Al hablar de igualdad es imprescindible tener en cuenta todas las realidades sociales y territoriales y ajustar las políticas para no dejar a nadie atrás. Durante décadas, el mundo rural fue el gran olvidado en beneficio de las urbes. Y, dentro de ese mundo rural, que es la base de nuestra cadena de alimentos, de la producción local y tiene un papel clave en la conservación de nuestra cultura y tradiciones, sin duda las más ignoradas han sido las mujeres.
No obstante, ellas son clave para el desarrollo social, garantizar la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza, motivo por el que en 2007 la ONU decretó el 15 de octubre como el Día Internacional de las Mujeres Rurales. Según datos de EP Data publicados en diciembre de 2021, en España, las mujeres representan el 48,8% de la población rural (municipios de menos de 5.000 habitantes) y son el 12% del total de mujeres del país.
Históricamente, no solo se han ocupado mayoritariamente de los cuidados, sino que también han ejercido un trabajo activo en las explotaciones familiares -pese a la habitual falta de reconocimiento legal-. Además, desde hace años luchan por tener igualdad de oportunidades (como el acceso al empleo y a la formación) y reivindican el valor del mundo rural para la sostenibilidad social y medioambiental.
Esta lucha, junto a la llegada de la pandemia, que puso de manifiesto las virtudes de la vida en el campo y su importancia en la economía y el bienestar de nuestro país, ha tenido sus frutos. Además, las mujeres cada vez ocupan un lugar de mayor protagonismo en el entorno rural.
Por ejemplo, el 54% de las personas que deciden emprender un negocio son mujeres, según el informe Mujer pobreza y desarrollo sostenible, publicado por la Fundación COPADE en 2018; y, pese a que las áreas rurales están un 9,2% más masculinizadas que las urbanas, la masculinización ha descendido desde 2011, tal y como informó el Ministerio de Agricultura en 2020.
Sin embargo, todavía deben hacer frente a importantes retos: desde el cambio climático a la violencia de género, la brecha digital o la conciliación profesional y familiar.
Para poner sobre la mesa todas estas cuestiones, Enclave ODS ha charlado con las presidentas de las dos organizaciones de mujeres rurales más importantes de España: Carmen Quintanilla, de la Confederación de Federaciones y Asociaciones de Familias y Mujeres del Medio Rural (AFAMMER), y Teresa López, de la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales (FADEMUR).
Por un lado, AFAMMER surgió hace justo 40 años, en 1982, "en un momento en el que los pueblos éramos invisibles" y con el objetivo de "poner de moda ser de pueblo". "En aquel momento, las diferencias de vida entre el mundo rural y el mundo urbano eran reales", comienza Quintanilla. "Es decir, ser del mundo rural era ser una mujer que no vestía a la moda con respecto al medio urbano, tener menos oportunidades que las mujeres del mundo urbano, muchas veces con ese complejo de inferioridad".
En estos años, han llevado sus reclamaciones a las instituciones nacionales e internacionales y actualmente cuentan con más de 180.00 socias de toda España.
Mientras, FADEMUR es una organización más joven, nacida en 2004 para "traer una respuesta feminista a los problemas de las mujeres y llevar el feminismo al mundo rural, para que cuando habláramos de mujeres rurales, habláramos de derechos laborales, de independencia económica, derechos sociales, de servicios, de conciliación, de corresponsabilidad, de lucha contra la violencia de género, de participación", explica López.
Aunque en algunos temas tienen opiniones distintas, ambas organizaciones buscan la igualdad en el medio rural y poner a la mujer en el foco porque, como destacan las dos: "El mundo rural solamente va a tener futuro si se cuenta con las mujeres".
Los grandes retos
A la hora de preguntar por las prioridades que abordan en sus organizaciones para mejorar la vida de las mujeres rurales, tanto Quintanilla como López coinciden: fomentar los empleos dignos y la independencia económica. Ya que, como afirma la presidenta de FADEMUR, "los principales retos son aquellos que les permitan vivir con libertad en el lugar en el que elijan vivir".
"Estamos convencidas de que uno de los aspectos más importantes para poder decidir en libertad es la independencia económica y por eso ahí focalizamos una gran parte de nuestros esfuerzos", declara López.
Por su parte, Carmen Quintanilla destaca que el empleo es el primer pilar fundamental de la igualdad porque "cuando una mujer tiene empleo, rompe la cadena de la violencia de género y decide sobre su vida".
Un elemento clave para poder fomentar un empleo es la formación. Ambas organizaciones tienen distintos programas formativos, becas y cursos, centrándose en las competencias digitales para garantizar el futuro de los negocios y de los pueblos.
"Son fundamentales las nuevas tecnologías, porque aquella persona que no tenga acceso será lo que era una analfabeta en el siglo XIX", afirma Quintanilla, que añade: "Las competencias digitales deben estar indiscutiblemente en manos de las mujeres, pero también de las personas mayores. Estamos viviendo como están desapareciendo los cajeros automáticos, las sucursales bancarias y como se está abandonando a su suerte a ese mundo rural y a sus habitantes".
Otro de los grandes desafíos que hacen frente desde FADEMUR y AFAMMER es la lucha contra la violencia de género. En lo que llevamos de año, de las 34 mujeres asesinadas, 12 pertenecían al ámbito rural (contando en municipios de hasta 20.000 habitantes). Es necesario, por lo tanto, que todas las que sean víctimas cuenten con los recursos y la ayuda necesarios para salir de esa situación.
