Ayanta Barilli: "Me gusta pensar que mi libro fue el último que leyó mi padre"
Quiso el azar que la muerte de su padre, Fernando Sánchez Dragó, encontrase a la escritora en vísperas de editar 'Si no amaneciera', una novela sobre una hija y un padre mortalmente enfermo.
16 julio, 2023 03:12¿Qué libro está leyendo estos días?
Éramos otros, el último volumen de El salón de pasos perdidos, de Andrés Trapiello.
¿Qué le hace abandonar la lectura de un libro?
La falta de voz propia de quién lo escribe.
¿Con qué personaje real o de ficción le gustaría tomarse un café mañana?
Con Julien Sorel.
¿Recuerda el primer libro que leyó?
No recuerdo el primero que leí, pero sí el primero que recuerdo haber leído: Alicia en el país de las maravillas, de Lewis Carroll.
¿Cuáles son sus hábitos de lectura: es de tableta, de papel, lee por la mañana, por la noche...?
En papel. Y leo a todas horas, excepto por la noche.
Cuéntenos una experiencia cultural que cambió su manera de ver la vida.
Cuando tenía cinco años mi abuela me llevó al Teatro de la Ópera de Roma a ver el ballet Las sílfides. A partir de aquella experiencia temprana empecé a imaginar historias.
Su novela retrata la relación entre una hija y su padre, que se está muriendo… Que el suyo, Fernando Sánchez Dragó, muriese de manera inesperada unos días antes de que se publicara ¿le ha hecho creer más en el karma y menos en el azar?
Esta sincronía no ha variado mi manera de entender la existencia. Todos estamos conectados con lo sutil. No creo en las casualidades sino en las causalidades.
¿Qué le hubiera gustado a él más de su libro?
Le gustó todo porque me lo dijo. Alcanzó a leerlo antes de fallecer. Le había dado las galeradas. Me gusta pensar que fue el último libro que leyó.
¿Y a usted qué es lo que hoy más le duele releer?
Nada. Nunca releo. Me quedan demasiados libros por leer. Y por escribir.
¿Qué papel desempeñan en el relato los personajes secundarios?
Un papel fundamental porque apuntalan el argumento. Me gustan los relatos corales en los que los personajes secundarios son tan interesantes que bien podrían ser protagonistas.
¿Cuánto hay en su libro de ajuste de cuentas y de declaración de amor?
He llegado a la conclusión de que los periodistas están obsesionados con “los ajustes de cuentas”. Siempre me preguntan lo mismo. Por fortuna nunca he sentido tal necesidad.
¿Entiende, le emociona el arte contemporáneo?
A ratos.
¿De qué artista le gustaría tener una obra en casa?
De ninguno. No deseo responsabilidades de este tipo. Prefiero disfrutarlos en un museo.
¿Qué música escucha en casa?
No escucho casi nunca música desde que la tecnología me ha superado. Pero, si tuviera un tocadiscos, escucharía música clásica. A todo volumen.
¿Se ha enganchado a alguna serie de televisión? ¿A cuál y por qué?
A varias. Breaking Bad me parece una obra maestra, por ejemplo. Pero he dejado de verlas. Son largas. Hay que tener tiempo. Y yo no lo tengo. Prefiero el cine.
¿Le importa la crítica? ¿Le sirve para algo?
En este país el periodismo cultural ha muerto. Jamás me han hecho una crítica, ni buena ni mala. En cuanto a la crítica de los lectores, agradezco las que son positivas. Pero, en general, no busco casi nada de lo que se publica sobre mí. En esta última gira promocional he leído una única entrevista de las muchas que me han hecho.
¿Le gusta España? Denos sus razones.
Yo nací y me crie en Roma. Vine a vivir a España huyendo de la corrupción política y moral propiciada por Berlusconi, y porque aquí tenía grandes amigos.
Proponga una medida para mejorar nuestra situación cultural.
Encerrar en un cajón el móvil y tirar la llave al mar.