La ministra Margarita Robles recibe a pie de calle en Zocodover el afecto de los toledanos en el Corpus
Déjenme que me ponga solemne. El día lo merece por dos ocasiones excepcionales: la festividad del Corpus en Toledo con la brillantísima procesión de este jueves formidable y soleado y, en las antípodas de tal felicidad, la aprobación en el Congreso de la ley de amnistía que tanto polariza a la sociedad española. Por eso me parece tan destacable y significativo el detallazo y la valentía de la ministra de Defensa, Margarita Robles, de venir en esta jornada tan especial a Toledo y, lo más importante, exponerse a pie de calle, con la plaza de Zocodover abarrrotada, para asistir en primera fila a la procesión del Corpus y la parada militar con la que culminó esta mañana fabulosa en la capital de Castilla-La Mancha.
Invitada por la delegada del Gobierno, Milagros Tolón, y acompañada por su amiga personal la periodista Esther Esteban, presidenta ejecutiva de El Español-El Digital CLM, la ministra de Defensa pudo haber presenciado desde el balcón el espectacular recorrido de la Custodia por las calles toledanas, pero pidió bajar entre la gente y asistir en primera fila a esa festividad única que es el Corpus de Toledo, con todo su significado y su brillantez. Arriba la esperaba Paco Pardo, el albaceteño director general de la Policía, junto a otras autoridades, aunque Margarita Robles se fue con Esther Esteban a pisar el suelo de la calle y desde allí lo vio todo, a ratos en pie, con emoción y reconocida por la gente.
Lo digo porque lo sé: hay en la ministra de Defensa un orgullo toledano que es muy interesante y reconocible en un día tan señalado como el Corpus. Orgullo y emoción de una mujer católica que se queda impresionada con la fascinante imagen de la Custodia por las calles. Orgullo y admiración por el Ejército y las Fuerzas de Seguridad del Estado que tan importantes son en un día como este. Y orgullo y responsabilidad histórica por la Academia de Infantería de Toledo, donde el Ministerio de Defensa español viene formando militarmente a muchos ucranianos que luego se van a combatir a su país contra la invasión de Rusia. Hay motivos.
La ministra, en este punto, realzó una vez más el trabajo de todos en la Academia toledana y destacó la gran labor del coronel ahora al mando de esta institución de infantería, Álvaro Díaz Fernández, y de su antecesor, Antonio Armada Vázquez, actualmente ascendido a general. Toledo como gran referencia en el corazón y en la cabeza.
Así que, claro está, el día era simbólico y fundamental para Margarita Robles y no quiso perdérselo. Incluso con una afección en los ojos que la obligó a mantener las gafas de sol durante toda la mañana. Muchos ciudadanos la reconocieron y le mostraron su afecto: es la ministra más popular del Gobierno de Pedro Sánchez, recibió muchos saludos y algunos aplausos y quiso ponerse en pie para mostrar admiración y respeto a los militares a su paso. La guerra en general, y la guerra de Ucrania en particular, su horror y su crueldad, estuvieron muy presentes en la alocución del arzobispo de Toledo, Francisco Cerro Chaves, en Zocodover, y la ministra, muy atenta a las palabras del primado, comprendía y asentía. "El planeta está en llamas", dijo Cerro Chaves. Por cierto, también hubo aplausos para el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, y el alcalde de Toledo, Carlos Velázquez.
Pendiente de todo lo que pasaba en Zocodover, y curiosa por los trajes, los birretes, los colores, los significados y la gente, Margarita Robles pudo comprobar con alegría cómo los militares del Corpus toledano llevaban con orgullo la medalla de la Operación Balmis, aquella que concedió el Ministerio de Defensa a 45.000 soldados que combatieron la pandemia del covid en España. El orgullo de los militares se quiebra ya en desmesura cuando se trata de las misiones internacionales de los soldados españoles, en lucha por la paz, la solidaridad y la ayuda por un mundo mejor. Ahí la ministra se vuelve todo alma y recuerdo.
Entre los muchos saludos de la jornada, aparte de Tolón, la ministra Robles intercambió su simpatía con el rector de la Universidad de Castilla-La Mancha, Julián Garde; la vicerrectora Leonor Gallardo y otro montón de personas que tuvieron el detalle de mostrarle su afecto. Acabado todo, Margarita Robles se marchó sin comer a seguir cumpliendo con su agenda: a primera hora de la tarde recibía a una delegación del Gobierno de Eslovaquia, donde España tiene actualmente un contingente de 600 efectivos, y después todo lo que tuviera que venir. Una vez más, Toledo en el corazón.