"La violencia de género es uno de los problemas más importantes que tenemos que afrontar. Nos preocupa especialmente que últimamente parece que volvemos a contar mujeres asesinadas como si fueran un número más, pero tenemos que recuperar toda esa condena y esa acción del conjunto de la sociedad para romper de una vez por todas con esa grave lacra", comenta Teresa López, que sentencia: "La lucha contra la violencia de género la vamos a conseguir cuando seamos muchas más mujeres, también presentes en el espacio público, en todos los ámbitos".
Liderazgo de la mujer
Hablando de representación de la mujer, Quintanilla apunta que otro aspecto necesario para conseguir la igualdad es el liderazgo femenino y la presencia de las mujeres "no solo en las organizaciones profesionales agrarias o las cooperativas agrarias, sino en los grupos de acción local".
"Aún siguen liderando los hombres, hay pocas gerentes, tenemos que romper esa masculinización de nuestro mundo rural y tenemos que apostar porque esa lucha contra la despoblación. La creación de servicios públicos y la creación de empleo. Esos son los grandes retos que en estos momentos tenemos".
En este sentido, López es positiva y afirma que se han conseguido muchos avances ya que, aunque hace unos años el 80% de las explotaciones agrícolas estaban en manos de hombres, ahora es el 72%.
"Eso significa que el 28% de las titulares son mujeres. Cada vez somos más las que nos estamos incorporando también a la producción. Las cifras nos indican que vamos despacito, pero con un paso firme, y que estamos apostando por el sector agrario y por otras maneras de hacer y de producir en el sector agrario más respetuosas, más cercanas y más empáticas también con el conjunto de la sociedad".
Igualmente, está de acuerdo en que todavía hay que dar un impulso a la legislación para facilitar el emprendimiento y el trabajo por parte de las mujeres. Pone de ejemplo la Ley de Igualdad aprobada en 2011, que recoge la titularidad compartida, pero que "se dejó en un cajón" hasta el año 2018.
"Tenemos una ley que tiene una vigencia de diez años, pero que realmente se han empezado a adoptar las medidas para que las mujeres puedan ejercer sus derechos a la titularidad compartida y a tener la misma consideración que sus compañeros con los que gestionan la explotación, desde hace muy poquito. Llevamos como diez años de retraso. Con lo cual, hay que dar impulso a esa igualdad", afirma la presidenta de FADEMUR, que considera que "es fundamental avanzar hacia lo que puede ser una 'ley de la agricultura familiar' que proteja especialmente a todas esas explotaciones".
En lo relativo a la legislación, López celebra que la PAC incorpore un objetivo de igualdad, aunque advierte que "nos preocupa ahora cómo se va a desarrollar por parte de las comunidades autónomas, porque las conquistas que hacemos las mujeres son conquistas que siempre están en cuestión".
Y subraya que otro punto clave, además de llevar a cabo iniciativas que faciliten el emprendimiento, es que también el conjunto de las políticas nacionales se adapten a la realidad rural. "Sigue siendo un reto romper el urbanocentrismo de las políticas porque parece que solamente existe en las ciudades".
"Hay vida más allá de la M-50, y una vida tremendamente interesante, diversa y con unos proyectos fascinantes que muchas veces se encuentran con que tienen que superar barreras para poner en marcha cursos de formación o para acceder a la financiación, o que la ley no se corresponde con la realidad de los obradores artesanales y a la hora de producir y de comercializar. Con lo cual, hay que ser conscientes de este urbanocentrismo y revisar toda la legislación desde una perspectiva rural y, a ser posible, también feminista".
El Día de la Mujer Rural
Pese a todos estos retos en los que aún se debe trabajar y el impacto del cambio climático que, como recuerda López, "afecta al conjunto de la sociedad", ella aprovecha este Día Internacional de las Mujeres Rurales para dar un mensaje de esperanza porque "los datos son claros, está habiendo un cambio de tendencia".
"Hemos ido en picado con una despoblación cada vez más acuciante hasta el año 2018-2019, cuando empezó a cambiar. Ahora mismo tenemos un diagnóstico consensuado, se ha diseñado una estrategia, hay en marcha medidas sobre la mesa, por primera vez hay un presupuesto que también va a llegar al mundo rural. Tenemos que estar vigilantes para que esto sea así, pero creemos que existe un cambio de tendencia que se aceleró durante la pandemia y que se sostuvo durante el 2021", asegura.
Y concluye: "Ahora lo que tenemos que hacer es orientar toda la acción política, toda la acción asociativa para que ese cambio se consolide y que las mujeres puedan decidir libremente donde quieran vivir. Porque solamente habrá futuro para el mundo rural si las mujeres nos quedamos, y nosotras apostamos por quedarnos".
Por su parte, Quintanilla celebra que exista este día de reconocimiento a las mujeres rurales y declara que "el mensaje es el de los 40 años que tenemos en AFAMMER. Es un mensaje de vida, de compromiso, de solidaridad y de igualdad. Quiero darle las gracias a aquellas mujeres que empezaron conmigo hace 40 años y que me enseñaron que el talento femenino no está reñido con una mejor formación. Ni con vivir en el mundo urbano o en el medio rural. Por esas mujeres que hicieron posible que sus hijas y sus nietas fueran universitarias".