Lo que mejor está haciendo Page, él personalmente, en la recta final de la legislatura
Así abraza Page
La legislatura autonómica en la que nos encontramos puede que haya sido la más intrascendente de la historia de Castilla-La Mancha en cuanto a la gestión del gobierno y la producción legislativa del parlamento regional, en el que se han aprobado menos leyes que nunca. Si se comparara el contenido del Diario Oficial de estos últimos tres años con los de otras legislaturas se confirmaría de forma rotunda lo que decimos.
El Gobierno de Emiliano García-Page no va a estar entre los más prolíficos de los últimos treinta años en la región. De eso no cabe duda. Apenas han tenido tiempo de hacer gestión debido a que la mitad de la legislatura la ha pasado intentado consolidar el pacto de investidura con Podemos y haciendo frente a los problemas derivados de la confrontación interna en el PSOE nacional, en la que Page tuvo un destacado papel. Hay que recordar que hubo un momento en el que nadie, ni siquiera él mismo, daba un duro por su futuro político después del revés que recibió en su partido con el tortuoso viaje de ida y vuelta de Pedro Sánchez y después de que en la región quedara noqueado con la traicionera decisión de José García Molina de no apoyarle los presupuestos. Todo se derrumbaba alrededor cuando el presidente castellano-manchego hizo acopio de fuerzas y de esa especie de suerte que parece acompañarle en los momentos clave y salvó la situación de forma favorable. De un día para otro pudo centrar su esfuerzo en Castilla-La Mancha, con Pedro Sánchez de nuevo al frente del partido y con Podemos aprobándole los presupuestos a cambio de entrar en su Gobierno, el único de España que tiene dos asientos reservados para el partido de Pablo Iglesias. Después ganó con holgura el congreso regional del PSOE a un candidato sin pegada alineado con Pedro Sánchez. Fue una pequeña venganza de Page y un gran momento para consolidarse como líder del PSOE castellano-manchego e indiscutible barón con mando en plaza. A partir de ahí todo empezó a ir sobre ruedas y además empezó a vislumbrar la posibilidad de volver a gobernar la próxima legislatura con el apoyo de Ciudadanos. Ahora está totalmente convencido que va a ser así.
La gestión de gobierno no es mucho mayor que la de estos últimos años ni en las Cortes se aprueban cosas de verdadera importancia (cada vez son más disparatados los debates sobre los mismos asuntos de siempre), pero el hecho de tener un presupuesto le permite hacer ofertas de empleo público y firmar con sindicatos, empresarios, ayuntamientos y diputaciones sucesivos planes de empleo (empleo temporal, ese del que tanto abominan los sindicatos). Si además se incrementa en alguna medida el número de empleos en la sanidad y la educación, se inauguran un puñado de colegios y se arregla alguna carretera ya está justificado el discurso contra el gobierno anterior del PP y el sufrimiento que infligió Cospedal a los castellano-manchegos durante sus cuatro años de mandato, el mantra del PSOE durante toda la legislatura tan falso como eficaz para socavar la imagen de sus rivales.
Pero lo que de verdad hace que muchos vean que Page está sacándole rédito a la política, y no descartan que pueda volver a gobernar, es su trabajo diario y personal, su esfuerzo por transmitir una imagen cercana y familiar, su falta de complejos para prometer a cada ciudad, a cada pueblo, a cada barrio y a cada persona la solución que espera a su problema. Page lleva a cuestas su campaña electoral y no hay mejor apostol de Page que el propio Page. Su forma de acariciar la cara de los demás es ya legendaria. Besos, abrazos, caricias, comentarios, confidencias al oído: todo un repertorio que utiliza con generosidad y sin límite de tiempo. Page es un consumado maestro en el arte de saludar. El maestro.
En estos últimos tiempos no para y todas las semanas tiene en la agenda la visita a varias localidades de Castilla-La Mancha. Cuentan los buenos observadores que cuando está en un cóctel empieza tomando un sorbo de la bebida que le ofrecen y a partir de ahí se dedica en cuerpo y alma a estar con la gente, a saludar a todo el mundo, a no parar y a irse el último si hace falta. Al parecer, otra cosa que suele hacer últimamente es detenerse en determinados sitios no incluidos en la agenda del día. Es sobre todo a la vuelta de sus viajes por la región. De pronto manda al conductor que entre en un pueblo y da un paseo hablando con los vecinos y tomándose algo con ellos. Eso impresiona a los paisanos y deja un buen recuerdo.
En eso consiste su campaña y casi su gobierno. Nada mas y nada menos.