Ilustración: Ulises
Su energía la ha llevado a tocar todos los palos de la escena. La actriz y directora Magüi Mira (Valencia, 1944), de quien estos días puede verse Festen en el Valle-Inclán, llega reivindicativa al Día Mundial del Teatro.
¿Ha abandonado algún libro por imposible? Nunca. Soy niña de posguerra y me educaron las monjitas. Un libro era un tesoro.
¿Con qué personaje le gustaría tomar un café mañana? Con ninguno. No soy mitómana.
¿Recuerda el primer libro que leyó? No. Un cuento en inglés creo. Mi madre tenía esas ingenuidades en los años cuarenta. Creía que alguien me enseñaría inglés.
¿Cuáles son sus hábitos lectores? ¿Es de iPad, de papel, lee por la mañana, por la noche? Solo papel y me gusta subrayar, a lápiz , pero bien fuerte porque el libro es mío.
Cuéntenos alguna experiencia cultural que cambió su manera de ver la vida. Cuando era pequeña y mi padre me llevó al circo. Vi a una niña como yo, vestida de azul sobre un elefante enorme, y observé que no tenía miedo, y que la gente le aplaudía y se emocionaba con ella... ¡Quise ser esa niña!
¿Cómo celebraría el Día Mundial del Teatro? Obligando a todos los que manejan fondos públicos y tienen alguna responsabilidad en el área de la cultura a que se sentaran en un teatro y se mezclaran con el público y pensaran si les parece bien que el IVA del 21% siga destruyendo el tejido empresarial del sector.
¿Cree que el poder político entiende el teatro? Me da risa. Claro que lo entienden, y les gusta, pero no lo quieren... El teatro es un peligro importante para ellos.
¿Refleja Festen la cruda realidad que vivimos? Es teatro contemporáneo y emerge de la vida que vivimos como un espejo cruel y certero.
¿Qué le fascina de un personaje como Cleopatra? Lo maltratada que fue por los políticos que convivieron con ella, y por los historiadores que hablaron de ella. Y aquí sigue entre nosotros... ¿no es fascinante?
¿Qué supuso El discurso del rey en su carrera? Aprender del poder del sexo en una época en la que Europa estaba sin configurar.
¿Dónde se siente más cómoda, en la dirección o en la interpretación? Las dos responsabilidades me alimentan. Me ‘resetean' para la creación teatral.
¿Entiende, le emociona el arte contemporáneo? No lo cultivo. Me quedé en los impresionistas.
¿De qué artista le gustaría tener una obra en casa? Una fotografía de Saudek. Me gusta su obra, esa suma de dureza y poesía.
¿Cuál ha sido la última exposición que ha visitado? Ejerza por favor de crítica. Impresionistas en el Hermitage de San Petersburgo. Estaban apelotonados, sin perspectiva, por lo demás daban ganas de quedarse a vivir allí, contemplando...
¿Le importa la crítica? ¿Le sirve para algo? Depende, hay críticos tan superficiales, tan incultos, tan prepotentes, tan ególatras, tan crueles... esos no sirven para nada. Y los hay honestos que dicen la verdad de sus opiniones desde el respeto. Esos sí me interesan.
¿Qué música escucha en casa? Poca. La música de fondo me disgusta. Si me pongo me pongo y el mundo se para.
¿Es usted de las que recela del cine español? El cine que pretende vivir de recetas que se creen buenas para el mercado me espanta. Me gusta el cine con alma.
¿Cuál es la película que más veces ha visto? No me gusta repetir, hay tantas joyas que ver...
¿Qué libro debe leer el presidente del Gobierno? Un tratado de gramática para ordenar mejor sus ideas y para no confundirse tanto. ¿Le gusta España? Denos sus razones. Me gusta. Es como si no me gustara yo... Es parte de mí. Regálenos una idea para mejorar la situación cultural. Entender, y esto va para nuestros políticos, que la cultura no es un gasto, es una inversión.