Picasso 1917-1926. De los ballets al drama
Josep Palau i Fabre
19 diciembre, 1999 01:00Es una brillante y vibrante aproximación poética a la obra del artista. La visión del autor no está revestida de la hierática erudición de algunas aproximaciones críticas
"La fascinación que siempre sentí por la figura y la obra de Picasso, por haber oído hablar de él en casa desde niño, hizo que cuando emprendí mi primer viaje a París, en diciembre de 1945, mi mayor ilusión fuese la de conocerle". Así narraba el poeta y ensayista catalán Josep Palau i Fabre los orígenes de su fascinación por Pablo Picasso en un artículo publicado por el diario "La Vanguardia" el 25 de octubre de 1981, cuando se cumplían 100 años exactos del nacimiento en Málaga del artista más influyente del siglo XX. La ilusión del jóven poeta recién llegado a París no pudo realizarse de inmediato, pero sólo un año más tarde, Palau i Fabre ya había publicado el primero de los numerosos volúmenes que hasta hoy integran su bibliografía picassiana, Vides de Picasso.Ese libro fundacional, editado casi clandestinamente en catalán hacia 1946, propiciaría el inicio de una larga e intensa relación entre Palau y Picasso, una relación durante la cual el admirador y el artista encontraron el terreno común de la cordialidad y la complicidad y el poeta se convirtió en vibrante cronista y desvelador de la obra del pintor.
Ahora, cuando la obra de Picasso se eleva en toda su magnitud y esplendor como la obra artística individual más influyente de un siglo plagado de genios prometeicos, aparece el más reciente libro de Palau i Fabre sobre la obra de Picasso. Picasso. De los ballets al drama abarca una década de la vida del artista, entre 1917 y 1926.
Cuidadosamente editado por Polígrafa, que retoma así su prestigiosa tradición divulgadora de los mayores artistas contemporáneos, la obra es una brillante y vibrante aproximación poética a la obra del artista. Poética, pictórica y biográfica, porque Palau i Fabre acomete la difícil tarea de entreverar las vueltas y revueltas de la creatividad picassiana con las peripecias vitales y las vivencias intelectuales y sociales del artista. Es un empeño que sólo podía acometer alguien que hubiese conocido de cerca al pintor y sus preocupaciones más íntimas y que fuese, a su vez, un artista. La visión de Palau i Fabre no está revestida de la hierática erudición de algunas aproximaciones críticas y también carece del ansia por revelar detalles escabrosos que caracteriza el trabajo de algún biógrafo (o alguna ex compañera) de Picasso. Esto no quiere decir que el recorrido picassiano que nos brinda Palau i Fabre esté exento de detalles picantes o desprovisto de curiosidad, sino sencillamente que su afán por descubrir el funcionamiento creador de Picasso supera a su fascinación por el morbo.
Josep Palau i Fabre es un autor muy indicado para rastrear los vericuetos picassianos. Nacido en 1917, al margen de su obra como ensayista y traductor y de sus numerosos libros sobre Picasso -del que está considerado uno de los mayores especialistas mundiales- Palau i Fabre es también uno de los miembros más heterodoxos de la generación poética catalana de posguerra. Entre sus libros poéticos figuran Balades amargues (1943) y, sobre todo, Poemes de l’alquimista (1952), un poemario audaz y sentido que en su momento provocó polémicas hoy incomprensibles en la entonces ensimismada y proscrita cultura catalana.
En su aproximación picassiana, el valor de la mirada de palau i Fabre es el de la honestidad del admirador inteligente. Lejos del afán ordenador de la crítica ortodoxa y liberado del imperativo de enumerar y analizar los hechos propio del biógrafo convencional, Palau puede lanzarse a seguir el vuelo de las imágenes picassianas, de proponer conexiones insospechadas entre los avatares de su vida y los de su obra. Por encima de todo, su mirada es contemporánea y abierta a las relaciones de Picasso con el siglo que abarcó y dominó. "No tiene nada de extraño que el genio más contundente y característico del siglo XX se haya revelado en términos plásticos y visuales", escribe Palau i Fabre; "contra lo que puede parecer, Picasso es el gran antídoto para la droga diaria y embrutecedora de las imágenes estereotipadas que nos asaltan".