corredores marinos" para apoyar ese movimiento de las especies. "Está genial proteger zonas fijas. Están demostrados los beneficios en otros ámbitos como la pesca o el turismo, pero, si se analiza desde el punto de vista de conservación, hay que tener en cuenta que los animales se mueven", afirma.
En Odicean acercan el mar a las personas a través del buceo. Algo tan cercano y tan importante se protegería mejor si la gente lo conociera más. Además de las inmersiones, organizan cursos de conservación marina, donde explican los beneficios y el valor de tener ecosistemas submarinos sanos, aunque solo se vean detrás de una escafandra.
Valor científico
La protección de los mares es esencial. Por un lado, esos espacios protegidos sirven de criadero para las especies, pero aun así el afán protector impulsado por los científicos es del 30%. Kike Ballesteros, investigador del CSIC, defiende que el mar es de todos, pero en la sociedad "cedemos gratuitamente" la explotación del recurso.
Sin embargo, el científico cree que los pescadores tienen asumido que el mar es suyo, pero es la comunidad en general la que tiene que deciden para qué. La pesca es un sector que aporta el 1% del PIB español —aunque poniendo el foco en costas el porcentaje aumenta— y otros sectores como el turismo también se ven beneficiados de las AMP que hacen las zonas más atractivas, sin obviar el impacto destructivo que el turismo masivo y descontrolado tiene en el entorno.
En cualquier caso, hay diferentes niveles de protección; desde zonas de baja pesca, en las que una especie en concreto tiene una protección especial, que no se pueda fondear, y las áreas de veto sin no se tiene un permiso, como las islas Cíes, en Galicia. Para los científicos, la protección del Mediterráneo ha sido decepcionante y está muy alejada de ser suficiente. Aunque España preserva el 20% de sus mares, los países del norte de África, bien por capacidad o interés, no hacen ninguna protección efectiva.
Ballesteros recalca que la protección sea en todo el mar y no solo en la costa. Aunque habitualmente se puede considerar que la altamar es un desierto líquido, en realidad, hay una biodiversidad altísima. "Si solo protegemos las costas, no vamos a proteger a un tiburón, por ejemplo, que es el gran depredador", opina el ecólogo. Para él, un objetivo realista sería un 10% sin ninguna pesca y el 20% restante con alguna figura de protección.
Colaboración en la protección
La campaña de la protección del 30% del mar para 2030, 30x30, era algo que los científicos pedían desde hace mucho. En los últimos años ha sido una iniciativa que ha llegado también al Parlamento Europeo, avalado por la ONU. El proyecto ha levantado el interés de muchas organizaciones, y no con pocas oposiciones. Así, el reparto de pesca de la UE trae tantos conflictos, especialmente en países costeros como España.
Bluewave Alliance es una organización sin ánimo de lucro impulsada por ISDIN que persigue restaurar el mar Mediterráneo, para ello impulsan proyectos como el documental Waves of tomorrow: una ventana al futuro y la investigación científica.
Juan Naya, CEO de ISDIN, explica que las amenazas son muchas, pero la peor, es la inacción. Ellos, dice Naya, intentan conseguir la colaboración entre "empresas, científicos y soñadores de la sostenibilidad para liderar un movimiento global que proteja y rejuvenezca nuestros mares y océanos".
Aunque son los gobiernos los que protegen los mares con las leyes, es imprescindible también la colaboración del sector privado y el social. No se puede aspirar a la protección dándoles la espalda. Naya dice: "Las empresas podemos comprometernos con implantar medidas y proyectos para recuperar los mares, pero necesitamos cambios legislativos por parte de las administraciones y declaraciones de los organismos internacionales de sus compromisos".
Pone varios ejemplos, además del documental de la buceadora María Barbena, como la iniciativa Reserva 30 del Mediterráneo, proyecto del biólogo marino, explorador y divulgador de National Geographic, Manu San Félix.
El Mediterráneo es el mar con mayor nivel de sobreexplotación. La pesca, el turismo o el transporte ahogan los recursos de un ecosistema frágil que está yendo a pique.