Se acaba de estrenar en las plataformas digitales -Filmin- un documental, Generación Kronen, que no tiene desperdicio. Véanlo. Se trata de un retrato descorazonador de la aquella generación bendecida por la célebre ópera prima de José Ángel Mañas. El director, Luis Mancha, hace desfilar, por un lado, a Ray Loriga, Lucía Etxeberría, Paula Izquierdo, Luis Magrinyà, José Manuel de Prada, Ignacio García-Valiño (que murió en 2014) o Juana Salabert, entre otros; y todos tan distintos, si bien unidos por el disfrute de aquellos tiempos de vino y rosas, y sustanciosos adelantos editoriales. Por otro lado, comparece algún 'juguete roto' que se quedó por el camino, víctima de la vorágine comercial que envolvió la literatura en los noventa. ¿Recuerdan a Pedro Maestre o a Pablo González Cuesta?



Atención inversores y productores interesados en las tablas. La reciente reforma fiscal "premia" la entrada de capital privado en producciones escénicas (sí, también conciertos y festivales) con incentivos fiscales. Hay muchas fórmulas. La menos conocida y de menor riesgo, según ha publicado Expansión, es la de sumarse a una Agrupación de Interés Económico (AIE). Para que el productor pueda dar entrada al inversor tiene que cumplir varios requisitos pero en líneas generales podría compensar a ambas partes en el balance final. Yllana lo probó con el Trágala, trágala de Íñigo Ramírez de Haro y Magüi Mira y Zebra Producciones incorporó esta fómula financiera a El discurso del rey (en El Español en mayo de 2015 con Adrián Lastra de protagonista). Tan contentos quedaron que repiten.



La Royal Opera House ha querido curarse en salud después de la polémica por la violación explícita que Daniele Michieletto incluyó en su puesta en escena de Guillermo Tell. El público se revolvió frente a tanta crudeza innecesaria y Kasper Holten, director de la institución, tuvo que pedir disculpas. Ahora, días antes del estreno de la Lucia di Lammermoor de Katie Mitchell, la ROH ha enviado un mail a sus abonados advirtiéndoles de que se verán sometidos a un trance similar. Algunos se han quejado por la reincidencia. Otros, claman contra el aviso, ya que el arte, sostienen, no debe rebajarse a pedir permiso ni a ofrecer excusas. Atentos, pues, a quién gana la partida y a la segura excelencia del espectáculo.