Llega un momento en la vida de cualquier usuario de Windows en el que tiene que cerrar un programa de manera forzosa. Puede que se haya 'quedado pillado', y no responda a nuestros comandos; o puede que esté 'pensando' su siguiente acción y no queramos que termine, sólo cerrar la app.
Sea como sea, lo que todos los usuarios de Windows deberían conocer es el atajo de teclado perfecto para acabar con los procesos abiertos: CTRL + ALT + SUPR. Sólo con pulsar esas tres teclas, se abre un nuevo mundo ante nuestros ojos, con más posibilidades de las que tenemos con el botón "X".
La opción que nos interesa es el "Administrador de tareas", una pieza que será muy conocida para muchos usuarios de Windows. Este es un programa que controla otros programas, mostrando en una lista los procesos abiertos y los recursos que están consumiendo.
Cierra cualquier app en Windows
Que el Administrador de Tareas no te dé miedo. Aunque parezca complicado, en realidad es muy sencillo de usar; aunque es cierto que, si pulsamos donde no debemos, podemos cerrar programas que no queremos cerrar, o peor aún, perder los datos que no hemos guardado. Por eso, es de vital importancia encontrar el proceso que realmente queremos cerrar, que normalmente tiene el mismo nombre del programa.
Por ejemplo, si quiero cerrar el navegador Firefox, tengo que buscar el proceso que se llama "Firefox" y pulsar en él. Una vez hecho esto, podemos pulsar en el botón "Finalizar tarea" que en las anteriores versiones de Windows estaba en la esquina inferior derecha, pero que ahora han movido a la parte superior derecha.
Sin embargo, esto es más fácil de decir que de hacer. Y es que puede que te hayas dado cuenta de que la lista está en movimiento; el orden de los procesos cambia dependiendo de cómo estén ordenados. Por ejemplo, si los ordenamos por "CPU", primero aparecerán los que más recursos del procesador estén consumiendo; sin embargo, eso cambia constantemente y no siempre es el mismo, así que la lista es siempre cambiante. Un fallo típico con el Administrador de Tareas es pulsar el proceso equivocado, porque ha cambiado de posición.
Ahí es donde entra el truco, compartido por Jen Gentleman en Twitter. Es muy sencillo: lo único que tenemos que hacer es mantener la tecla CTRL pulsada mientras que el Administrador de tareas está abierto, y la lista de procesos se parará. Al estar 'congelada', será muy fácil encontrar y pulsar en el proceso que realmente queremos cerrar. Parece mentira, pero hasta los mayores expertos en Windows no sabían que este truco existía, lo que dice mucho del sistema.