“Era una dama distinguida e ingeniosa que recordaba sin rencor a su marido”. La catedrática e investigadora María Luisa Burguera Nadal definió en muy pocas palabras y con asombrosa precisión a la viuda de Edgar Neville, la escritora y mecenas teatral Ángeles Rubio-Argüelles (Málaga, 1906), en la presentación de Vidas que fueron, celebrada el pasado miércoles 17 de junio en el Instituto de México en España. Se trata de una novela histórica que se ambienta en el siglo XVIII, fue publicada en 1957 por la propia autora y hoy resucita de manos de Ediciones Azimut, con el director Francisco Javier Rodríguez Barranco a la cabeza.
Burguera Nadal, experta en "la otra Generación del 27", la del humor y las vanguardias, conoció a Rubio-Argüelles en su domicilio malagueño a principios de los años 80, cuando se encontraba realizando la biografía de Neville y documentaba los años en que, junto a su esposa, anduvo por Hollywood buscando películas que adaptar al cine español. La inscripción en la puerta que anunciaba “La Casa de Tócame Roque” no le pareció algo tan excéntrico como que la dueña saliera horas más tarde a hacer unas compras junto a su chófer, dejando a la investigadora y a su hermana a cargo de todo el material que custodiaba.
Fue en aquel primer encuentro cuando Rubio-Argüelles le entregó a Burguera un ejemplar de Vidas que fueron, la novela editada más de dos décadas atrás que había pasado más bien desaparecida. En efecto, la hija del influyente médico Carlos Rubio debió ser “una persona muy confiada, aunque con una gran personalidad”, tal y como apuntaba en la presentación la investigadora, que se ha hecho cargo de la nueva edición del manuscrito desde la aportación de artículos que sirven de contexto hasta las correcciones, con la ayuda del editor.
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Tuvo que ser durante una convalecencia, muchos años después, cuando Burguera pudo por fin leer Vidas que fueron, una novela situada en los virreinatos de Antonio María de Bucarelli, Martín de Mayorga y Matías de Gálvez en la Nueva España, surgida en América del Norte tras la conquista. Un romance en primer plano entre la joven Rosa de Chaves y el teniente Francisco Morales, destinado en la Luisiana, es el pretexto para reivindicar la figura de Bernardo de Gálvez, cuya gesta en la batalla de Panzacola, telón de fondo de la novela, fue decisiva para la independencia de los Estados Unidos de América.
En el puente entre amor y heroicidad que levanta Rubio-Argüelles para su novela, comparecen sus dos grandes vocaciones, que siempre confluyen en Málaga: la investigación histórica del Antiguo Régimen español y el interés por el teatro en general y el de Lope de Vega en particular. Esta pasión conjunta y tan presente en Vidas que fueron tiene correspondencias en la vida real con el descubrimiento del personaje Bernardo de Gálvez y su lugar de origen. Cuando la mecenas conoce Macharaviaya, se enamora del municipio malagueño hasta el punto de ordenar construir un corral de comedias donde poder hacer interpretaciones.
Rubio-Argüelles destinó prácticamente toda su fortuna personal para impulsar las representaciones y formar a nuevos talentos. Siempre lo hizo en Málaga, en la “Ciudad del Paraíso” según la definió en un poema Vicente Aleixandre, del que fue vecino durante su estancia en la capital, donde en 1959 puso en marcha el primer Festival Greco-latino de teatro, que se celebró en el teatro romano de Málaga y alcanzó veinticinco ediciones.
El gran hito de una figura que hoy denominaríamos “dinamizadora cultural” fue la fundación de la Escuela-Teatro ARA el 27 de diciembre de 1962. No solo fue un referente de la interpretación en España y cantera de grandes talentos como Antonio Banderas, Fiorella Faltoyano o Tito Valverde, sino que además sembró la semilla de lo que hoy es la Escuela de Arte Dramático de Málaga.
Ángeles Rubio-Argüelles trajo a la ciudad del Paraíso a directores prestigiosos que se encargaron de montar espectáculos de gran calidad. Se escenificaban tanto textos clásicos de Shakespeare, Lope de Vega o Calderón de la Barca como otros de dramaturgos del momento. Ahora que se rescata una de sus obras, acontecimiento que celebra uno de los nietos fruto del matrimonio con Edgar Neville, según revelaba Burguera en la presentación, la investigadora quiere que sea “un homenaje a aquella dama que se entregó al teatro y la escritura”.