Autobiografía de Marilyn Monroe
Rafael Reig
5 mayo, 2005 02:00Rafael Reig
La primera versión de esta novela de Rafael Reig (Cangas de Onís, 1963) apareció en 1992 con el título de Marilyn Monroe: autobiografía apócrifa. Ahora es recuperada, con el texto revisado, por Lengua de Trapo, donde Reig ha publicado sus últimas novelas, las más importantes, sobre todo Sangre a borbotones (2003) y Guapa de cara (2004).Bienvenida sea, pues, la nueva oportunidad de esta Autobiografía de Marilyn Monroe, que, aun no siendo una obra de grandes ambiciones, constituye una lograda indagación en la psicología y la vida desgraciada de quien fue una de las mujeres más deseadas entre las bellezas creadas por la industria cinematográfica y símbolo sexual para varias generaciones.
La novela consta de trece capítulos que llevan sendos títulos en inglés tomados de poemas o de cartas o de telegramas de Marilyn y también de diferentes escritos de sus maridos y amantes, entre los que alcanzaron mayor relevancia Joe DiMaggio y Arthur Miller. Son 13 monólogos de la narradora y protagonista en otras tantas sesiones de psicoanálisis. Tiene 36 años, ha pasado por varias depresiones e intentos de suicidio y desgrana su vida de amarguras en un texto generado en subjetivo desorden pero con un eje lineal desde su infancia sin cariño hasta el presente de su fracaso existencial como mujer sola y necesitada de amor. Soledad y búsqueda de amor componen el núcleo temático en torno al que giran los recuerdos de la narradora en monodiálogo con su psiquiatra, en una estructura novelística heredada de Cinco horas con Mario, de Delibes, con las adecuaciones pertinentes al conflicto novelado por Reig. La más significativa está en los fragmentos de cartas de la madre de Marilyn reproducidos entre los soliloquios de la narradora. Con ello se crea un expresivo contraste entre la íntima descarga de conciencia de la protagonista y la acusación materna que le infunde sentimientos de culpa por sus continuas fornicaciones y adulterios. De tal modo que la narradora ahoga sus frustraciones en el recuerdo de sus matrimonios destrozados, arrastrada por una existencia de objeto del deseo entre alcohol, sexo y drogas, sin ver colmada su necesidad de amor. He ahí la función del motivo recurrente que une los fragmentos de su soliloquio y que aparece formulado de varias maneras pero con una única idea, desde el inicial "A mí nadie me ha querido" hasta la llamada final de ayuda: "Yo lo único que quiero es que me quieran". En el medio se desarrolla la indagación en la psicología de una mujer que alcanzó el éxito por fuera mientras se hundía por dentro, siempre con una irremediable insatisfacción en su lucha por la felicidad y con orfandad en su búsqueda de sí misma: "Es como si no fuera la protagonista de mi propia vida" (pág. 173). Por ello, por encima de su condición de texto apócrifo, hay una honda verdad en esta "autobiografía" de Marilyn como mujer enferma de soledad ante el presentimiento de su muerte, tema recurrente en el libro. Pero, lejos de cualquier veleidad melodramática, su soliloquio discurre con naturalidad, incluso con humor, en lo cual radica otro de los atractivos de una novela que se lee con facilidad.