Laura Fernández a toda máquina: la literatura como tablero de juego sin límites
Los cuentos de 'Damas, caballeros y planetas' confluyen en una propuesta depurada, autoconsciente y lúdica que destila una imaginación desbordante.
15 octubre, 2023 01:30Nadie escribe como Laura Fernández (Terrassa, 1981). Su caso recuerda a Cervantes, pero al revés: igual que la traducción del Quijote (y no tanto “el Quijote”) influyó en numerosos prosistas ingleses, la literatura anglosajona llamada “de género” (ciencia-ficción, fantástico…), mal vertida al castellano durante décadas, ha dado el fruto inesperado del ambicioso estilo-Fernández: un fraseo que tardamos apenas media línea en reconocer y la ficción como tablero de juego sin marcos que la limiten.
Por otra parte, el éxito milagroso de La señora Potter no es exactamente Santa Claus (2021) sugiere que muchos de ustedes tendrán ya una opinión formada acerca de sus peculiares universo y estilo. Pues bien, dado que Damas, caballeros y planetas se mantiene 100 % fiel a ambos, la prescripción es sencilla: si les gusta la autora (como a mí), estos cuentos también lo harán; en caso contrario, no veo cómo podrían reconciliarlos con ella; y si aún no la han leído, pueden ser una estupenda vía de acceso.
Y es que aquí está toda Fernández a toda máquina: la prosa que transforma el castellano de traducción quiosquera en propuesta depurada, autoconsciente y lúdica; el entusiasmo narrativo; la imaginación sin miedo a que hablen todas las cosas en todos los universos posibles; un sentido del humor que recuerda al Pickwick de Dickens pasado por La dimensión desconocida; etc.
Los relatos que integran el volumen fueron escritos a lo largo de catorce años (el más antiguo, ‘¿Por qué, por todos los dioses galácticos, tenía que ser ella?’, de 2009, permanecía inédito), y todos remiten de algún modo a Rethrick, un planeta entre vintage y futurista regido por reglas sociales, mentales o físicas tan absurdas que toleran prácticamente cualquier diablura concebible. Además, cada pieza cuenta con un comentario previo escrito para la ocasión.
Puestos a comparar con el pueblo mágico en el que transcurre La señora Potter..., les advierto que la premisa espacial facilita una mayor elasticidad a lo que Fernández concibe como realidades relatables: ¡qué desfile de reglas, verosimilitudes y sensateces quebradas por el puro gusto de quebrarlas!
Este libro esconde en su interior una hermosa carta en primera persona sobre la literatura y la vocación de escribir
Sin embargo, y aunque debe quedar claro que la ficción es la gran protagonista, resulta que mis mayores entusiasmos durante la lectura surgieron en cuanto empecé a pensar el libro desde un lugar distinto. Un lugar al que me conducían, eso sí, ciertas pistas explícitamente esparcidas: y es que Damas, caballeros y planetas esconde en su interior una hermosa carta en primera persona sobre la literatura, el placer de leer y la vocación de escribir.
Desde el prólogo, Fernández nos invita a “teclear juntos” en un tono casi indiscernible del primer cuento (mi favorito: un espejo cómico para la pandemia de 2020), contribuyendo a confundir el acto de la escritura con lo escrito, a la autora con lo narrado.
[Laura Fernández y la reinvención del lenguaje]
Voy más lejos: entre cuento y cuento, me gusta imaginar que Fernández nos ha colado una hermosa carta a jóvenes escritores, ese subgénero clásico. Leídos en orden cronológico, los mismos relatos advierten del largo proceso que conduce al estilo. Pero los mejores consejos y la ejemplaridad de lo biográfico aparecen en los textos introductorios, que van hilando la historia de una carrera literaria: la persistencia en las convicciones estéticas pese al rechazo, la necesidad de interlocutores cómplices… Y la conquista de un espacio propio en el territorio agreste que llamamos “Literatura española”.