Cómo se hizo Donald Trump

Donald Trump. Foto: Radio Corporación

La irrupción en la Casa Blanca de un adolescente narcisista de setenta años, que no parece tener clara la distinción entre divertirse con Twitter y gobernar una nación, ha generado una enorme inquietud dentro y fuera de Estados Unidos. ¿Quién es realmente Donald Trump y cuánto daño puede hacer? Parte de la respuesta se encuentra en Cómo se hizo Donald Trump, un libro en que el periodista David Cay Johnston (San Francisco, 1948), que ha seguido su carrera durante casi treinta años, expone su lado oscuro como hombre de negocios a través de una veintena de casos significativos.

Johnston define así la regla básica del periodismo de investigación: "si tu madre te dice que te quiere, verifícalo". Su objetivo es arrojar luz sobre los aspectos más sombríos de la política y de los negocios y para ello ha de recurrir a fuentes poco convencionales: "He dedicado muchas horas de mi vida a tratar con policías deshonestos, traficantes de droga, (...) informantes de la policía, agentes extranjeros y otros canallas." El resultado, a lo largo de su extensa carrera, ha sido brillante y en 2001 recibió el premio Pulitzer de periodismo de investigación (beat reporting) por un libro que analiza las lagunas e injusticias del sistema fiscal de EE.UU. Con una formación académica inusual -no obtuvo ningún grado universitario pero realizó estudios de posgrado en siete universidades-, Johnston ha colaborado en algunos de los medios de información más prestigiosos de Estados Unidos, como The New York Times, especializándose en temas económicos y fiscales, incluido el negocio de los casinos. Fue este último tema el que le llevó en 1988 a Atlantic City y a entrevistar a Trump, que años antes había fundado allí un casino.

Cuando, casi treinta años después, Johnston ha utilizado todos los conocimientos sobre el personaje que ha ido acumulando para escribir este libro, lo ha hecho con el objetivo de demostrar que no era la persona adecuada para alcanzar la presidencia de los Estados Unidos. Le presenta como un hombre que en sus negocios se ha relacionado con mafiosos, estafadores y defraudadores, que ha sido demandado en múltiples ocasiones por empleados, proveedores y clientes, que ha sido objeto de investigaciones oficiales y que ha demostrado una rara habilidad para salir con bien de todo ello.

Johnston le presenta también como ignorante, mentiroso y en extremo vengativo, pero no lo hace con un estilo sensacionalista, sino que trata de apoyar siempre en datos concretos y precisos.

La ignorancia del magnate-presidente en temas de defensa es particularmente asombrosa. Johnston recuerda cómo en un debate televisado entre los candidatos presidenciales republicanos, resultó evidente que no tenía la menor idea de qué es la "triada nuclear" que, como todo estudiante de seguridad internacional sabe, consiste en la triple capacidad de realizar ataques nucleares a partir de aviones, submarinos y silos terrestres. Por supuesto, un presidente de los EE.UU. siempre estará bien asesorado en estos temas y el general James Mattis, a quien ha encomendado la secretaría de Defensa, no es ni un incompetente ni un irresponsable. Por ello, aún más inquietante que su ignorancia resulta su concepción de la moral.

Preguntado hace unos meses por un periodista acerca de cuál era el pasaje bíblico que más le había influido, Trump, que se declara gran lector de la Biblia, optó por el "ojo por ojo, diente por diente", que es un precepto del Pentateuco (Éxodo 21:24) pero no puede ser más ajeno al espíritu evangélico del Sermón de la Montaña. Lo peor del caso es que en aquella respuesta el hoy presidente fue totalmente sincero y Johnston ofrece varios ejemplos de cómo disfruta con la venganza, incluso contra miembros de su propia familia.

La mayoría de las historias que expone Johnston en su libro eran ya conocidas y han sido difundidas por los rivales republicanos de Trump y por los demócratas, pero ello no ha impedido que millones de estadounidenses le dieran su voto. La cuestión verdaderamente inquietante es por qué.