De izquierda a derecha: Thoreau, Emerson y William James.

De izquierda a derecha: Thoreau, Emerson y William James.

Letras

'Te vi marchar': la muerte como lección de vida desde las miradas de Thoreau, Emerson y William James

13 octubre, 2024 01:45

En una nota final de los editores de Te vi marchar, de Robert Richardson (Milwaukee, 1934-2020), se dice que este libro se publica en España cuarenta mil años después del primer ritual funerario en el que, según las evidencias científicas de que disponemos, se reunió "la belleza de las flores con el espanto de la muerte".

Te vi marchar

Robert Richardson

Traducción de Teresa Lanero.
Errata Naturae, 2024.
160 páginas. 18 €

Ocurrió en la cueva de Shanidar, en el Kurdistán iraquí. En 1950, el arqueólogo estadounidense Ralph Solecki descubrió diez cadáveres de neandertales que conservaban trazas de polen, lo que sugería la presencia de flores en su funeral.

Además, estaban enterrados en una posición concreta, deliberada, y uno había sobrevivido durante años siendo manco y ciego, lo que también invita a pensar que los neandertales ya cuidaban de sus enfermos. El hallazgo ha estado siempre envuelto en la controversia. Pese a las evidencias, ciertos científicos han cuestionado el hecho de que honrar a los muertos no sea un acto exclusivo del Homo sapiens. Los esqueletos de Shanidar, sin embargo, apuntan a un continuo milenario: atravesar el duelo y aceptar la pérdida mediante rituales ha sido siempre una necesidad.

Emerson, Thoreau y William James, los tres sujetos dolientes de Te vi marchar, tienen en común el modo en que la muerte de alguien cercano transformó su pensamiento. Los tres sufrieron pérdidas, en principio, irreparables. Pero los tres, como sugiere Richardson, extrajeron del desastre y de la derrota una lucidez formulada en tres lecciones de resiliencia, rastreables en sus libros y diarios.

Según Richardson, "nos enseñaron a construir prosperidad a partir de los escombros". Ellen, la esposa de Emerson -por aquel entonces, 8 de febrero de 1831, todavía un clérigo unitarista de Boston- murió de tuberculosis a los diecinueve años. Solo cinco días después, Emerson sugería en su diario una incipiente conversión que lo alejaría de  a práctica religiosa para convertirlo en el filósofo de la naturaleza.

El proceso culminó un año después en París, en el Jardin des Plantes, donde un Emerson resucitado, en presencia de la imponente colección ornitológica de aquel centro científico para el estudio de la naturaleza, se sintió "tranquilo y afable como un novio el día de su boda". La muerte de Ellen desencadenó el interés de Emerson por el gran tema de su filosofía: la regeneración, no mediante Cristo, sino mediante la naturaleza.

Un día, en una de sus visitas al cementerio, abrió la tumba de Ellen y constató la decrepitud y el carácter irreversible de la muerte. Más tarde, en el Jardin des Plantes, se dio cuenta de la "interconexión" y del "poder" de la naturaleza, que sería su única religión a partir de entonces.

"Los protagonistas del libro tienen en común el modo en que la muerte de alguien cercano transformó su pensamiento"

Años después, el 1 de enero de 1842, el hermano de Henry Thoreau, John, se hizo un corte en el dedo anular mientras se afeitaba. Una semana más tarde se dio cuenta de que la herida se estaba gangrenando. Fue al médico. A los dos días dieron su caso por perdido. Horas después moría a los veintisiete años.

Tras la muerte de su hermano, Thoreau fue a ver a su amigo Emerson. Aquel enero, la vida y la muerte confluyeron en el triángulo intelectual que recrea Richardson: el día 11 nacía en Nueva York William James, cuyo padre era amigo de Emerson. Este fue a visitarlo y aceptó ser su padrino. A finales de mes, Emerson perdió a su hijo Waldo, de cinco años, por la escarlatina.

La muerte de su hermano dejó postrado a Thoreau, que apenas se levantó de la cama en cuatro semanas. La muerte de Waldo, el hijo de su amigo, añadió más dolor a la muerte de John. Pero Thoreau salió de ambas pérdidas con una visión más limpia de la naturaleza.

Se dio cuenta de que los individuos mueren, pero la naturaleza sigue su curso. De que la muerte es parte de la vida. Richardson señala aquel periodo vital de Thoreau como "el momento en que pasó de ver el mundo constituido por individuos irremplazables a verlo como un enorme tejido donde todas las personas y cosas no somos más que hilos que conformamos un todo".

Thoreau superó entonces la visión antropocéntrica y alcanzó una visión ecocéntrica, centrada en la naturaleza, una constante en su obra que alcanza la escritura de Walden, una década después. El niño que nació aquel oscuro mes de enero, William James, hermano del gran novelista Henry, también extraería del dolor la intuición seminal de su filosofía.

El 8 de marzo de 1870, a los veintisiete años, Minny Temple, prima de los James, moría de tuberculosis. En el segundo tomo de sus memorias, Notes of a Son and Brother, Henry, ya entonces consumado novelista, describió lo que Minny significó en la juventud de los dos hermanos: "Todo lo que sucedía a su alrededor parecía guardar relación con ella y con el interés por ella, es decir, con el interés de atraerla y exhibirla, sin que a ella le importara lo más mínimo si ese efecto se producía o no".

La muerte de la carismática Minny devastó a Henry -que dio los rasgos de su prima a algunos de sus grandes personajes femeninos- y hundió a William, según anotó él mismo, "en una crisis neurasténica aguda con síntomas fóbicos".

Más tarde, sin embargo, inspiraría la idea central del padre de la psicología moderna, contenida en la llamada "resistencia autogestionada del yo frente al mundo", de la que surgieron sus principales logros intelectuales. En su forma más radical, James resumió su idea así: "Niégate a expresar una pasión y esta desaparecerá". Como se ve, un primer esbozo de la terapia cognitivo-conductual, que James solo vislumbró tras la prematura muerte de su prima Minny.