80 ediciones de Feria del Libro en imágenes
Inaugurada en 1933, interrumpida por la Guerra Civil y celebrada sin apenas pausa desde 1944, la Feria del Libro es un símbolo de cómo ha cambiado España. Recorremos su historia década a década de la mano de un volumen que recopila más de 3.000 imágenes de época
10 septiembre, 2021 09:07“El libro español, como la España que lo crea, aporta cada día una más sustanciosa y rica carga de verdad, de ansia de justicia y emoción estética”, afirmaba en su discurso inaugural el entonces ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes Fernando de los Ríos. Así lo recoge el volumen 80 años de Feria del Libro de Madrid, editado por Pilar Eusamio, un recorrido fotográfico por casi nueve décadas de esta fiesta literaria que se presenta el próximo día 14.
Era el 23 de abril de 1933 y comenzaba entonces con nerviosismo e ilusión la primera edición de una Feria del Libro que contó entonces con la participación de veinte editoriales madrileñas que instalaron sus casetas en el Paseo de Recoletos. Fue en los años de la Segunda República cuando la Feria del Libro surgió como una de las máximas expresiones de la política cultural del nuevo régimen democrático e innovador. Hasta el día 29, autores como Ramón J. Sender o Alberto Insúa recitaron poesía o pronunciaron conferencias ante un micrófono que se escuchaba en todo el recinto.
Inauguración de la IV Feria del Libro con la presencia de Manuel Azaña, 1936
La última edición de esa década tendría lugar entre el 24 de mayo y el 2 de junio de 1936, escasos dos meses antes del estallido de la Guerra Civil, y contó con la participación de treinta y dos estands (veinticuatro editoriales y ocho librerías), ubicados, de nuevo, en el Paseo de Recoletos. Debido a la espectacular afluencia de público de las pasadas convocatorias, fue la primera edición con carácter plenamente oficial y a su inauguración acudió el recién nombrado presidente de la República, Manuel Azaña.
Años 40 y 50: La Feria viaja por España
Ocho años tendrían que pasar hasta que en 1944 el régimen franquista decidiera resucitar la idea de una feria en la capital, que ahora se llamó Feria Nacional del Libro, un cambio de nombre que se extendió a su ubicación, pues en aquellos años, Recoletos fue rebautizado como el Paseo de Calvo Sotelo. Amenizada con conciertos, bailes de la Sección Femenina y guiñoles, las 78 casetas de esa edición alcanzaron unas ventas récord de 1.185.387 pesetas en un año en el que triunfaron autores como Juan Valera, Pedro Antonio de Alarcón, Gustavo Adolfo Bécquer o Ramón del Valle-Inclán.
Inauguración de la Feria de 1944, la primera tras la guerra, por parte de varias autoridades
Tras seguir creciendo en todos los parámetros, los siguientes años fueron testigo del cambio de localización de la Feria, que viajaría a ciudades como Barcelona y Sevilla. En la capital andaluza, donde ocupó el Parque de María Luisa en 1948, sufrió su primer batacazo por coincidir con la Feria de Abril. Mejor suerte corrió en la ciudad condal, donde se celebró en 1946 y 1952. Sería al año siguiente, de vuelta en Madrid, cuando el evento, ya muy consolidado, superaría los dos millones y medio de pesetas en ventas, cifras que para 1957 alcanzarían los seis y medio.
Años 60: El Retiro se convierte en Feria
Tras dejar atrás los años más grises de la posguerra, la década de los 60 arranca con una Feria diversificada y consolidada que en 1961 superó el medio millón de visitantes, como reflejan los datos de la institución. También los libros se adaptaron en esos años al innovador modelo de compra a plazos, que permitió a muchas familias españolas comenzar a construir una biblioteca. Otras novedades que trajo la masificación de público fueron la televisión, testigo de excepción, y los populares sorteos.
A mediados de la década y ante las evidentes carencias de espacio, la Feria se dispersó en cuatro eventos satélites por toda la ciudad, aunque la matriz siguió en el Paseo de Calvo Sotelo. También se optó por pasear delegaciones provinciales, que en años posteriores se celebrarían en ciudades como Santiago de Compostela, San Sebastián, Granada, Valencia, La Coruña, Gerona, Bilbao, Las Palmas, Valladolid y Zaragoza.
Primera edición de la Feria en el Retiro, en 1967, con Manuel Fraga en el centro
Sería ya en 1967 cuando la Feria optó por mudarse al Salón del Estanque del Retiro, parque que ya no abandonaría, aunque en diversas localizaciones, hasta hoy. Los años 60 se despidieron con una de las ediciones más exitosas que se recuerdan, con ventas que superaron los 33 millones, 205 casetas y 141 autores firmando sus libros para la mayor cifra de visitantes jamás vista. Además, todos los días se sorteaban lotes de libros y bibliotecas.
Años 70: Capeando los tintes políticos
Una de las décadas más importantes de la historia reciente de España no podía dejar de tener su eco en la Feria. Ya antes de 1975 el evento se hizo eco de cierto aperturismo, pues en 1972, Año Internacional del Libro, la asistencia de delegaciones de países como Argentina, Hungría, México y Rumanía amplió la bibliodiversidad. Al año siguiente fue notorio el éxito de los entonces muy de moda humoristas gráficos, y también de un joven Mario Vargas Llosa, el más vendido y popular, que se convertiría en un asiduo de la Feria.
