Hace unos días ZTE sorprendió a propios y extraños presentando un teléfono plegable que costaba 400 dólares al cambio. Esta conversión no es gratuita, y es que ese modelo se presentó exclusivamente en Japón. Su nombre es ZTE Libero Flip, y nuestra sorpresa ha sido mayúscula al saber que en España también se podrá comprar.
Este modelo ha sido presentado en Europa en el marco del MWC bajo el nombre de Nubia Flip 5G, aprovechando ZTE su marca de mayor prestigio, algo necesario al haber subido el precio bastante con respecto al modelo japonés. En España costará 599 euros, pero aún así es insultantemente más barato que el resto de móviles plegables que están a la venta en nuestro mercado.
Hemos tenido la suerte de poder pasar unos minutos con él en el stand de ZTE y hemos comprobado cómo es su calidad de construcción, su software y, sobre todo, su bisagra, probablemente el punto más crítico de un plegable. Un pequeño avance, nos ha gustado más de lo esperado.
Hardware bien, software...
El Nubia Flip 5G es un móvil inspirado no sólo en el plegable de Samsung, sino también en otros modelos, como los de Vivo o Huawei. De hecho, su pantalla externa circular recuerda más a los modelos de marcas chinas que al de la marca coreana, que ahora tiene una pantalla mucho mayor. Esa es una de las pegas de este modelo, que tiene un panel circular exterior algo justo (1,43 pulgadas) y que si bien nos permite usar algunas funciones, como la cámara, el calendario o la grabadora, no llega a ser tan versátil como los modelos de Samsung y Motorola.
Lo que sí nos ha gustado ha sido la construcción, con un borde metálico de cantos rectos y una sensación en la mano muy positiva. La bisagra es bastante rígida, pese a que permite poner el móvil en modo atril, dejando la pantalla doblada a 90 grados. El panel, de 6,9 pulgadas, usa tecnología OLED y, para nuestra sorpresa, no muestra una gran arruga en la parte donde se dobla. No es que sea perfectamente liso, pero se parece más a modelos más actuales que a los primeros que vimos hace unos años, lo cual puede parecer obvio, pero con semejante recorte en precio no lo es tanto. Y sí, alcanza los 120 Hz de tasa de refresco.
El sistema de cámaras está compuesto por una frontal de 16 Mpx y una cámara trasera de 50 Mpx. El problema es que la cámara secundaria trasera sólo está ahí para tomar datos de apoyo, al tener 2 Mpx. No es la primera vez que vemos un plegable sin zoom óptico, pero sí la primera en la que vemos uno sin gran angular. La calidad de los sensores, por lo poco que hemos podido probar, no es muy elevada, y aquí tenemos uno de los grandes inconvenientes de este móvil.
El procesador, no obstante, es capaz. Es el Snapdragon 7 Gen 1, y viene con 256 GB de memoria interna, y 8 GB de memoria RAM, ampliables mediante memoria virtual hasta los 20 GB. Esta capacidad de memoria es bastante aceptable, sobre todo teniendo en cuenta que ZTE habrá tenido que recortar costes de muchas partes. La batería, de 4.310 mAh, dispone de carga por cable de 33 W, pero no de carga inalámbrica. Sí que dispone de NFC para pagos móviles, Wifi 7 y bluetooth 5.4.
Pero el mayor inconveniente de este modelo es el software. Es posible que la unidad de prueba no fuera una versión final, pero la gestión de las notificaciones, los gestos y en general la respuesta del sistema, era muy mejorable. Este es uno de los puntos flacos de ZTE, y no es de extrañar que también lo sea aquí.
Ya se puede comprar
Una de las sorpresas de esta presentación es el anuncio de que este móvil se pondrá a la venta en España antes de verano, aunque sin fecha concretada. Eso sí, por ahora solo será posible comprarlo a través de la web de ZTE en nuestro país, con envío directo a nuestra casa. Por el momento no será posible adquirirlo en tiendas físicas o en otros vendedores online, seguramente para que ZTE pueda mantener ajustado el precio de 599 euros al máximo.
Está por ver que ZTE pueda abrirse un nicho de mercado en un sector tan particular, el de los móviles plegables. Con todo, si hay una oportunidad, desde luego es esta, bajar al máximo el precio y centrarse en pantalla, batería y rendimiento, casi obviando el resto de prestaciones.