Alba, la cirujana de Albacete que salva a mujeres africanas con cáncer de mama: "Somos su única esperanza"
Participa en un voluntariado en Sierra Leona, una país con una situación sanitaria "muy precaria" donde la quimioterapia es muy cara y la radioterapia ni existe.
18 febrero, 2024 10:09"Fuera de nuestra burbuja hay gente que no tiene acceso ni a una milésima parte de lo que nosotros nos podemos permitir". Son palabras de Alba Martínez, una cirujana plástica de Albacete que cada año se traslada a Sierra Leona, en el corazón de África, para tratar a las mujeres con cáncer de mama. Mujeres a las que, en la mayoría de los casos, la enfermedad se les detecta en un estado avanzado y con muy poco margen de curación debido a los limitados recursos de su país.
Es la tercera vez que Alba viaja hasta el continente africano, junto a un equipo formado por 15 o 20 profesionales, para proporcionar servicios de detección del cáncer de mama, consultas médicas y tratamientos especializados de manera gratuita. El proyecto, impulsado en 2017 por sanitarios españoles de gran prestigio, en colaboración con la ONG Viva Makeni y la Universidad de Makeni (UNIMAK), persigue el objetivo de mejorar la calidad de vida de los habitantes de Makeni, la ciudad más grande y poblada de la provincia del norte de Sierra Leona.
"Hacemos dos campañas quirúrgicas al año, una en febrero y otra en julio. En cada una de ellas suele haber cirugía reconstructiva -tras quemaduras, úlceras o accidentes- y cirugía mamaria. Además, también enseñamos a los niños normas básicas de salud como lavarse los dientes y las manos", cuenta la albaceteña a EL ESPAÑOL - EL DIGITAL CLM.
En el caso de Alba, su trabajo es estrictamente quirúrgico y está enfocado a la prevención y el tratamiento del cáncer de mama. El programa, totalmente voluntario, se lleva a cabo en el Holy Spirit Hospital de Makeni y a él acuden mujeres que se han notado alguna lesión o que quieren descartar tenerla. "El compañero de radiología, que también viaja en el equipo, hace un screening de las pacientes y las que tienen lesiones sospechosas se biopsian, se estudian y se operan", explica.
Una vez que el equipo abandona la ciudad, las pacientes vuelven a ser convocadas para la siguiente campaña con el objetivo de hacerles un seguimiento. Además, "el personal del hospital nos va a haciendo un reporte de su evolución, de cómo está la cura, si han tenido alguna complicación o si están bien", señala la doctora.
En la última campaña, llevada a cabo del 3 al 11 de febrero, se ha estudiado a 140 mujeres y 12 de ellas han necesitado intervención quirúrgica.
Una sanidad muy precaria
Según cuenta Alba, la situación sanitaria en Sierra Leona es "muy precaria". De hecho, gran parte del material que utiliza su equipo en cada viaje procede de España. "Hay muchos pacientes que no tienen ni luz ni agua potable en sus casas, por lo que tener acceso a un sistema sanitario es muy difícil. Hay un hospital público que les atiende, pero los tratamientos y antibióticos se los tienen que financiar de su bolsillo", dice. En el caso de la quimioterapia, "está disponible en algunos centros privados", pero muchos pacientes "no se la pueden costear". La radioterapia, directamente no existe.
Además, tampoco hay ningún programa de detección de la enfermedad y "no hay registros de cuántas mujeres la padecen". "En muchos casos, cuando la paciente acude a nosotros se encuentra en una situación de la enfermedad muy avanzada y tiene muy poco margen de curación", señala la cirujana, que asegura que "es muy duro decirle a una mujer, cuando su única esperanza eres tú, que no puedes hacer nada por ella".
"El sentimiento de gratitud es enorme"
Es la tercera vez que Alba viaja hasta Sierra Leona y, aunque al principio es una experiencia "dura", el balance final "siempre es positivo". "Lo importante es que cada campaña va teniendo más difusión y las pacientes están más concienciadas", subraya la albaceteña, que explica que "la idea es que cada vez acudan a la consulta más mujeres sanas" para poder detectar a tiempo lesiones iniciales.
"Es cierto que al principio siempre nos reciben con recelo porque no saben en qué consiste nuestro trabajo ni lo que vamos a hacer, pero luego se entregan muchísimo. Yo a día de hoy todavía tengo contacto con pacientes de la primera vez", cuenta Alba, que indica que "el sentimiento de gratitud que tienen es enorme".