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Parece claro que, si no cambia significativamente la coyuntura política y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sigue perdiendo en las encuestas, el enfriamiento de los más destacados barones del PSOE respecto al sanchismo va a ir a más. El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, lleva tiempo marcando distancias con Sánchez y poniendo en cuestión, y en el debate público, muchas de las decisiones más controvertidas del Gobierno, y el último gran escollo, en este sentido, ha sido la polémica en torno a la reforma del delito de sedición, un problema que los barones temen que puedan convertirse en una auténtica fuga de votos para ellos en las elecciones autonómicas y municipales de mayo.
A poco más de seis meses para esa cita electoral, reformar el Código Penal para rebajar la sedición puede ser una bomba de relojería para los candidatos socialistas, y esa posibilidad ha provocado la alerta en el toledano Palacio de Fuensalida, sede de la Presidencia de la Junta de Comunidades.
García-Page parece tener cada vez más claro que su campaña electoral tiene que ser independiente y autónoma de la Moncloa y que el peligro electoral, de momento y mientras la situación no cambie, viene del sanchismo y los continuos encontronazos y conversias internas en la coalición que gobierna España. Si el pasado 27 de octubre, el presidente de Castilla-La Mancha, asustado ante el debate de la sedición, dejaba clara su frontal oposición a esta reforma del Código Penal, ahora todo indica que García-Page, y con él los presidentes de la Comunidad Valenciana y Aragón, Ximo Puig y Javier Lambán, están presionando al presidente del Gobierno para que paralice ese proyecto, hasta el punto de que se plantean no acudir el próximo sábado a la fiesta que prepara el PSOE para celebrar el tercer aniversario de la victoria de Sánchez.
Según cuenta este lunes El Español en una interesante información, Page, Puig y Lambán están mostrando muchos recelos internos y han avisado a la Moncloa de que "no pasarán" por la reforma del Código Penal porque su electorado no la entendería y de que, por ahora, barajan no asistir el sábado a la fiesta mayor del sanchismo. Desde Ferran han pedido a todos los barones que se reserven fecha para este acto, pero el evento corre el riesgo de desdibujarse si los barones finalmente deciden ausentarse. De momento, los tres principales díscolos no desvelan su agenda y dejan su asistencia en la duda, a la espera de ver cómo transcurre la semana. Page, de hecho, no asistió al acto del 40 aniversario de la victoria de Felipe González celebrado recientemente en Sevilla y con Sánchez de gran estrella.
Mala relación
La relación entre Sánchez y sus barones, explica El Español, pasa por el peor momento desde el regreso del líder socialista a la Secretaría general del PSOE. De hecho, el portavoz de uno de ellos comentaba en los últimos días "nosotros somos el único apoyo que le queda"... y eso que, precisamente, fueron unos los últimos en desafiar públicamente a Sánchez. El actual escollo, "insalvable" para muchos, es precisamente la reforma del delito de sedición que está negociando el Gobierno con ERC. El presidente está decidido a rebajar el castigo de esta figura delictiva alegando que quiere "adaptar" el Código Penal a "los estándares europeos".
Pero los barones de autonomías que no son Cataluña, Navarra o País Vasco saben que será imposible de explicar a su electorado. "Por ahí no pasaremos, y lo saben", concluye un colaborador cercano a otro líder regional. Máxime con las elecciones autonómicas programadas para mayo de 2023, en apenas en poco más de seis meses. "Llevamos tiempo diciendo que más que una campaña autonómica, lo que haremos será una campaña autónoma", añade una tercera fuente. "Aunque en Ferraz saben que esto no es una novedad". Fuentes de un cuarto territorio confirman a este periódico el diagnóstico: "Los alcaldes nos dicen 'no, que no venga', refiriéndose al presidente... su imagen les hace daño".
Todos los líderes regionales del PSOE han sido formalmente -y públicamente- invitados al evento, que tendrá lugar en el recinto ferial de Ifema y, aunque todavía no rechazan su asistencia al acto, tampoco confirman su asistencia, tensando la cuerda con la dirección federal. En el caso de Page, desde su entorno deslizan que, de momento, "no confirmaremos nuestra agenda". Arguyen que nunca lo hacen con tanta antelación, "salvo si hay una audiencia programada con el Papa", bromean. Decidirán en el último momento.
Algunos barones, incluso, siguiendo el ejemplo del propio Page, sugieren que acabarán pronunciándose en público en contra de rebajar el delito de sedición para marcar distancias con Ferraz. "No sería una sorpresa, hemos mantenido esa posición desde siempre", advierten, recordando que "para gobernar aquí necesitamos mejores resultados que los que saca el PSOE en unas generales". Y sacan del cajón las encuestas. Todas las publicadas a raíz de la ruptura de conversaciones entre PP y PSOE para renovar el CGPJ muestran que los votantes socialistas no son favorables a esa modificación del Código Penal.
Sabiendo que aquí puede haber un punto de fricción, el Partido Popular anunció la semana pasada que presentará mociones en ayuntamientos y parlamentos autonómicos. La formación de Alberto Núñez Feijóo quiere usar esa cuña para abrir la brecha y forzar a los barones socialistas se tengan que posicionar sobre el delito de sedición.
Proyección de Sánchez
La celebración de este tercer aniversario del 10-N se convoca apenas dos semanas después de que haya tenido lugar en Sevilla la del 40º aniversario de la victoria de Felipe González en 1982, cuya mayoría aplastante le sirvió para formar el primer Gobierno socialista de España. Y también es una semana antes de que Madrid acoja la Internacional Socialista que proclamará a Pedro Sánchez como su presidente.
La sucesión de eventos despide un claro aroma preelectoral. Y ésa es precisamente la razón de la reticencia en las baronías. Fuentes cercanas a Sánchez confirman a El Español que al acto de Madrid se le ha querido dotar de mayor peso territorial a la vista del fiasco vivido en Sevilla.
"El presidente está molesto con los errores de organización, y la falta de control en los mensajes", explican las fuentes. "Le sentó muy mal la polémica alrededor de Alfonso Guerra... cuando habría sido muy fácil prevenirla deslizando que Felipe y él no se juntan desde hace años". El objetivo de Ferraz es proyectar la imagen de Sánchez, reforzándole con el tirón territorial que sí conservan los barones, y con la vista puesta en las generales de diciembre de 2023.
Pero ahí está la trampa para los líderes regionales: "Cuando el PSOE se la juega de verdad es en mayo... ahí es donde debemos centrarnos", concluye una fuente autorizada de Ferraz. "Si no cuidamos esa campaña, una derrota local y autonómica no la levanta ningún golpe de efecto de Sánchez".