La capacidad de miles de mujeres de decidir sobre su cuerpo pende de un fino hilo en Estados Unidos desde el pasado viernes 7 de abril. Pero fue el sábado 8, cuando el juez de Amarillo (Texas) Matthew Kacsmaryk deshilachó casi todas las fibras que mantenían a las estadounidenses unidas a sus derechos sexuales y reproductivos.
En una decisión que pone en jaque a la Administración de Alimentos y Medicamentos de EEUU (FDA), encargada de aprobar o denegar permisos para que determinados fármacos se comercialicen en el país, Kacsmaryk ordenó paralizar la administración de la mifepristona, una de las píldoras abortivas más comunes, en todo el país.
Su dictamen se traduce en la ilegalización de este medicamento en todos los estados de Estados Unidos. Esta decisión da comienzo a un probable largo litigio, a diferentes niveles, que podría tardar en resolverse meses o, incluso, años.
El problema está en que la píldora abortiva es uno de los métodos de interrupción del embarazo más frecuentes en el país. Más de la mitad de los abortos se realizan con fármacos que están pensados para que se apliquen antes de que pasen 10 semanas de embarazo.
La sentencia de Kacsmaryk pone en riesgo, por tanto, la salud de todas aquellas mujeres que podrían optar por este tipo de interrupción del embarazo. En los estados en los que el aborto ya es ilegal, además, las obligaría a someterse a un proceso quirúrgico en uno de los 'lugares seguros' más cercados. Es decir, aquellos estados donde las mujeres aún ostentan este derecho.
Cómo se ha llegado hasta aquí
La sentencia del juez Kacsmaryk responde a una demanda del año pasada interpuesta por grupos antiabortistas de Texas, liderados por la Alianza por una Medicina Hipocrática, contra la FDA. La base del litigio estaba en que los demandantes aseguraban que la agencia estadounidense había aprobado la mifepristona más de dos décadas antes de manera "ilegal" y sin tener en cuenta "la seguridad del fármaco".
La decisión de Kacsmaryk está acorde con lo que pedían los demandantes: revocar la aprobación del medicamento. Sin embargo, la sentencia del juez federal no es firme. En todo caso, se trata de una orden judicial preliminar que prohíbe el fármaco durante hasta que se resuelva el caso.
Por el momento, la prohibición no podrá entrar en vigor hasta dentro de siete días, el plazo que tiene la Administración Biden para apelar la sentencia. Sin embargo, la sentencia sienta, para los demócratas, un "peligroso precedente". Tal y como comunicó la vicepresidenta del Gobierno, Kamala Harris, "esta decisión socava la capacidad de la FDA de aprobar medicamentos seguros y efectivos, desde los fármacos de quimioterapia hasta los del asma, la tensión o la insulina; una capacidad basada en la ciencia y no en la política".
¿Qué va a pasar ahora?
Pocos minutos después de que Kacsmaryk dictase sentencia, el juez del distrito de Spokane (Washington) Thomas Rice ordenó que la FDA no realizase ningún cambio respecto al acceso de la mifepristona. Una decisión que solo afecta a los 17 estados demócratas y al distrito de Columbia (Washington DC). Y es que todos ellos habían demandado al Gobierno una protección especial contra las posibles prohibiciones de las píldoras abortivas.
Según asegura Reuters, los expertos legales consultados por la agencia de noticias son claros: esta situación entra en conflicto con la sentencia del juez Kacsmaryk. Pero esto solo podrá dirimirse en los tribunales. Se cree que el caso tienen potencial para llegar al Tribunal Supremo.
Por su parte, la Administración Biden se ha puesto en marcha para solicitar una suspensión de emergencia de la sentencia de Kacsmaryk. El encargado de proveerla sería el Tribunal de Apelaciones del 5º Circuito de EEUU, con sede en Nueva Orleans, la única corte, a este nivel, que puede paralizar la prohibición hasta que la sala escuche una apelación completa.
