Poesía

Obras completas I. Poesía y prosa

Jose Ángel Valente

20 abril, 2006 02:00

Jose Ángel Valente. Foto: Chema Tejeda

Galaxia Gutenberg. 2006. 1000 Págs, 46 e.

Una edición como ésta, diré ya que espléndida, es todo un acontecimiento y no sólo por recoger la obra completa de José ángel Valente (1929-2000) -seguirá otro tomo con los ensayos-, una obra fundamental de la literatura española del siglo XX, y aun de una significación que excede ese ámbito, sino además por muchas otras importantes razones.

Supone un paso más en el proceso de canonización de la escritura de Valente y también que el sistema "literatura española", pese al mercado, no está tan distorsionado cuando el lector puede disponer, entre tantos "libros", de verdadera literatura.

Se reúnen aquí no sólo los libros que el poeta publicó, sino algunos textos dispersos y no pocos inéditos, como Nada está escrito, libro primero, y en nada primerizo -y que no se publicase lo dice todo sobre la exigencia del autor-, del que Valente recuperaría algunos textos en otros libros, que ahora se lee tal como fue concebido, y varias otras novedades más. Claro está, no faltan las traducciones, tan significativas en algunos casos por cuanto son marca de lecturas decisivas, como es el caso de Edmond Jabès o Paul Celan. Se incluyen las prosas no ensayísticas, donde hay conjuntos magníficos como El fin de la edad de plata o lo que se conoce de Palais de Justice.

Que esta edición corra a cargo de Andrés Sánchez Robayna es ya una garantía de la pulcritud del resultado. Aparte del trabajo editorial, Robayna traza una biografía suficiente y, aún más importante, escribe un ensayo penetrante donde el lector encuentra las claves que lo guíen. Un tópico de la crítica se centra en la cuestión de si hay en ella dos etapas o si no hay más que una escritura en proceso, cuya deriva es lo que distancia estética, expresivamente, los primeros libros de los últimos. Robayna defiende la posición de la unidad profunda y es fundamental en su argumentación la idea que de realismo tuvo Valente, que sería la característica del primer tiempo en la tesis que propugna un cambio. La poesía, escribió, sería "revelación de un aspecto de la realidad para el cual no hay más vía que el conocimiento poético" (1957). Que se hable ahí de revelación es todo un síntoma de una muy peculiar concepción del realismo literario y no es menos significativo que Valente pensase la poesía como conocimiento y no como comunicación. Al entender así la escritura, otorgándole un valor heurístico, se desmarcaba con nitidez de las poéticas realistas en su sentido más clásico y abría el escribir, y el leer, a un descubrimiento, herencia de, entre otras, las propuestas de los románticos alemanes, para quienes la filosofía no sería distinta de la poesía.

Con todo, pese a que la posición de una unidad de escritura parece la más adecuada, es verdad que hay un movimiento hacia unos poemas más abstractos o incluso metafísicos y ciertas lecturas -los místicos, María Zambrano, etc.- están detrás. Pero es cierto también que algo de todo ello estaba ahí desde los comienzos y que Nada está escrito incluyera un homenaje a san Juan de la Cruz es de gran importancia e incluso el mismo título de ese libro establece una relevante conexión con el que sería el de su obra póstuma Fragmentos de un libro futuro. Y habrá que tener también en cuenta que los elementos concretos, realistas si se quiere -a su modo, de un realismo crítico-, nunca llegaron a desaparecer en su poesía, si bien el proceso de estilización puede llevarlos a una desfiguración que una lectura atenta desvela.

Leer a José ángel Valente supone toda una aventura en pos del descubrimiento, emprender una búsqueda que se asemeja al vuelo de los místicos, a quedar suspendido en el lenguaje, a un conocer que es, y no hay paradoja, un no conocer. Si Novalis dejó dicho que "el conocimiento es un medio para volver de nuevo al no-conocimiento", es el intervalo la verdadera experiencia. Lo dicho: un acontecimiento.