Hay muchas posibilidades de que si se le pregunta a un usuario de Apple con varios dispositivos que cuál es su favorito la respuesta sea que el Apple Watch. El reloj de la firma de Cupertino se ha convertido en una pieza clave de su ecosistema pero no por los ingresos que puede generar, o por la imagen de marca, sino por algo mucho más importante.
Un usuario puede comprarse un Mac o un iPhone como único dispositivo de Apple, como antes podía hacerlo con un iPod. Sin embargo, el Apple Watch requiere de un iPhone para funcionar, lo que hace que el ancla al ecosistema de Xiaomi sea mucho mayor. Son cada vez más los usuarios que no dejan este móvil y se cambian a otros modelos de otras marcas no por la AppStore o por los servicios de Apple, sino por el reloj.
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El Apple Watch se ha convertido en una forma de cerrar con llave el candado de la puerta que da acceso al ecosistema de la firma dirigida por Tim Cook. Obviamente hay otros modelos en el mercado, pero que Apple haya logrado atar a tanta gente con un accesorio que hace una década no existía es muy llamativo. No lo ha conseguido ni con los auriculares ni con los ordenadores.
El jardín amurallado
En la misma semana que Xiaomi ha mostrado su nuevo coche eléctrico en Barcelona se ha reportado que Apple habría cancelado su proyecto de vehículo autónomo, el Proyecto Titan. Esto demuestra que entrar en este sector no es para nada sencillo, ni siquiera para un a marca como Apple, sobre todo si se quiere crear algo desde cero, y no subcontratar la fabricación.
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Xiaomi ha apostado por una fórmula similar a la que usa en móviles, diseñarlo todo y luego crear algunas piezas, comprar otras, y encargar la fabricación del producto a empresas especializadas. Esto es aparentemente lo que va a hacer con el coche. Lo que sí que queda en sus manos es la integración del vehículo con el resto de su ecosistema.
Para ello ha realizado una fuerte apuesta basada en HyperOS, el nuevo sistema operativo de la compañía. Este sistema se entra, sobre todo, en la conectividad entre diferentes aparatos. Y eso, en el caso de Xiaomi, no es poco decir. La empresa china tiene desde móviles a relojes, pasando por pulseras, tablets, freidoras, licuadoras, arroceras... y todos se comunican entre sí. Este ecosistema invitaba a comprar productos de la marca, para tenerlo todo integrado, como pasa con Google, Apple o Microsoft. La clave es que, hasta ahora, todos esos productos tenían un precio lo suficientemente bajo como para pensarse el cambiar en un momento dado de ecosistema. Es decir, se puede cambiar un ordenador, el móvil y los altavoces inteligentes, haciendo un desembolso importante, pero asumible, sobre todo porque puede ser progresivo.
La llave del jardín
¿Y qué pasa cuando entra en juego un producto de decenas de miles de euros? Pues que se convierte en la llave de ese jardín. Tener integrado el coche en el día a día de nuestro ecosistema domótico o de seguridad hace que cambiar de productos no sea tan conveniente. Obviamente si se piensa en cambiar de marca.
Un usuario del Xiaomi SU7 que esté acostumbrado a que su móvil se integre de manera sencilla y efectiva con el coche, que puede usar las apps del mismo en la pantalla de 16,1 pulgadas del salpicadero y que puede encender el ventilador del salón antes de salir del coche es posible que dude, y mucho, si cambiar el smartphone o la marca del ventilador.
El ecosistema es el futuro
Xiaomi y el resto de marcas saben esto. Apple es la que más lo ha exprimido en los últimos años y ahora vamos a entrar en un nivel de conexión que no habíamos visto hasta ahora. La parte positiva es que puede ser mucho más cómodo para los usuarios, tener una integración entre tantos dispositivos diferentes, la parte mala es que salirse será más difícil.
El resto de fabricantes de coches, o de electrónica de consumo, podrá hacer algo parecido, pero Xiaomi es la que mejor está posicionada con su estrategia [Human x Car x Home], aunque es cierto que la compañía permite compatibilidad dentro de su ecosistema con otras marcas, sobre todo de accesorios domóticos.
Huawei es posiblemente una de las pocas que pueda hacerle frente a Xiaomi en China, con coches, móviles e incluso energías renovables, pero fuera del país el gigante chino aún no se ha recuperado del mazado del veto estadounidense en cuanto a la relación con el consumidor final. Con respecto a empresas es otro caso, porque Huawei ha mostrado músculo en este MWC 2024.
La única alternativa que le queda a ciertas marcas es crear uniones de empresas para crear ese ecosistema, o algo similar, en función de lo que cada compañía puede aportar. Un ejemplo es el nuevo AFEELA, el coche que han creado Sony y Honda de forma conjunta. Es un proyecto que mira al futuro, y no se espera que se anuncie en Estados Unidos antes de 2025, pero podría marcar el camino para muchas otras empresas, tanto automovilísticas como de electrónica.