El escritor Cormac McCarthy, el genio oscuro de la literatura estadounidense, ha muerto a los 89 años este martes, según ha anunciado a través de un comunicado su editorial Penguin Random House, citando a su hijo John McCarthy. El novelista, autor de historias apocalípticas de gran influencia como La carretera y considerado como la gran figura de las letras de EEUU desde Ernest Hemingway o William Faulkner, ha fallecido en su casa de Santa Fe, en Nuevo México, de causas naturales.
McCarthy, cuyas ficciones nihilistas y violentas de la frontera estadounidense y los mundos de ciencia ficción fueron reconocidos con premios, exitosas adaptaciones cinematográficas y noches de insomnio para sus cautivados y horrorizados lectores, fue poco conocido durante los primeros años de su vida. No sería hasta 1992, tras publicar Todos los hermosos caballos, ganador del National Book Award, cuando su fama y su reconocimiento literario se dispararon.
El escritor fue un hombre elusivo que se refugió en la privacidad y casi nunca concedió entrevistas. Su obra literaria, protagonizada también por personajes secundarios, se caracterizó por una visión oscura de la condición humana y a menudo incluía en sus relatos escenas macabras: canibalismo, necrofilia, incesto, violaciones... "No existe la vida sin derramamiento de sangre", confesó en 1992. "Creo que la noción de que la especie se puede mejorar de alguna forma, de que podríamos vivir en armonía, es muy peligrosa".
Con La carretera, la segunda entrega de su "Trilogía de la Frontera", ganó el Pulitzer en 2007 y fue adaptada al cine por John Hillcoat dos años más tarde. Otra de sus novelas más famosas, No es país para viejos (2005) también se convirtió en un exitoso filme dirigido por los hermanos Coen y protagonizado por Javier Bardem que triunfó en los Premios Óscar de 2008 al recibir la estatuilla a Mejor película.
[Cormac McCarthy o la clausura de una búsqueda]
La última novela de McCarthy, El pasajero, con la que regresó a lo grande tras quince años sin publicar y que se vende en un mismo volumen junto a Stella Maris, un relato inteligente y osado que desarticula cualquier intento de conferir sentido a la vida a través de personajes que habitan un mundo agotado, fue elegida por los críticos de El Cultural como la mejor ficción internacional del año pasado.
En los últimos años su nombre había aparecido en la terna de candidatos al Premio Nobel de Literatura. El influyente crítico Harold Bloom nombró a McCarthy como uno de los cuatro mejores novelistas estadounidenses de su tiempo junto a Philip Roth, Don DeLillo y Thomas Pynchon.
Éxito tardío
Nacido como Charles Joseph McCarthy Jr. el 20 de julio de 1933 en Providence, Rhode Island, McCarthy fue uno de los seis hijos de una familia católica irlandesa y más tarde empezaría a usar el antiguo nombre irlandés de Cormac. Su padre era abogado y se crio en Tennessee con relativa comodidad. Pero la zona central de Estados Unidos no resultó un sitio ideal para él. "Sentí desde el principio que no iba a ser un ciudadano respetable. Odié la escuela desde el día que puse un pie en ella", confesó en la misma entrevista de 1992 con The New York Times.
Antes de convertirse en novelista en la Fuerza Aérea en la década de 1950 y se casó dos veces antes de que terminara la década de 1960: primero con Lee Holleman, a quien conoció en la universidad y con quien tuvo un hijo, y luego con la cantante inglesa Anne DeLisle, de quien se separó en 1976. Después de un breve período en Europa -vivió en Ibiza un tiempo-, regresó a Tennessee para establecerse cerca de Knoxville, Tennessee y luego se mudó a El Paso, Texas y luego a Santa Fe.
Su primer libro, El guardián del vergel, publicado en 1965, llegó a las manos del último editor de Faulkner, quien reconoció el potencial del joven escritor. Pero a pesar de las críticas positivas, y algunas reacciones entusiastas para otros trabajos tempranos como Hijo de Dios y La oscuridad exterior, el éxito comercial eludió a McCarthy. Meridiano de sangre (1985), donde cuenta la historia de una pandilla de cazadores de cabelleras en el Oeste de mediados del siglo XIX, está considerada como su primera gran novela, y una de las mejores.
Todos los hermosos caballos abrió su famoso tríptico sobre el áspero territorio fronterizo entre Estados Unidos y México, protagonizado por dos cowboys desarraigados, John Grady y Billy Parham. A ese territorio salvaje regresó en No es país para viejos, novela policiaca en la que un veterano de Vietnam descubre por casualidad la sangrienta escena de una carnicería entre narcos y se ve obligado a huir de quienes buscan darle caza; y en La carretera, una historia ambientada en un mundo donde un desastre sin nombre ha acabado con la sociedad y la producción de alimentos y protagonizada por un padre y su hijo que tratan de sobrevivir a través de un paisaje devastado y ocupado por personas desesperadas.
En un comunicado, Nihar Malaviya, CEO de Penguin Random House, ha destacado que "Cormac McCarthy cambió el curso de la literatura. Durante sesenta años demostró una dedicación inquebrantable a su oficio y a explorar las infinitas posibilidades y el poder de la palabra escrita". El escritor fue autor de doce novelas, dos obras de teatro, cinco guiones y tres historias cortas.