Como recoge el volumen conmemorativo, 1974 fue ya un año teñido de política, pues la proximidad de la Revolución de los Claveles, hizo de la caseta dedicada a Portugal la más frecuentada. Además, firmaría ejemplares tras más de tres décadas en el exilio Ramón J. Sender (unos años más tarde lo haría Alberti), y el libro más vendido fue Archipiélago Gulag, de Aleksandr Solzhenitsyn. Pero sin duda la edición más polémica fue, en buena lógica 1976, la primera tras la muerte de Franco, en la que el despliegue de ensayos de líderes políticos y sindicales coronó de éxito las Charlas en la prisión de Marcelino Camacho. Tras superarse en 1977 los 100 millones de pesetas, en 1979 la Feria cometería el error de trasladarse a la Casa de Campo, pero debido al fiasco, al año siguiente volvió de nuevo al Retiro.
Años 80: La Feria se institucionaliza
Siguiendo la corriente de renovación política, los 80 trajeron varios cambios. La Feria protestó por el secuestro judicial del Libro rojo del cole, vivió el cambio de manos del Instituto del Libro Español, que la dirigió durante 40 años, a una joven Comisión intergremial de libreros, editores y distribuidores que recuperó el nombre Feria del Libro de Madrid y mereció la implicación de figuras políticas como el rey Juan Carlos I, que la inauguró en 1982, o el alcalde de Madrid Enrique Tierno Galván, que ese mismo año, aseguraba: “Podíamos repetir con Cervantes, que a su vez lo recogió de los clásicos antiguos, que ‘no hay libro malo que no contenga algo bueno’. Es difícil hallar un libro que sea malo. La gran novedad de la Feria es, pues, este sentido moral de acercar la lectura a las gentes”.
Juan Carlos I conversa con Enrique Tierno Galván en la inauguración de la Feria del Libro de 1983
En 1983, al cumplir su 50 aniversario, la Feria superó el millón y medio de visitantes, atraídos por los autores que dedicaban sus obras. El 5 de junio, por ejemplo, llegaron a coincidir 110 escritores firmando. Ya para el 1985, la cita con los libros en el Parque del Retiro se había convertido en un gigante con 379 casetas que solo el primer fin de semana facturaron 77 millones de pesetas y recibió la visita de 450.000 personas. La década se cerró con la controvertida publicación de los Versos Satánicos de Salman Rushdie, editado con grandes dificultades gracias a Seix Barral y a un consorcio de 18 editoriales españolas debido a la fetua contra el autor, que se convirtió en el libro más deseado.
Años 90: Cifras de escándalo para la polémica
El primer año de la década de los 90 arrojó una facturación global de 900 millones de pesetas mientras arrasaba en ventas el fenómeno Cómo ser mujer y no morir en el intento, de Carmen Rico-Godoy. Ya por entonces comenzaba a rumorearse que el volumen de la Feria era insostenible para el Retiro y preocupaba que se dañara el parque. En esos años triunfan en ventas Terenci Moix, Francisco Umbral, Carmen Martín Gaite y un Antonio Gala que en 1993 logra convocar colas kilométricas de lectores ávidos de comprar La pasión turca o El águila bicéfala.
Francisco Umbral, asiduo de la Feria, en 1999
Hacia mediados de la década ya son 455 casetas las que invaden el Retiro y presentan 1.500 novedades que venden 260.000 ejemplares. También se celebra la Exposición del Libro Electrónico y se constata la novedad tecnológica de que se han recibido visitas en la página de internet de la Feria. Hacia 1998 y 1999 las polémicas por las listas de más vendidos enrarecen mucho el ambiente. Nadie se fía de los datos oficiales y surgen listas paralelas nada coincidentes y, a veces, muy contradictorias. Además, cobra fuerza la exigencia de replantear el modelo de una Feria sobredimensionada que ya suma 466 casetas y dos kilómetros de largo.
Años 2000: Hacia la Feria que conocemos
Con la entrada en el nuevo milenio, la Feria dijo adiós a la peseta con una facturación de casi 1.400 millones de nuestra antigua moneda. En 2001 una Puerta de Alcalá forrada de libros celebró el nombramiento de Madrid como Capital Mundial del Libro por parte de la UNESCO. En esos años hubo un cambio de modelo y una reducción de más de 120 casetas, con el objetivo de hacer más cómoda la experiencia para el visitante. Tras batir un nuevo récord de público y ventas en 2005, la crisis económica de 2008 supuso un gran frenazo y la pérdida para la Feria la pérdida de importantes socios patrocinadores. Con mucho esfuerzo, la dirección consiguió sortear estas dificultades y arrojar año a año balances positivos, aunque más modestos.
La puerta de Alcalá forrada de libros en 2001 con motivo del nombramiento de la ciudad como Capital Mundial del Libro por la UNESCO
El pintoresco recorrido de Eusamio termina con el equipo directivo actual, a cargo del evento desde 2017, que ha puesto en marcha diversas medidas estratégicas, como un ambicioso proyecto de sostenibilidad medioambiental o iniciativas de cara a fomentar la cooperación entre las ferias del libro europeas e hispanoamericanas. Tras más de un año en el dique seco después de varias décadas sin pausa, hay más ganas que nunca de continuar una historia cuyo fin no se vislumbra a corto plazo.
En la última década, la afluencia de público ha aumentado increíblemente año a año