Cuando en el verano de 2021 se marcharon del Real Madrid Sergio Ramos y Raphael Varane todo parecía negativo. La pérdida de los dos centrales que durante tantos años habían sido el cerrojo blanco parecía difícil de abordar, pero la irrupción de Eder Militao y la llegada de David Alaba invitaban al optimismo. Y ambos cumplieron.
El central austriaco venía con una hoja de servicios excepcional desde el Bayern, ganando numerosas ligas alemanas y dos Champions League, Alaba llegaba con 29 años al Real Madrid en plena madurez y en busca de un reto. Poco le pesó ser el heredero del número 4 en el Real Madrid, que durante décadas perteneció al mencionado Ramos y a Fernando Hierro. El internacional por Austria demostró desde el primer día una jerarquía impropia de un recién llegado.
Rápido se hizo con su hueco y apadrinó a un Militao que venía de encadenar grandes actuaciones en los últimos meses de la 2020/2021 ante las múltiples lesiones de sus compañeros. Así comenzaba la primera temporada de Alaba en un Real Madrid que venía de no ganar ni un solo título la campaña anterior, pero todo iba a cambiar.
Alaba se ganó rápido al vestuario y a la afición con su liderazgo, sus cualidades defensivas y una capacidad técnica pocas veces vista antes en un central en el Santiago Bernabéu. La pareja con Militao estaba consolidada y si alguno de los dos sufría un percance ahí estaba el multiusos Nacho Fernández para ayudar en cualquier cosa que se necesitara.
Los meses iban pasando y el triángulo formado por Courtois-Militao-Alaba se consolidaba como uno de los más seguros de la Liga. Un equipo en el que Vinicius y Benzema se bastaban por la parte ofensiva y Alaba ejercía como mariscal de campo en la retaguardia.
[Cómo encaja Rüdiger en el Real Madrid: Alaba pasa a ser un comodín y sube la altura de la defensa]
La distancia en Liga era de un buen colchón respecto a los perseguidores y rápido llegó el primer título de Alaba en el mes de enero. El austriaco levantaba en Arabia Saudí la Supercopa de España, que era el prolegómeno de todo lo que estaba por venir.
A pesar del mazazo de la eliminación en la Copa del Rey frente al Athletic, rápidamente llegaron las eliminatorias de Champions. El PSG se acercaba en el horizonte como un rival durísimo en octavos de final y así se demostró. Derrota en París y la necesidad de una difícil remontada en el Bernabéu.
Alaba, un icono
Y precisamente en el coliseo blanco tuvo lugar la más icónica imagen de Alaba como jugador del Real Madrid. Tras el 3-1 de Benzema que completaba una remontada para la historia, en medio de la vorágine de la celebración, Alaba elevaba al cielo una silla de los miembros de seguridad en lo que fue un gesto de euforia que ya es un símbolo.
Chelsea y Manchester City también sucumbieron ante los blancos, el Real Madrid ganó su 35ª Liga y afrontaba una nueva final de la Champions League frente al Liverpool. En París, la actuación defensiva de Alaba junto a Courtois, el resto de zagueros y Casemiro fue antológica, sostuvieron a un equipo que gracias al gol de Vinicius se alzó con su 14ª Copa de Europa.
Una primera temporada de ensueño para el '4', que quiere más. Ya ha comenzado la pretemporada previa a la campaña 2022/2023 y Alaba ya se ha dejado ver dándolo todo en la exigente preparación física planificada por Pintus, máscaras de hipoxia incluidas.
El reto colectivo de igualar el pasado año es mayúsculo, pero también lo es a nivel individual para Alaba. El austriaco sabía que su posición con Ancelotti era de titular indiscutible junto a Militao y con Nacho para comodín para toda la defensa, pero ahora ha llegado Antonio Rudiger.
[El nuevo reto de Militao: mantenerse como indiscutible tras la llegada de Antonio Rüdiger]
El central alemán llega al Real Madrid procedente del Chelsea en el mejor momento de su carrera con 29 años y como competencia directa para el ex del Bayern. La realidad es que el sistema de Carlo Ancelotti suele contar con cuatro defensas: dos centrales y dos laterales. Ahora, el italiano cuenta con cinco centrales para dos puestos: Militao, Alaba, Nacho, Rudiger y Jesús Vallejo.
El aragonés parece que puede salir, pero aún así hay cuatro zagueros de máximo nivel para cubrir ese puesto. Así, entre Militao, Alaba y Rudiger solo pueden quedar dos. Militao es una apuesta de futuro del club, lleva más años y está en franca progresión, por lo que parece difícil que vaya al banquillo.
Un encaje complicado
Entre Rudiger y Alaba la situación es similar, están en un momento de madurez total, ambos tienen un salario de crack y no están acostumbrados a calentar la banda, por lo que habrá que ver cómo se acaba resolviendo la 'cuestión central' en el Real Madrid.
La otra opción en una defensa de cuatro es que Alaba juegue como lateral izquierdo en detrimento de Mendy. El austriaco jugó durante mucho años en esa demarcación pero, si el francés está en condiciones físicas, hay poco laterales izquierdos como él en el mundo, por lo que parece complicado.
La última opción, y esta es algo más complicada, es un cambio de sistema. En el Real Madrid han sido contadas las ocasiones en las que se ha jugado en una defensa de tres centrales y dos carrileros en vez de con una clásica defensa de cuatro, y los resultados tampoco han sido alentadores.
Sin embargo, con ese sistema tendrían hueco los tres: Alaba, Militao y Rudiger. Tres de los mejores centrales del mundo combinados en una misma defensa, escoltados por Casemiro o Tchouameni y con futbolistas como Carvajal, Mendy, Lucas Vázquez o Valverde como carrileros, lo que dejaría una defensa casi impenetrable para Carlo Ancelotti.
Lo que parece claro es que por rendimiento y jerarquía, Alaba parte en un principio como titular para la temporada que ya arranca pero, eso sí, necesitará de su mejor versión para seguir manteniendo el statu quo en la siempre competitiva defensa del Real Madrid.