Con el título de
La rosa inclinada Javier Lostalé (Madrid, 1942) reunió sus libros ya publicados, a los que se añadía
La estación azul, del que se conocían algunos textos, ycomo colofóntres poemas inéditos.
Tormenta transparente es el desarrollo de éstos, que los incorpora, y que a su vez se integra orgánicamente en un conjunto poético cuyo centro temático es el amor, la celebración del amor, aun cuando el asunto sea su pérdida, como es tópico desde Petrarca. Un amor que es concebido como razón de vida; así, amor o vida y, por tanto, si se canta el amor, se canta la vida. El amor se piensa como una fuerza tan poderosa que precede a su encuentro -"Antes de que existieras / todo ya me esperaba en ti"-, que, encontrado, transforma eternamente -"Quien oye el filo líquido de su verdad / vive para siempre en los labios del temblor"-, un amor que incluso otorga el conocimiento de uno mismo -"En abisal silencio respira / el texto quemado de tu advenimiento / y allí me leo en palimpsesto vacío"-. Sí, amor o vida, y la escritura no sería sino hacer presente, dar cuerpo a lo que no es más que ausencia. Continuando esa lógica, amor y poesía acaban por confundirse.
Javier Lostalé -a quien se deben los programas radiofónicos "El ojo crítico" y "La estación azul", inolvidables- ha ido creando una obra poética que, desoyendo los preceptos de los modos más difundidos en estas últimas décadas, se lee hoy con todo placer e interés.
Se trata de una escritura en la que la emoción está siempre presente, de un modo algo paradójico por cierto, porque esa presencia está en este libro y en muchos otros casos en función de un recuerdo, de un anhelo, por tanto, de lo que falta. Esta emoción reclama ser leída.