Aquí, Biden y su Gobierno se encontrarán con un 5º Circuito de mayoría conservadora, pues 12 de sus 16 miembros activos fueron designados por presidentes republicanos. Pero será un comité formado por tres jueces el que se encargará de conceder la suspensión de emergencia. La decisión se tomará teniendo en cuenta si la FDA tiene las de ganar o no.
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Si la FDA gana en esta primera fase, la mifepristona seguirá considerándose un fármaco legal durante la vigencia de la suspensión de emergencia. En caso contrario, la agencia tendrá que retirar la píldora. En este segundo supuesto, la FDA podría pedir una segunda suspensión de emergencia de la sentencia de Kacsmaryk al Tribunal Supremo.
Sin embargo, los casos que salen del 5º Circuito van directamente a las manos de uno los magistrados del Supremo más conservadores: Samuel Alito, el autor de la derogación de 'Roe vs. Wade', la sentencia que garantizaba el derecho al aborto en Estados Unidos.
Pero pongámonos en el lado positivo de la balanza. Si la Administración Biden consigue la suspensión de emergencia el caso no quedaría, ni mucho menos, cerrado. La FDA tendría que apelar la sentencia de Kacsmaryk en el 5º Circuito. Tanto la agencia como los grupos antiaborto tendrían que presentar su caso ante este tribunal, y un comité de tres jueves podrían decidir (o no) que se lleve a juicio oral.
En ningún caso, el 5º Circuito considerará el caso en su conjunto, sino si las medidas preliminares de Kacsmaryk –es decir, prohibir la píldora abortiva hasta que se dirima el caso– son justas o no. Este proceso de apelación puede durar meses: quien salga perjudicado de la decisión del tribunal podría solicitar una nueva audiencia, que podría acabar en el Supremo.
Una vez las apelaciones sobre las medidas preliminares acaben, comenzará el juicio. Durante ese proceso, la FDA tendrá que demostrar que el proceso de aprobación de la mifepristona en el año 2000 respetó todas las garantías.
Por su parte, los grupos antiaborto tendrán que demostrar todo lo contrario: que, como aseguran, el proceso se llevó a cabo de manera ilegal y que la mifepristona es peligrosa.
La sentencia final puede llevar meses o incluso años. Además, una vez se dicte, la parte perdedora podrá volver a iniciar el sistema de apelaciones en el 5º Circuito y, llegado el caso, en el Tribunal Supremo.
¿Quién es el juez Matthew Kacsmaryk?
La sentencia de Kacsmaryk, sin duda, traerá cola. Pero ¿quién es este juez que ha hecho que los derechos de las mujeres vuelvan a tambalearse en Estados Unidos?
Matthew Kacsmaryk, que fue designado por el presidente Donald Trump, es un, en sus propias palabras, "devoto cristiano". Además, es un antiguo activista legal cristiano en cuyas manos han ido a parar la mayoría de las peticiones conservadoras que se enfrentan a las políticas del actual presidente demócrata, Joe Biden.
Como contaban en el Washington Post el pasado febrero, el juez Kacsmaryk tiene una estrecha relación con el aborto desde su época de estudiante. En aquella época, su hermana de 17 años se quedó embarazada y decidió dar en adopción al bebé. Él sigue en contacto y ha hecho campaña con la asociación que se encargó de la adopción recién nacido.
Fue en aquel momento, cuenta el medio estadounidense, cuando las "firmes creencias" antiabortistas del ahora juez se solidificaron. Estas, además, se materializaron hace varios años cuando su esposa hizo campaña en redes sociales contra la sentencia Roe vs. Wide, que hasta el año pasado garantizaba el acceso al aborto en EEUU.
El debate ahora gira en torno a si Kacsmaryk es capaz o no de dejar a un lado sus creencias religiosas para dictar la sentencia final de un tema tan delicado como el de la píldora abortiva.
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