Versos de Defreds en el proyecto 'Versos al paso' del Ayuntamiento de Madrid
De la mano de cinco editores, Manuel Borrás (Pre-Textos), Chus Visor (Visor), Jesús Munárriz (Hiperión), Belén Bermejo (Espasa) y Ana Orantes, Eva Martín y María Fuentes (Vaso Roto), le tomamos el pulso a la poesía española actual. Con ellos conversamos sobre la nueva deriva que ha alcanzado hoy, el fenómeno de los autores de superventas y la evolución del perfil de su lector
La poesía en España hoy
Cuenta un veterano en el negocio como lo es Chus Visor que en todos los años que lleva editando libros de poesía, cincuenta ya, "nunca han existido tal cantidad de editoriales, de títulos publicados mensualmente, ni la enorme cantidad de autores que en la actualidad. Con estos datos delante solo se puede pensar que la salud de la poesía española en los últimos años es muy buena -celebra-. Exuberante, al menos cuantitativamente".Cuantitativamente sí, pero y ¿qué pasa con la calidad? Para Jesús Munárriz la oferta es "variada, como siempre, con un número aceptable de buenos poetas y otro mucho mayor de menos buenos". Si nos comparamos con otros países como Italia o Francia, afirma Manuel Borrás, "por contraste, la gran literatura se está escribiendo en español". Para el editor, existe además un salto generacional interesante que ha dibujado un panorama actual con "grandes poetas seniors y estupendos poetas jóvenes". Muy en esta misma línea, señala Belén Bermejo, esta eclosión, además, ha favorecido tanto a los más jóvenes "como a los consagrados e incluso a los clásicos" y, gracias en parte a ello, "se han ampliado las secciones de poesía en las librerías y también en la prensa".Hay autores excelentes cuyas voces se ven ahogadas en un panorama en el que se considera que cualquiera puede escribir poesía". Vaso Roto
"Se escribe mucho, se publica también mucho y se lee poco -resumen en Vaso Roto-. El orden debiera ser el inverso y más en el ámbito de la poesía. Hay muchos autores excelentes -con una sensibilidad y talento muy cultivados- cuyas voces se ven ahogadas en un panorama en el que se considera que cualquiera puede escribir poesía, a pesar de no haberla leído jamás, y que cualquier cosa es poesía, a pesar de que ya haya sido expresado".
Ciberespacio o poesía
El fenómeno no es nuevo. En los últimos años, en España las redes sociales se han llenado de versos. En Internet algunos autores han encontrado el medio perfecto para escribir en formato de estrofa y de cultivar una masa de lectores que, ya sea en Twitter, Facebook o Instagram, le es fiel. Desde allí, han dado el salto hasta colarse en las listas de los libros más vendidos. Se trata este de un fenómeno que, coincide con Borrás, Bermejo, solo se ha dado en España, además de algún pequeño repunte en Estados Unidos. "Hemos publicado algunos ejemplos en Espasa, también en Inglaterra, pero no es muy generalizado -cuenta la editora-. Una vez hablando con algunos scouts italianos, me dijeron que estaban alucinados con el volumen de publicación de poesía en España. Luego sí que hay autores, como Rupi Kaur, que era instagramer, hizo un vídeo viral y le llegó el éxito".Pero hay que elegir, señala Manuel Borrás. La cuestión es sencilla. Ciberespacio o poesía. "Las dos cosas no pueden ser". Como él, Jesús Munárriz realizó un primer acercamiento a estos nuevos talentos. "Hice unas catas cuando empezaron a asomar los versitos y constaté que me interesaban muy poco. Pero a los que les guste, que la disfruten, seguro que hay cosas que pueden valer la pena", afirma el editor de Hiperión.
En este sentido, hay un valor añadido en el hecho de enfrentarse al verso. "Yo respeto mucho a todos los que se atreven a escribir poesía -indica Chus Visor-, y no tengo ningún motivo para recelar de los ciberpoetas; en cualquier colectividad existen diferencias de todos tipo, y más aún de calidad literaria. No se puede encasillar a todos por igual, sería una injusticia y además una banalidad. Los hay mejores y peores, dentro de mis conocimientos, que tampoco son demasiados, y no comprendo por qué hay que recelar de ellos".
¿Un nuevo lector para una nueva poesía?
