El bolso de Mary Poppins
Julia Conejo Alonso
15 abril, 2016 02:00Julia Conejo Alonso. Foto: Archivo
Profesora de Literatura, Julia Conejo Alonso (Tarrasa) ha publicado cuatro libros de versos. El último de ellos, El bolso de Mary Poppins, ha obtenido el Premio Carmen Conde 2015.Dividida en tres secciones, la obra se inicia con una composición emotiva. La poeta recuerda que en su niñez vio filas de mujeres descalzas. Aquellas mujeres llevaban una vela encendida en las manos. Las imágenes de la infancia perduran y llegan hasta un geriátrico contemplado en la edad adulta: "Porque hay temores/ que siempre van descalzos/ delante de nosotros,/ aunque pasen los años".
La poesía de Julia Conejo Alonso ensalza a personas modestas. Los protagonistas de sus versos son emigrantes solitarios, una anciana que espera, tres buscadoras de luciérnagas, una monja con el mismo color de ojos que sus hábitos, dos limpiadoras de ermitas, unos lectores, los viajeros de metro adormecidos en la rutina. Junto a ellos, dos animales: un alcaraván y un camaleón. Como integrantes benéficos de un sueño, son evocados los actores Cary Grant y Audrey Hepburn, la bailarina Isadora Duncan, la cantante Chavela Vargas, los pintores Auguste Renoir y Claude Monet. Los versos aluden a Mauritania, París o el sur de Egipto. En la parte central del poemario, "Aquellas mujercitas", predomina el juego ingenioso con las paradojas y los personajes de libros y películas.
Tampoco falta una leve capa de ironía en varias composiciones. Con los términos que se emplean en cualquier crónica parlamentaria, la escritora describe una tertulia de café. Menciona una minúscula decepción que continúa viva en su memoria. Pero sobre todo destaca la destreza con que la autora transmite sus impresiones de soledad. El texto "Después del accidente" es un ejemplo de su pericia. Julia Conejo Alonso se refiere a un aislamiento, y lo equipara a un orden no elegido, a "este silencio de los muebles". En el centro del poema, la soledad es definida "como una bocanada / de calor asfixiante del desierto / al bajar de un avión en Abu Simbel".
En la última parte del libro, titulada "Alguna historia mínima", Julia Conejo Alonso presta especial atención a las personas que generalmente pasan inadvertidas. Se percibe su desconcierto ante quien muestra indiferencia por el dolor ajeno. Los poemas "Despedida" y "Oda a la vecina del tercero" logran que el lector capte una empatía susurrante. Como si nos hablase en voz baja, sin ningún exceso expresivo, la poeta comunica su solidaridad.
@FJIrazoki