Los Testigos de Telegram llaman a tu puerta, Relato
Telegram es mejor, Telegram ya hacía eso... ¿No somos sus usuarios demasiado insistentes? De eso trata este relato: una visión irónica cargada de humor.
21 abril, 2017 19:36Telegram es mejor, Telegram ya lo hacía antes… ¿No somos sus usuarios demasiado insistentes? De eso trata este relato: una visión irónica cargada de humor.
–Buenos días. ¿Tiene un momento?
El sol caía con justicia sobre mi espalda y sobre aquellos tres jóvenes vestidos de traje. La primavera aún no había eclosionado con el calor que precede al verano, pero yo sudaba solo con ver a las tres personas que llamaron a la puerta de mi casa. Y no solo sudaba por ver cómo se cocían bajo sus trajes de baratillo, también porque tendría que lidiar con las ansias de venderme su producto.
-No, gracias -contesté haciendo ademán de volver hacia mi casa dejando a aquellos tres pasmarotes expectantes junto a la verja de entrada-. Ya tengo todo lo que necesito.
-Seguro que no, señor -dijo el más alto de los tres, un chico con el pelo rubio y corto que veía rematado su aspecto rebelde, a pesar del traje, con una enorme aldaba pendiendo de la nariz-. Venimos a informarle de algo que le cambiará la vida.
No imaginé que fuesen predicadores a domicilio, su apariencia distaba del corte clásico de ese estilo de personas. Parecían desaliñados pese al traje, como si su apariencia ejemplificara un oxímoron. Y mantenían un nivel de insistencia que no había visto nunca.
-Muchas gracias, pero no necesito creer en nada más.
-Le traemos un mensaje que le hará sentir mejor en su vida -dijo otro de los chavales, el de menor estatura-. ¿No conoce Telegram?
-¿Telegram? -Repetí. Mi cara de sorpresa habría servido de molde para un Emoji.
-Ya sabe, la mejor aplicación de mensajería para móviles.
-Y para ordenadores -dijo el segundo de los chicos.
-La única que necesita para comunicarse con todos sus amigos -añadió el tercero.
–¡LA MEJOR DEL MUNDO!
Reconozco que el coro a lo Gospel no me lo esperaba. Tampoco el perro de mi vecino, que se puso a ladrar más enfadado por que le hubiesen despertado de la siesta que por intimidar a los tres Testigos de Telegram. No, ese nombre no se lo puse yo.
-Somos los TT.
-¿Trending Topic?
No lo dije con ánimo de broma, pero el predicador rubio se lo tomó de esa manera.
-TT viene de Testigos de Telegram: somos una organización sin ánimo de lucro que se dedica a extender la palabra de nuestro señor Durov a todos los que no conocen la mejor manera de comunicarse.
-¿Y qué pasa con WhatsApp?
Silencio. Los tres me miraron como si hubiese salido del manicomio por reincidente. Después se observaron entre sí alternativamente, como si ejecutasen una coreografía. Extrajeron un folleto de una de las tres carpetas que portaban, cada Testigo de Telegram con la suya, y me alcanzaron el papel a modo de receta.
-¿Y qué tengo que hacer con esto?
-Son las pautas que debe seguir para que Telegram le cambie la vida.
-Igual que nos la cambió a nosotros.
–¡VIVA TELEGRAM!
-¿Podríais dejar de gritar? -Los coros comenzaban a cabrearme. También la insistencia-. A ver si me entero. ¿Vais de casa en casa para decirles a todos que usen Telegram?
-Es nuestra obligación: extender la palabra de nuestro señor Durov.
-Y abrir los ojos de todos los que utilizan la basura de WhatsApp.
–¡A LA HOGUERA CON WHATSAPP!
-¿Y para qué querría usar Telegram si en WhatsApp ya tengo todo lo que necesito?
-¿Tiene Stickers? -Dijo uno.
-¿Y chats que se auto destruyen? -Añadió otro.
-¿Tiene bots integrados? -Remató el tercero con suficiencia.
-WhatsApp tiene gente.
Silencio de nuevo, aunque esta vez no necesitaron mirarse. Fruto de una maniobra bien estudiada, los tres Testigos de Telegram me apuntaron con unos ojos que ni los de Superman antes de lanzar rayos láser mientras el rubio de pelo corto, que sería el cabecilla del grupo, exponía una especie de mantra a modo de credo.
-WhatsApp no vale nada, con Telegram lo tienes todo.
-Me parece muy bien -dije-, pero tengo cosas pendientes en casa.
-WhatsApp no vale nada, con Telegram lo tienes todo -los otros dos se sumaron al cántico.
-¿Me oís? Que tengo cosas que hacer.
-WhatsApp no vale nada, con Telegram lo tienes to…
–¡PARAD!
Respiré hondo, agarré el folleto que el chico rubio continuaba tendiéndome a través de la verja y me dispuse a darles la razón solo para ver si se marchaban.
-¿Me dejaréis en paz si me instalo Telegram?
-En paz quedará usted-dijo el cabecilla.
-Descubrirá por qué es la mejor aplicación del mundo.
-Y no volverá a usar WhatsApp.
–¡A LA HOGUERA CON WH…!
-¡Ni un grito más! Me habéis convencido: voy a instalar Telegram en mi móvil aunque solo sea para hablar conmigo mismo.
-Y no quedará descontento: seguro que descubre sus bondades y termina englobándose en nuestra asociación, los Testigos de Telegram.
-Antes me tiro en paracaídas sin paracaídas.