Las baterías no necesitan más capacidad, antes deben ser seguras
Solemos fijarnos en que las baterías se agotan rápido o cargan lento, pero esto no debería importar: antes que nada deben ser seguras.
23 enero, 2017 21:05Solemos fijarnos en que las baterías se agotan rápido o cargan lento, pero esto no debería importar: antes que nada deben ser seguras.
Asistimos casi cada semana a notables avances en el almacenamiento de energía. Retener la carga y liberarla según las necesidades es complejo, sobre todo si tenemos en cuenta la alta demanda de energía que tienen los dispositivos modernos. Ninguno estamos dispuestos a cargar nuestro smartphone varias veces por jornada, señal de que la capacidad de las baterías debe crecer para mantenerse acorde a nuestra demanda.
Nos fijamos en eso, en la capacidad. Horas de pantalla, tiempo entre carga y carga, aguante cuando desconectamos el móvil del cargador… Pero no solemos prestarle atención a un detalle: el comportamiento de las baterías es inestable por naturaleza. Y potencialmente peligroso.
Las baterías de ion litio están rellenas de un líquido inflamable
Concretamente, se trata de un compuesto orgánico en el que van disueltas las sales de litio que actúan como electrolito permitiendo a los electrones moverse entre ánodo y cátodo. Cuando la batería se descarga los electrones fluyen del polo positivo al negativo; al cargarse el flujo es en sentido contrario.
Las baterías son inestables, como ya dije antes. Son muy sensibles al calor, necesitan espacio para expandirse por este motivo (ahí está el caso del Samsung Galaxy Note 7), precisan sistemas electrónicos de monitorización y control capaces de cortar la carga cuando se completa o hay problemas… Un cortocircuito elevaría la temperatura de la batería, el electrolito podría inflarla y acabaría incendiado si encontrase una fuga.
Es cierto que estas situaciones se dan un contadísimo número de veces: tanto las baterías como los móviles disponen de suficientes sistemas de control como para evitar los desastres. Sin que a esto se escape lo evidente: el interior de un objeto que llevamos siempre encima no debería ser tan inflamable. Por eso, ¿y si en lugar de preocuparnos por la capacidad de las baterías primero buscamos sustitutos viables a los electrolitos inflamables?
En lugar de preocuparnos por que la batería tenga más carga, habría que demandar componentes más seguros
Esto no es novedad, que ya existen investigaciones que han dado con baterías que, aparte de ser viables y de mejorar la capacidad, han mejorado los componentes internos habituales para que resulten menos peligrosos. Huawei iba en ese camino con baterías capaces de aguantar mejor el calor; aunque lo mejor es la batería con extintor incorporado que es capaz de apagarse en el caso de incendio. Y existen baterías de polímero de litio con electrolito sólido y no inflamable.
Aún hay demasiado camino por recorrer
Tampoco hay que obsesionarse destacando el riesgo de incendio de las baterías, que hay otros objetos con los que interactuamos que son igual, o más peligrosos, que estas. Los mecheros, por ejemplo. Y estos no tienen las medidas de control que poseen baterías y smartphones.
El Samsung Galaxy Note 7 supondrá un punto de inflexión en la seguridad de las baterías. Ningún fabricante querrá pasar por el mismo calvario. Y la propia Samsung ya ha aclarado que piensa realizar un test de 8 pasos antes de la elección de las baterías para sus dispositivos. La seguridad mejora, pero es imposible eliminar riesgos mientras los componentes internos sean potencialmente inflamables.
Exijamos mejoras en la capacidad, sí, pero empecemos eliminando cualquier tipo de riesgo. Hay opciones viables y suficientemente probadas que, sin embargo, siguen siendo anécdota. Entonces, ¿por qué seguir manteniendo los disolventes orgánicos como compuesto principal para el electrolito? Cuestión de costes, no queda otra.