Y quince años después, el empedernido del buceo y artista de arrecifes artificiales, Miquel Rota, ha podido cumplir uno de sus proyectos de vida: diseñar e instalar en el fondo marino de Torredembarra la primera montaña construida con carbonato cálcico del mundo. Pero no lo ha hecho solo, el oceanógrafo y director del Port de Torredembarra, Oriol Milà, le ha acompañado durante el largo proceso para activar un proyecto que nace con la intención de revitalizar el fondo marino y fomentar el turismo acuático de la pequeña localidad tarraconense.
Este mismo martes, las mentes detrás de esta montaña —bautizada como Biotop—, la primera y más ambiciosa hasta el momento, han podido explicar en detalle cómo se ha gestado. “Hace quince años empezamos a construir un sueño que hoy se ha convertido en una realidad: Brindar la posibilidad de nueva vida submarina en el entorno más natural y apropiado que el ser humano pueda crear dentro del mar”, explicó Rota en su intervención durante acto de presentación.
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Durante la jornada, los encargados del proyecto pudieron mostrar cómo se colocaban los primeros biotopos -estructuras de carbonato cálcico- en el fondo marino de una zona próxima al puerto de Torredembarra. Y concretaron los pasos que se iban a tomar tras la culminación del conglomerado de biotopos: la colocación de boyas acopladas al fondo a las que los barcos podrán amarrarse para evitar la degradación por anclaje del suelo marino y de balizas que delimiten las zonas de fondeo.
Al evento también acudieron los responsables del ayuntamiento de Torredembarra, el Grupo BMW, la cofradía de pescadores, capitanía marítima, la agencia de buceo PADI y diversas organizaciones medioambientales y de investigación que han participado en el desarrollo de la iniciativa.
Tomar acción
Durante su intervención, la directora de Comunicación y Relaciones Institucionales del Grupo BMW en España, Pilar García de la Puebla, resumió en unas palabras qué es lo que había reunido a todos: la acción. “No solo hay que tomar conciencia sobre el mar Mediterráneo, sino también actuar”, expresó.
“[El mar Mediterráneo] es un activo vital en términos socioeconómicos y por su biodiversidad marina para nuestro país. Tenemos un solo planeta y solo a través de una colaboración entre todos podremos avanzar en los temas que nos afectan a todos”, añadió García de la Puebla.
Es también uno de los mares más importantes y diversos en cuanto a su fauna y flora. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medioambiente (PNUMA), en él se encuentran más de 17.000 especies marinas y una gran variedad de ecosistemas marinos. Estas poblaciones estarían siendo diezmadas por las especies invasoras —cifradas en 1.000—, que están modificando los hábitats marinos y se concentran en las zonas más cálidas.
Y se ha constatado que es el mar que está sufriendo las peores consecuencias del cambio climático. Con unas temperaturas que aumentan un 20% más rápido que la media mundial y unas subidas del nivel del mar que se prevé superen el metro en 2100, el Mediterráneo se está convirtiendo en el mar que más rápido se calienta y el más salado de nuestro planeta, según un estudio de WWF publicado en 2021.
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Los investigadores ya vienen reiterando su preocupación: se estaría calentando dos o tres veces más rápido que el resto. De hecho, el pasado 11 de agosto de 2022 la temperatura media alcanzó su máximo histórico: hasta 29,3 grados en los 56.000 km² de superficie de la zona marítima.
"Custodiar el fondo marino"
“La gestión de litoral debe entenderse como la conexión armónica entre su contexto ambiental, paisajístico, urbanístico y social, sobre todo en su vertiente sumergida, y el parque subacuático Biotop es un firme ejemplo: Es la infraestructura marina que nos permitirá custodiar mejor nuestro fondo marino y a la vez disfrutar de él”, señaló Milà.
El sueño de Rota y Milà empezó a convertirse en realidad a finales de 2022, cuando la Generalitat de Cataluña les otorgó finalmente la concesión para ocupar 22.400 m² de dominio público marítimo-terrestre. Y cuando obtuvieron el permiso, se pusieron mano a la obra para construir la montaña de biotopos diseñados y fabricados por Miquel Rota y otros dos artistas de arrecifes. La concesión tiene una vigencia de 40 años.
El “hueso del coral"
"Devolver al mar lo que es del mar". Este es el lema que gira en torno al proyecto. Porque la montaña está fabricada en un mineral blanco: el carbonato cálcico o calcita (CaCO3). Este cemento natural procede de cantera cercana a la localidad que hace 25 millones de años era una barrera de coral.
Milà aseguró durante el acto de presentación que el carbonato cálcico o calcita, un mineral blanco o cristalino que se usa en muchas industrias, "es uno de los mejores materiales para que instale la vida". Y añadió que la intención es que las especies que se acomoden en la zona sean autóctonas. La abundancia de este material, que se encuentra en los sedimentos marinos sustentando a los organismos que componen los arrecifes, está también amenazada por los desequilibrios que se producen en los océanos por el cambio climático.
"El cambio climático afectará tanto a la abundancia como a las tasas de calcificación de los taxones arrecifales responsables de la producción de carbonato cálcico" advertían en un estudio de 2021 publicado en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
También se señalaba que el calentamiento de los océanos y las olas de calor marinas podrían "reducir las tasas brutas de producción de carbonato en los arrecifes de coral" y provocar que "disminuyan las tasas de calcificación de corales y algas coralinas en escenarios de calentamiento más severos".
El carbonato cálcico "es el hueso del coral", recalcó Rota durante la visita en barco, donde se pudo observar la colocación del último biotopo de la montaña. "Y lo bueno que tiene es su porosidad", añadió. En estos pequeños ecosistemas, los peces pueden nadar y refugiarse en su interior. También tiene una función reguladora del pH del fondo marino, lo que permite que proliferen los peces pese al aumento de la acidificación.
Un paraíso del buceo
Cuidar y regenerar el fondo marino del Mediterráneo no es la única meta del proyecto. También se aspira a que la zona se convierta en una zona recreativa, uno de los futuros destinos favoritos de los aficionados al buceo. La base de la montaña está a 100 metros de profundidad, lo que facilitará las actividades de inmersión.
Se espera que, de la misma forma, se reactiva la actividad pesquera en la zona. La idea, como explica Rota, es que los peces se multipliquen en el nuevo ecosistema marino. En vez de que los peces que ya no caben en el ecosistema migren a otras aguas, podrán ser recuperados por los barcos pesqueros. Se instalarán boyas, que completarán los sistemas de fondeo que facilitarán el desarrollo de la actividad pesquera y submarina.