Cospedal atribulada y triste, Page camela a Albert Rivera con Bono al fondo, y García Molina se apunta al escapismo
La vida sigue pero está cambiando mucho. Las encuestas, por ejemplo, ya no son lo que eran y últimamente traen muy malas noticias para el Partido Popular. Todo anda revuelto y desconocido. El marianismo cotiza a la baja en el gran teatro nacional y supongo en estos días a María Dolores de Cospedal, en su papel de secretaria general del PP, atribulada y triste ante la responsabilidad de recuperar lo que quién sabe si es recuperable y con presiones desde todas partes para que el elefante empiece a moverse hacia alguna parte. Albert Rivera está al acecho y aparece ya el primero en las encuestas: no es que yo me lo termine de creer pero la tendencia está dibujada y las principales cabezas del PP tendrán que darle una pensada y unas cuantas vueltas.
El caso es que el subidón de Ciudadanos tiene su aquél y su influencia en Castilla-La Mancha, faltaría más. Las autonómicas y municipales de mayo de 2019 son ahora el gran objetivo de Rivera y quiere entrar a gobernar o convertirse en decisivo en las principales plazas en juego, Castilla-La Mancha entre ellas. No es que peligre el Gobierno socialista de Emiliano García-Page, que ya veremos, sino que es probable que Ciudadanos quite o ponga presidente/a en el Palacio de Fuensalida en menos de un año y medio. Por eso García-Page está tan pendiente de Albert Rivera y sus chicos, a los que quiere camelar con recaditos al oído, y Cospedal tiene cada vez más dudas sobre si volver a presentarse o no a la Presidencia de la Junta, que se está poniendo por las nubes.
No tengo claro ahora mismo si este gran empujón de Ciudadanos en las encuestas suma o resta para que Cospedal sea candidata en Castilla-La Mancha, pero sí veo a Vicente Tirado, el número dos del PP regional, con una cara de cartelón en las farolas que le va mejorando por momentos. Es evidente que García-Page prefiere a Tirado y no a Cospedal, pero esa decisión sólo va a tomarla ella en estricto consenso con la bola de cristal mariana, llena ahora mismo de tribulaciones y dolores de cabeza. Así que muy atentos al futuro de los próximos meses y apunten en su agenda el nombre de Orlena de Miguel, la simpática y emergente líder de Ciudadanos en Castilla-La Mancha a la que probablemente socialistas y populares quieran convencer próximamente de que son los más guapos y listos del lugar. Dicen que Pepe Bono tiene buen rollito con Albert Rivera y doy por hecho que eso a Page va a venirle bien.
En fin, el de Orlena es un nombre de futuro en nuestra comunidad y, salvo que todo cambie y la vida tome otros derroteros, ella, Rivera y su partido van a condicionar a partir de ahora muchas decisiones. Lo cual me recuerda que el actual socio de García-Page en el Ejecutivo regional, este chico José García Molina de Podemos, el hombre tranquilo que ahora es vicepresidente segundo de Castilla-La Mancha, ha desaparecido como por arte de magia de la escena regional y no está por ningún lado. Puro escapismo. Deben sentarle bien los enmoquetados de palacio y el discreto encanto del poder y los despachos oficiales. Tan etéreos y volátiles como la vida misma.