El paro en Castilla-La Mancha
Cuando cada mes el Ministerio de Trabajo y Economía Social publica los datos del desempleo en España, el Palacio de Fuensalida nos los traslada cual si de un éxito se tratase, aunque para ello haya que tirar de calculadora para comparar los datos que nos ofrecen de referencia. Reseñas en ocasiones de tiempos pretéritos aunque necesarias para que la ecuación cuadre cada mes con el optimismo que siempre destila la partitura institucional.
Acabamos de conocer los correspondientes al mes de noviembre y de inmediato su lectura parece invitarnos al optimismo. El “mejor resultado que ha tenido [Castilla-La Mancha] en términos relativos” nos aclara el presidente de la Comunidad, Emiliano García-Page. No se queda atrás la consejera del departamento, Patricia Franco, que añade que la región “ha sido la segunda comunidad autónoma con un mayor descenso del paro en noviembre”. En efecto, 1.662 desempleados menos, principalmente en el sector agrario, que junto al País Vasco y Madrid han podido sortear el desastre del paro en este país, con la hostelería como principal protagonista de la debacle. Un crecimiento del desempleo en España de 25.569 personas, el peor registro de un mes de noviembre desde 2012.
Mas los datos son tozudos para Castilla-La Mancha en esta materia. A pesar de la algarabía que cada mes nos proyecta su Administración en torno al desempleo regional, durante 2020 la Comunidad ha visto incrementar su cifra de parados en más de 12.000, hasta los 182.652 al término del pasado mes, con una tasa de desempleo de las más elevadas del país, el 18,34 por ciento en el tercer trimestre de 2020, más de dos puntos por encima de la media nacional. Una cifra que podría ser mayor si se sumasen las personas acogidas en los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE), al no contar como parados y tener su puesto de trabajo suspendido.
Resulta evidente que las cifras de desempleo en nuestra tierra se han visto influenciadas este año, como en el resto del país, por el fuerte impacto económico que está teniendo la pandemia sobre nuestro tejido laboral y productivo. Un escenario con signos preocupantes que se proyecta igualmente en tantas empresas de nuestra Comunidad enfrentadas a una coyuntura de frenazo y notable caída de su actividad. Cabría por tanto exigir a nuestros políticos en el ejercicio de su cargo algo más de prudencia y menos triunfalismos a la hora de proyectar la verdadera situación laboral de esta tierra, siempre atildada con datos, manifestaciones, y comparaciones que no hacen más que encubrir la verdadera y triste realidad de nuestro territorio en materia de desempleo.