El regalo de Gabriel
Hanif Kureishi
30 enero, 2003 01:00Hanif Kureishi. Foto: Rudy
La literatura inglesa actual no se puede entender sin todo un elenco de excelentes escritores como este inglés, de origen pakistaní, Hanif Kureishi, que ha publicado obras de indudable categoría como El buda de los suburbios o los relatos de Amor en tiempos tristes.Ahora se nos ofrece en versión castellana El regalo de Gabriel, una novela con clara vocación cinematográfica, que si bien no resulta tan interesante como El buda de los suburbios o Intimidad plantea situaciones paradigmáticas aderezadas con un humor dosificado y sustentada en una estructura eminentemente dialogal que se traduce en una agilidad narrativa encomiable.
El protagonista es Daniel, un quinceañero que ve como su familia comienza a desmoronarse e intenta evitar el cataclismo. Su padre, Rex, viejo rockero, no tiene trabajo y fue expulsado hace unos meses de casa por Christine, cansada de tener que sustentar ella sola a toda la familia trabajando de costurera. Ahora su padre malvive en un sórdido edificio de apartamentos y su madre ha encontrado un empleo nocturno en un pub relacionándose con tipos poco recomendables y deja que sea Hannah quien se haga cargo del cuidado de su hijo. Gabriel es un joven sensible que puede comunicarse con su hermano gemelo muerto hace años y con dos obsesiones en la vida, reunir a sus padres y convertirse en director de cine. Sus ilusiones comienzan a materializarse cuando aparece en escena el mítico Lester Jones, lider de los Leather Pigs en que tocaba su padre. Lester regala un cuadro a Gabriel que se convertirá en un tótem para cada uno de los miembros de la familia. Poco a poco la situación vuelve a la normalidad gracias a la decidida actuación de Gabriel, aconsejado por su gemelo fallecido, que consigue un trabajo para su padre como profesor de música y logra que la madre se vuelva más comprensiva. El premio será una cámara con la que comenzar a rodar su primera película.
Genéricamente la novela se aproxima al modelo de Bildungsroman, incluso de Könstlerroman, pero no es el proceso de madurez de Gabriel lo sustantivo de esta obra. Si de procesos de madurez se trata, éste sería imputable a Rex, "Ese hombre es un viejo hippy. Forma parte de una generación que se negó a comprender el valor de las cosas" e incluso es él, y no su hijo, el personaje conceptualmente más atractivo de la novela. Cada uno de los personajes resultan paradigmáticos de modelos sociales claramente establecidos. Juntos, ofrecen un cuadro indudablemente realista, pese a la comicidad, de la realidad social actual sin que exista la mediatización, como en El buda de los suburbios, del componente étnico. Tal vez en algunos pasajes la narración, el diálogo más bien, adolezca de un cierto sentimentalismo, sobre todo en la conclusión cuando consigue que incluso sus padres se casen. No cabe duda que el tema propicia tales situaciones, pues a fin de cuentas lo que se está tratando es el tema de la redención, del derecho que todos tenemos a gozar de una segunda oportunidad, de las posibilidades del hombre para recuperarse de sus fracasos.