El empresario talaverano Javier de Antonio Arribas ha sido elegido presidente de la Federación Empresarial Toledana (Fedeto), por aclamación de la Asamblea General, marco en el que ha abogado por "modernizar" el mercado laboral "para crear más empleo y tener más cotizantes" aunque ha lamentado que en la actualidad hay "dogmas políticos" que lo impiden.
En su primera intervención ante la asamblea, ha agradecido a su antecesor, Ángel Nicolás, su papel durante más de veinte años al frente de la patronal y ha pedido su reconocimiento como presidente de honor, así como un homenaje para reconocer su trayectoria.
Empresario del sector de estaciones de servicio en Talavera de la Reina, "en una sencilla empresa familiar", Arribas ha señalado que afronta esta etapa "con la misma ilusión que lo hizo Nicolás en su momento y con las mismas ganas de trabajar con el objetivo de defender los derechos e intereses de los empresarios".
"Lo primero que me propongo hacer es reunirme con todos y cada uno de los representantes de todas las asociaciones sectoriales integradas en Fedeto. Lo haré en las próximas semanas, para conocer de primera mano los objetivos, problemas e inquietudes de todas las asociaciones", ha prometido.
Un presente complicado
Ha centrado su alegato en el "presente tan complicado" que asola a España y al futuro "con demasiadas incertidumbres" que se vislumbra. "Tras la crisis financiera de 2008, que fue devastadora, nos metimos de lleno, en 2020, en una pandemia que nos ha arrebatado a muchas personas y ha dejado la economía muy dañada. Y, sin solución de continuidad, desde finales de 2021 padecemos una inflación muy severa que se está agudizando por el conflicto de Ucrania".
La inflación, a su juicio, representa "el principal enemigo del empleo, del ahorro y de la inversión", y este punto se ha preguntado si "España es un país para los empresarios", afirmando que "viendo el censo de empresas podríamos pensar que sí" porque hay "muchos empresarios de distintos tamaños y sectores", pero si se analiza "cómo se nos trata, la respuesta es que no".
Ha aludido entonces a que "la situación es crítica y parece que tiende a empeorar" y en este contexto "el Gobierno de España ha planteado negociar Pactos de Rentas con los agentes sociales", algo que sólo se ha utilizado "en periodos inflacionistas muy graves, en concreto en 1977, con los Pactos de la Moncloa, y en los años 80".
"En España no cambiamos la forma de hacer ciertas cosas. Y los empresarios o nos adaptamos a la realidad que nos toca vivir o desaparecemos, pero todo sigue igual. ¿Son culpables los empresarios de esta situación? Desde luego que no", ha lamentado.
Críticas y recetas
Ha cargado entonces contra "una reforma laboral que no se adapta a los tiempos que vivimos ni al mercado global en el que competimos", contra "un Salario Mínimo Interprofesional cuyo objetivo real es subir las cuotas de la Seguridad Social porque no podemos pagar las pensiones", un "sistema de pensiones que nadie es capaz de reformar para convertirlo en un sistema eficiente", unos Presupuestos Generales del Estado que "son contracíclicos porque suben los impuestos a las empresas hasta rozar lo confiscatorio" y "un sistema energético mal diseñado, que es ineficiente y nos convierte en un país dependiente del exterior".
Ante este panorama, sus recetas se centran en "modernizar el mercado laboral para crear más empleo y tener más cotizantes", pero, a su juicio, no se hace "porque ciertos dogmas políticos lo impiden". Asimismo, plantea "modificar el sistema de pensiones para hacerlo eficiente", que tampoco se materializa "porque no es popular".
En tercer lugar, aboga por bajar los impuestos para dotar de competitividad a la empresa, idea que choca "con un gasto, un déficit y una deuda pública que nos negamos a racionalizar".
Necesidades energéticas
Y por último, propone "tener un pool energético adaptado a nuestras necesidades para no ser tan extremadamente dependientes del exterior", aunque señala que "un acuerdo para consensuar políticas energéticas parece imposible".
Además, rechaza "seguir manteniendo una administración pública estática e incapaz de cambiar, para modernizarse más allá de la obligada digitalización" ni "seguir afrontando los problemas a golpe de presión fiscal".
"Los empresarios trabajamos muy duro para obtener lícitos beneficios y al hacerlo generamos riqueza y empleo y, de esa forma mantenemos el Estado de bienestar. Lo que no se nos pude pedir por más tiempo es que mantengamos el bienestar del Estado", ha aseverado.