Podemos y la pelea de gallos
Cuando todas las miradas estaban puestas en la debilidad del PP en la Comunidad de Madrid, tras el caso Cifuentes y su master fantasma, a los populares se les apareció la Virgen, gracias a un documento difundido a través de Telegram que revelaba un plan laborado por Carolina Bescansa para tomar el poder por asalto en Podemos y arrebatárselo, de cuajo, al poderoso Pablo Iglesias. El plan consistía en que Bescansa figurara como número dos de la candidatura errejonista a la Comunidad de Madrid como primer paso para intentar “comerle la merienda” y moverle la silla más adelante al secretario general, posicionándose como futura candidata para ocupar su cargo. El asunto ha dejado al descubierto una vez más la guerra fratricida que se vive en la formación morada desde que Vistalegre II se cerrara en falso y se produjera lo que los perdedores del congreso califican de "purga".
Al final, en un intento desesperado por no alargar la crisis, Pablo Iglesias se hizo una desafortunada foto para dar una imagen de unidad que más bien evidenciaba lo contrario. En ella detrás de un enorme cartel con la palabra "nosotros" aparecían Íñigo Errejón, Ramón Espinar y él “con una sonrisa forzada y un abrazo más impostado todavía para anunciar una lista electoral para Madrid sin Bescansa y en la que tampoco estará por decisión propia Lorena Ruiz-Huertas, la actual portavoz de Podemos en la Asamblea madrileña. Según ella misma dijo, tras calificar lo ocurrido como “bochornoso”, su proyecto no es “intercambiar unos cuantos sillones" porque “yo no he venido a hacer política como hace el PSOE de toda la vida". Este desencuentro entre oficialistas y críticos es el último episodio de una larga lista de discrepancias y, por la gravedad del tema, la lucha caínita resultó ser portada de todos los periódicos. “Las tensiones en una formación-amalgama como Podemos han sido
una constante casi desde su fundación, pero desde Vistalegre II la marca no atravesaba un momento tan delicado. Pablo Iglesias siempre concibió un modelo de partido dotado de una estructura jerárquica y de corte leninista. Una opción luego sancionada por los inscritos en Podemos, que se decantaron por esa fórmula en detrimento de la alternativa errejonista. Eso llevó a Iglesias a tejer una dirección monocolor e intolerante a las facciones internas. Y ésa es la principal razón que explica las fricciones en su cúpula, además de las visiones contrapuestas en relación a la estrategia política”, editorializaba ayer El Mundo en la línea de todos los demás...
Lo cierto es que el tiempo pasa y la guerra de guerrillas y la luchas internas en la formación morada continúan y se acrecientan. Si de muestra vale un botón esto me decía textualmente Pablo Iglesias hace casi un año en una entrevista:
P.- Oiga, ¿en Podemos quien se mueve no sale en la foto?, porque a Errejón se le ha negado el pan y la sal desde que perdió en Vistalegre...
R.- Al contrario, estoy orgulloso de que Íñigo forme parte del consejo de coordinación y creo que va a jugar un papel determinante en Podemos en 2019. No hay que adelantar acontecimientos.
P.- ¿Se refiere a que será candidato en la Comunidad de Madrid?
R.- Esa no es una decisión mía sino de los inscritos, y creo que va a tener que jugar un papel fundamental. Aunque algunos no se lo crean, Íñigo y yo hablamos prácticamente todos los días, y trabajamos juntos en muchas cosas. Después de Vistalegre, todos vamos en el mismo barco.
P.- Hombre, pues quitarle de la tertulia de la SER para poner a Irene Montero, según algunos ha sido muy burdo, ¿es así?
R.- Nuestra relación con PRISA es tensa, porque no les gusta que hablemos de los intereses de Cebrián en Panamá. Es verdad que una radio privada tiene derecho a decir no quiero a Podemos en esta mesa...
P.- Pero lo que dicen es que quieren a Errejón, no que no quieran a Podemos...
R.- Lo lógico es que los representantes del partido, estén consensuados. Nosotros les planteamos una rotación, que una semana vaya la portavoz parlamentaria y otra pueda ir otro portavoz, como en este caso Íñigo Errejón, y no lo aceptaron.
Desde esta conversación hasta ahora ha llovido mucho, pero las aguas siguen revueltas y no se trata sólo de una cuestión de poder sino de profundas discrepancias estrategias e ideológicas entre pablistas y errejonistas. Personalmente creo que Pablo Iglesias es como una roca, que su liderazgo, a pesar de todo es sólido porque sigue siendo mayoritario en la organización y como Podemos ha venido para quedarse -por mucho que baje en las encuestas- no va a ceder ni un ápice y va a seguir teniendo a los críticos bajo sospecha. El asunto es si con tanto armisticio, tanta disidencia, tanta tradición y tanta peleas de gallos por el poder no sé si tienen la concentración necesaria para atender a lo que verdaderamente importa; los problemas de los ciudadanos.