Así es 'Housing First', el modelo finlandés que ha conseguido reducir el sinhogarismo
Según los datos, en Finlandia quedan 5.000 personas viviendo en la calle, y se espera que para 2027 no haya ninguna.
27 agosto, 2022 01:06En 2007, el gobierno finlandés puso en marcha Housing First (La vivienda primero), un proyecto con el que pretendía acabar por completo con el problema de la gente sin hogar en Finlandia. Más de una década después, el objetivo parece estar cada vez más cerca, y el modelo iniciado por Finlandia se ha convertido en un ejemplo a seguir para muchos gobiernos extranjeros.
El éxito de Housing First es evidente si uno se fija en las estadísticas. Según los últimos datos del ARA (Housing Finance and Development Centre of Finland), recogidos en 2021, en Finlandia quedan 4.631 personas viviendo en la calle, un dato ciertamente positivo si se compara con los 20.000 de 1980.
El objetivo, sin embargo, es que el número de vagabundos se reduzca a cero, una meta que el gobierno finlandés espera haber alcanzado en 2027. Incluso, en algunas áreas como el Área Metropolitana de Helsinki, donde las cifras actuales son mejores que en el resto del territorio, los expertos creen que se llegará a ese mismo objetivo en 2025.
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La vivienda primero
El modelo finlandés para hacer frente al sinhogarsmo no es del todo original, pues se basa en la metodología propuesta en los años 90 por el psicólogo Sam Tsemberis, creador del Housing First.
Como bien indica su nombre, esta metodología supone una inversión del modo en que normalmente se aborda el problema de las personas sin hogar, que en muchos casos consiste en exigir al vagabundo que ordene su vida antes de darle una casa. Así, para ganarse el acceso a la vivienda, el individuo tiene que demostrar primero ser solvente y, en los casos en los que existe un historial de problemas con las drogas, haberse desintoxicado.
En el modelo propuesto por Tsemberis, en cambio, la concesión de la vivienda por parte de la administración pública constituye el primer paso para la integración del individuo en la sociedad, y es la premisa indispensable para que esa persona asuma el control de su vida y afronte sus problemas.
Necesidades distintas
La aplicación de la metodología Housing First ha sido gradual, pero ha supuesto un cambio visible en las infrastructuras. Desde 2007, Finlandia ha ido eliminando poco a poco los refugios temporales, inspirados por la idea de que las personas solamente serán capaces de rehacer su vida cuando tengan una vivienda permanente.
A este fin ha contribuido la participación en el plan de organizaciones no gubernamentales como, por ejemplo, Y-Foundation, cuya colaboración ha consistido principalmente en la adquisición de viviendas que pertenecían al sector privado para ponerlas a disposición del programa.
Otra de las características del plan finlandés que mejor explica su éxito es su flexiblidad. La atención a las personas sin hogar parte de una asunción muy sencilla: cada persona sin hogar tiene necesidades distintas, por lo que su caso debe ser tratado específicamente.
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Esto es posible gracias a que en Finlandia la política social es prioritaria en el reparto de los gastos del Estado y hay una gran disponibilidad de trabajadores sociales. El papel de estos es fundamental, pues son ellos quienes están en contacto directo con los futuros beneficiarios del plan y quienes ponen en marcha los engranajes necesarios para que finalmente estos reciban una vivienda.
La clave de la reinserción
Pero la implicación del Estado en la reintegración de las personas sin hogar no acaba al proporcionarles una vivienda. Hasta mucho después de haberse instalado en sus nuevos hogares, los vagabundos reciben visitas de trabajadores sociales que les dan una atención especializada y que les animan a participar en actividades que contribuyen a su integración en la comunidad.
Por otro lado, una de las particularidades del modelo finlandés consiste en que las personas que se han beneficiado del plan tienen que pagar el alquiler, como cualquier otro ciudadano. Esto no ocurre en otros países, y es otra de las claves que ayuda a entender por qué ha tenido tanto éxito el plan en Finlandia y menos en otros lugares.
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Además, a diferencia de lo que ocurre en otros países, en Finlandia los vagabundos pueden beneficiarse de los programas de ayuda al aquiler de la vivienda, un factor que contribuye a su independencia económica y refuerza su reinserción.
Efectos económicos positivos
Está claro que un programa tan ambicioso como este supone una importante inversión por parte del Estado. Sin embargo, el programa del gobierno finlandés tiene al mismo tiempo efectos muy positivos sobre la economía del país, pues al reducirse el número de vagabundos, se reduce también el uso que estas personas suelen hacer de los servicios públicos.
A esta conclusión han llegado varios estudios llevados a cabo en distintas partes del mundo sobre el efecto que tiene el sinhogarismo (o, en este caso, su erradicación) en la economía de un país, que han previsto el ahorro en servicios de emergencia, policía y gastos judiciales. Todo ello se traduce en un gasto más eficiente del dinero del contribuyente.
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Un éxito basado en el consenso
Housing First depende de la estrecha y permanente colaboración entre el gobierno central, las autoridades locales y diversas organizaciones no gubernamentales, aunque quizá lo más sorprendente es que el programa haya sobrevivido a diferentes gobiernos a lo largo de 15 años.
El éxito de Housing First, por tanto, ha dependido en gran medida del consenso en torno a la necesidad de atajar cuanto antes un problema acuciante como es el sinhogarismo, por encima de las diferencias políticas y las discusiones partidistas.