La guerra de los fabricantes (y yo más…)
La verdad es que era un tema que no quería hablar, y menos aún desde esta perspectiva, porque no me gusta meterme con alguien de forma directa, pero creo que dada la situación actual, con el Mobile World Congress recién terminado y con el evento de Apple habiéndose celebrado hace unas horas es un gran momento para hacer una reflexión sobre los principales fabricantes de teléfonos móviles y la batalla de hardware en que nos hemos enfrascado.
Cada uno de los distintos fabricantes parece haber intentado enfocar el problema de conseguir vender más que la competencia y seguir aumentando sus beneficios de diferentes formas, cada cual con sus ventajas e inconvenientes, y de eso es de lo que os quiero hablar hoy.
Parece que cada uno de ellos ha decidido entonar su particular “Yo la tengo más grande” desde hace algo de tiempo. Se ha puesto de especial manifiesto hace unos 3 años con el lanzamiento de Android y la guerra por el procesador más potente, la mayor cantidad de RAM o la capacidad de la batería. En realidad ninguno de estos parámetros significa nada de por sí, si no van acompañados de un buen trabajo en lo que a software respecta, que suele ser a la postre lo que determina mejor el rendimiento de cada componente. Y aquí entramos en conflicto con la competencia directa a la que se tiene que enfrentar cualquier fabricante hoy en día: Apple y su iPhone.
Parece que desde Cupertino se rien de la absurda guerra de hardware, y el esfuerzo titánico en tiempo, personal, logística y, por encima de todo, dinero que están haciendo los demás fabricantes por poner en la calle un hardware más potente que el de la competencia, no obstante, llevo cinco lanzamientos de iPhone, y cinco veces que veo como además de lucir manzana y un diseño nuevo o renovado (a veces…) en el aspecto exterior, nos hablan de una nueva tecnología de pantalla, que muestra más píxeles, es capaz de eclipsar al Sol y aumenta tu molabilidad en varios puntos en la escala.
Y digo yo, ¿cómo puede ser que cuestiones una mentalidad basada en reventar al rival a base de hardware, pero luego hagas lo mismo en tus propias presentaciones? Lo peor es, que al igual que está pasando con esa carnicería en Android o en el mundo smartphone en general, cuando incluimos a Apple en la lucha por las pantallas vemos (como en el caso anterior) que la diferencia no es para tanto, y que cada tecnología tiene tantas ventajas como inconvenientes (y os lo dice un usuario de AMOLED, SuperAMOLED y Retina Display). Es decir, que cuando entran al trapo, como ocurre con los demás, se demuestra que todos son falibles.
Y lo peor no está solamente en ese punto. Sino que precisamente por la manía de no querer entrar en la lucha por el hardware, Android ha conseguido recortar de forma espectacular la desventaja que tenía con respecto al gran trabajo de optimización que han hecho en Apple y, cada vez más, empieza a ser importante el hardware que montan los dispositivos. La ventaja que tenían (y creo que a día de hoy aún tienen) con sus actualizaciones unificadas, queda gravemente empañada cuando sus dispositivos resultan ser incapaces por potencia de correr la actualización como deberían, dejando fuera de juego algunas de las novedades más interesantes (¿cómo es posible que un iPhone 4 no pudiera correr Siri de serie? ¿tanto hardware requiere un asistente de voz?).
¿Cómo puedo afirmar esto? Pues sencillo, hace una semana tuve la ocasión de comprobar como un fabricante de Android adoptaba una política muy parecida, obteniendo un resultado excelente con ello. En la conferencia que ofreció Sony tuvimos la ocasión de probar teléfonos que aunque disfrutaban todos de una nueva gama de procesadores, no era la última línea de fabricación de ninguno de los fabricantes actuales, sino que eran dobles nucleos con un impresionante trabajo de software detrás, permitiendo una perfecta comunión entre HW y SW, así como una novedosa e interesante gama de servicios (y los que están por venir, que ya nos comentaron en vivo y en directo). Pues a los nipones les llovieron críticas por haber sido tan conservadores, y personalmente no veo diferencia ninguna entre una política y otra. Ellos se están planteando renovar los procesadores en menos de un año, sin embargo, seguimos sin noticias desde Silicon Valley… Quizá este sea el momento de que desde Apple empiecen a darse cuenta de que el hardware necesita evolucionar si planifican las actualizaciones con algo de tiempo, porque su mayor virtud está a punto de convertirse en un pecado grave de la mano de la soberbia empresarial.
Y vosotros, ¿qué opináis? ¿creéis que Apple ofrece de verdad una diferencia tecnológica? ¿vale la pena pagar tanta diferencia por esa optimización en software? ¿creéis que Sony hizo un buen trabajo? ¿quién mató a Laura Palmer?
Nota del autor: para los que no entendáis ese último tachón, es una coña idiótica sobre la serie Twin Peaks, una maravilla con varias décadas a sus espaldas que seguramente los más jóvenes no conoceréis (yo la tuve que ver años después de que se emitiera, de hecho)