Actualizar o no actualizar, esa es la cuestión
Con la salida de Jelly Bean, todos volvemos a estar preocupados por cuando lanzarán las actualizaciones para nuestros dispositivos y, sobre todo, si lo harán. En esta ocasión la espera se va a demorar un poco, sobre todo si tenemos en cuenta que aún hay muchos dispositivos estancados en Gingerbread y que tienen la actualización a 4.0 prometida.
Pero, ¿hasta qué punto es necesario actualizar? Hemos visto casos como el HTC Desire con la actualización a 2.3.3, que solo empeoró con ello (lo dice uno que lo ha vivido). Pero no es la única historia, ahora nos encontramos al todo novedoso y actual buque insignia de Sony, el Xperia S, con problemas de estabilidad y de rendimiento tras su actualización a Android 4.0.
¿Es necesario sacrificar un poco la estabilidad y el rendimiento por algunas funciones nuevas que no llegan a ser revolucionarias? En HTC saben que no, prefieren otorgar una experiencia de usuario en condiciones en lugar de proporcionar la última versión del SO pero con fallos y problemas que solo creen una mala imagen de la marca. Y así parece que va a ser con el Desire HD, el cual no recibirá finalmente Android 4.0 Ice Cream Sandwich.
De aquí saltamos a otro punto y es la dificultad que ponen las capas de personalizaciones en las actualizaciones. No solo hablamos del tiempo que lleva, sino de la gran cantidad de recursos que utilizan. Para que os hagáis una idea, el Samsung Galaxy Nexus cuenta con un hardware relativamente similar al Xperia S y mueve Android 4.1 y Android 4.0 a las mil maravillas. A esto hay dos respuestas, o bien Sony ha querido hacer una actualización para salir al paso debido a la gran cantidad de actualizaciones que tienen pendientes (recordemos que actualizarán a 4.0 toda la gama Xperia de 2011) o bien son unos inútiles no han sabido adaptar Timescape a la nueva versión de Android, provocando que el rendimiento sea pésimo, algo que es todavía más incomprensible teniendo en cuenta que llevan desde enero preparando la actualización y que cuentan con todas las herramientas necesarias para hacer bien su trabajo.
En el caso del Xperia S es totalmente incomprensible este hecho dado que hablamos de un terminal que en teoría debe de competir con los gamas altas como SGS3 y HTC One X. Si han hecho esta chapuza con Android 4.0 me planteo seriamente cómo será la actualización a Jelly Bean y si finalmente serán capaces de actualizar en condiciones la gama Xperia de este 2012. La buena fama que Sony estaba consiguiendo gracias a sus actualizaciones, va a irse al traste con hechos como este.
Si volvemos al Desire HD, la cosa cambia bastante porque hablamos de un terminal que en breve va a cumplir dos añitos y quieras que no, los años pesan bastante. Evidentemente HTC no puede prescindir de Sense en sus gamas actuales por lo que la decisión de no actualizar es relativamente comprensible.
Pero volvamos al Xperia S, que es el caso más grave. A los usuarios de un Xperia S se les plantea la siguiente duda, ¿Merece la pena actualizar a Ice Cream Sandwich? ¿Qué vas a ganar con ella? Tan solo podrás instalar Google Chrome, Android Beam, desbloqueo facial y poca cosa más ya que el resto de las novedades que ICS trae son en el apartado visual, algo que no podrás apreciar debida a la capa de personalización de Sony.
El problema está en el mal trabajo de Sony y de muchas compañías porque, aunque en esta ocasión critiquemos a Sony y, ligeramente a HTC, son muchas las que cometen los mismos fallos. Por ejemplo, prefiero tener que esperar un par de meses más como está haciendo Motorola con el Razr pero contar con una actualización en condiciones, con una actualización acorde con el producto del que hablamos.
Hablando de Motorola, por muy increíble que parezca, debemos de elogiar su actitud respecto a las actualizaciones. Es verdad que están tardando bastante pero seguro que lanzan algo en condiciones y que no nos hará arrepentirnos de haber actualizado. Además, en Motorola tienen muy claro que si actualizar provoca un empeoramiento en cuanto al rendimiento del sistema, mejor dejarlo como está, un acto que demuestra que en Motorola solo importa la experiencia que ofrecen sus dispositivos, por encima de las presiones de los usuarios.
De todas formas, por mucho que critiquemos a las compañías, en cierto modo también es culpa nuestra que lancen actualizaciones a la desesperada, ya que somos nosotros los que insistimos una y otra vez y presionamos para tener lo último, de la forma más rápida posible. Y como se dice muchas veces, en esta vida no se puede tener todo.
¿Tú que opinas? ¿Prefieres sacrificar rendimiento por tener nuevas funciones?