La evolución de las herramientas de comunicación están centrándose de una forma tan apabullante en el vídeo que en pocos años será prácticamente lo único que haya.
El ser humano no es la única especie capaz de comunicarse con sus iguales o con otras pero sí que es la que más ha avanzado en la forma de hacerlo. Los dibujos dieron paso a los pictogramas y luego a la escritura, una invención que ha estado con nosotros durante miles de años.
Internet es otra gran creación, quizás aún no a la altura, pero con el tiempo lo estará. Dentro de ella, como en un contenedor, podemos poner muchos elementos de diferentes naturalezas, con la única condición de que sea digital.
Al principio la tecnología nos limitaba, tanto que apenas unas cuantas letras eran todo cuando podíamos enviar. Poco a poco los avances hicieron posible la inclusión de imágenes, que al igual que las letras no eran más que un conjunto de ceros y unos. Y poco después el vídeo llegó, al principio en forma de breves clips y más tarde en resoluciones casi tan nítidas como la realidad.
Los smartphones e internet
Justo después de esta secuencia de hechos el acceso a Internet se movió desde los ordenadores a los móviles, que es donde está ahora.
La inmensa mayoría de usuarios usa sus teléfonos para acceder a la red y cuando lo hace es muy probable que acceda a una red social, web o aplicación que use el vídeo como elemento de comunicación.
«Tu empresa es un rollo, hay que leer»
Hace unos días estuve viendo una ponencia en Youtube de Javier Padilla, un joven empresario sevillano. En ella comentaba aspectos de su día a día pero contó una anécdota que se me quedó grabada.
Una de las empresas que tiene es un periódico online deportivo y cuando le enseñó la web a su sobrino, de 9 años, este le dijo «Tito, tu empresa es un rollo, hay que leer». Y Javier lo vio claro, al igual que yo lo veo claro. El vídeo no es parte del futuro, el vídeo es parte del presente y lo será todo en el futuro.
El vídeo no es parte del futuro, el vídeo es parte del presente y lo será todo en el futuro
Esto afectará a nuestra forma de comunicarnos, a los dispositivos que usamos en el día a día y al ecosistema de aplicaciones que surgirá. Las generaciones más nuevas toman el vídeo como su herramienta habitual y se sienten mucho más cómodas compartiendo vídeos en Snapchat e Instagram que escribiendo en un blog.
«De mayor quiero ser youtuber»
No podíamos hablar de la relevancia del vídeo si hablar también de una nueva raza de comunicadores, los youtubers. Jóvenes, y no tan jóvenes, capaces de conectar con su público usando los vídeos. Ni más ni menos.
No vamos a entrar en valorar la calidad de las secuencias, los temas o la relevancia pero es cierto que han sabido adaptarse a una realidad que ahora se expande como ideal de futuro.
Los niños ven como algo digno de alcanzar a este tipo de profesionales, del mismo modo que lo hacen con futbolistas o actores. Desde luego no es algo que pase con otros trabajadores.
Vídeo, vídeo y luego streaming de vídeo
Esto también afecta a las aplicaciones y empresas que crean servicios y es que durante los últimos meses hemos visto cómo todo se orienta en tres direcciones, muy similares:
Los grandes actores como Facebook, Twitter o Google saben que si quieren seguir siendo relevantes entre los más jóvenes tienen que centrar sus esfuerzos en esto.
Entre estos tipos de vídeo en los que se están centrando las aplicaciones y servicios más importantes hay uno que está llamado a ser clave: la realidad virtual. Aún es pronto para saber si este será el futuro que nos han pronosticado o si se trata de un nuevo fracaso como lo fue el 3D.
En el caso de que realmente este sí sea momento de esta tecnología la velocidad y cantidad de datos necesaria para usarla no será un impedimento y el cambio que implicará el vídeo será incluso mayor que el que estamos imaginando.
Tu móvil está creciendo por culpa de los vídeos
Hasta finales del siglo pasado el estatus económico de alguien podías saberlo por el tamaño de su móvil. Mientras más pequeño era más dinero le había costado. Y es que el coste de la miniaturización se nota pero también importaba que en aquellos días lo máximo que quería leer en un móvil eran dos líneas de texto.
Actualmente los móviles tienen pantallas cada vez más grandes, sobre todo por el consumo de contenido multimedia, no porque la gente lea más que antes.
El vídeo es el contenido por excelencia y no sólo en aplicaciones como Youtube, a donde según sus cifras se accede más desde móviles que desde ordenadores.
Las tarifas de datos tiemblan
El mayor daño colateral de esta tendencia serán las tarifas de datos móviles y es que mientras el consumo en empresas y hogares se mantiene más o menos fijo en términos económicos en los móviles mientras más datos gastamos más dinero solemos necesitar.
En este sentido aumentará mucho el porcentaje de MB o GB que destinaremos a enviar y recibir vídeos pero también aumentará el gasto no por ver más minutos sino por la calidad de los mismos.
En un móvil con pantalla 2K ver un vídeo es mucho más caro, se mire por donde se mire, que en un móvil con pantalla HD, al menos si no controlamos manualmente la calidad de reproducción.
En unos años el consumo medio de datos por persona crecerá y el culpable casi único serán las aplicaciones que nos permitan disfrutar de este contenido.
To play or not to play
Las operadoras podrán tomar medidas restrictivas en este sentido como hemos visto recientemente o podrán adaptarse a una realidad que será inevitable.
Será el vídeo o no será
En los próximos años iremos viendo la evolución de este fenómeno, pero no os equivoquéis. No se trata de ver si el vídeo acabará dominándolo todo o no, sino simplemente de si lo hará de una forma u otra o en un momento u otro.