En palabras de Jesús Munárriz, "Internet deforma todo lo que engulle, incluida la poesía". La poesía, explica el editor "es lo contrario de la publicidad, como escribió alguien una vez. El exceso no facilita la atención y el recogimiento que precisa". Sin embargo, como señalan en Vaso Roto, "la coyuntura histórica y tecnológica que vivimos ha modificado, mejor dicho, ha hecho evolucionar a autores, lectores y editores. A todos los agentes que participamos en el mundo del libro y no sólo en España, a nivel global. No es que exista un mayor acercamiento a la poesía, es que hay nuevos caminos para acercarse a esta".Para Manuel Borrás, el lector habitual de poesía no ha cambiado su forma de leer. "Lo que se ha creado ha sido un espacio nuevo de gente nueva que no sabía siquiera lo que era la poesía y no se le había pasado por la cabeza leer un libro de poemas". Quizás, como apunta, la eclosión de la lectura de estos autores, "favorezca la entrada a lecturas más cualificadas". En cualquier caso, se pregunta, "¿verdaderamente estos poetas están dando poesía a la gente o es un remedo de poesía?."
"Siempre he pensado que el lector tradicional de poesía sabe muy bien lo que quiere leer -tercia Visor-. Lo que está por llegar no lo voy a adivinar, pero está claro que las formas de esta nueva generación de poetas, a los que llamáis ciberpoetas, son diferentes porque sus escritos van destinados a un público determinado, seguramente más juvenil. Creo que muchos de estos lectores con el paso del tiempo, si continúan leyendo poesía, tendrán que cambiar de autores. Y eso es bueno para la poesía".La poesía actual es más sencilla porque trata de lo cotidiano pero muchos autores consagrados llevan escribiendo así mucho tiempo". Belén Bermejo
En esta línea optimista se muestra también Belén Bermejo. Razones no le faltan a la filóloga. "Cuando nosotros éramos jóvenes no todo lo que leíamos era tan bueno como pensamos". No todo era, señala, Cernuda o Góngora. "Los jóvenes que ahora se acercan a la poesía de la mano de poetas jóvenes luego pasan a leer la poesía de la experiencia de los años 50, a poetas del 27 como Miguel Hernández, que es también muy leído, e incluso a autores del 98 como Machado".
¿Qué pasaría -se pregunta la editora de Espasa-, si lanzáramos poemas de diferentes épocas y tratáramos de acertar con el autor? "Nos llevaríamos muchas sorpresas -asegura-. Muchas obras de poetas consagrados no se diferencian tanto de la poesía actual. Es verdad que la poesía actual es más sencilla porque trata de lo cotidiano, de temas eternos como el amor y el desamor, pero muchos consagrados llevan escribiendo así mucho tiempo y nadie les dice nada". El lector, señala, es soberano. "Lo que debería imperar es el respeto". En este sentido, la editora apunta también hacia la crítica profesional. "Todo el mundo se cree con el derecho de criticar y además de una manera muy fea, en España es muy común el afán de criticar y tener envidia del éxito ajeno. Me da pena porque en las redes sociales veo mucha crítica, y muy pocas veces fundamentada. Los críticos literarios brillan por su ausencia o no hacen crítica fundamentada ni tienen el mismo baremo frente al poeta joven actual y el consagrado".
De la "inmensa minoría" al consumo de masas
Pero ¿es la poesía un producto de consumo de masas o se dirige a esa "inmensa minoría" que decía Juan Ramón? En 2019, señala Bermejo, se puede leer perfectamente a Garcilaso, a San Juan de la Cruz, a Góngora o a Quevedo. "No entiendo por qué tiene que ser minoritaria. No es un campo solo para los entendidos. La poesía puede ser disfrutada por cualquier persona con sensibilidad. Se pueden leer a autores más claros y más oscuros", analiza.La ley del mercado en métrica
Otra cosa es el mercado y sus números. Aquí, coinciden todos los editores. "Espero que ningún poeta escriba "como se vende". Y si lo hace, podemos darlo de baja en el gremio lírico y trasvasarlo al financiero", sentencia Munárriz.Para Chus Visor, en este sentido, la poesía se diferencia de otros géneros. "No conozco a ningún poeta que escriba para vender; el mercado puede influir en algunos escritores pero no tanto en los poetas -afirma-. Más en novelistas, seguro que sí. Sería complicado llamar poeta a alguien que escribe versos pensando en sus ventas, en su público puede ser, pero no creo que en sus ventas".
Un análisis más extendido, lo da Manuel Borrás para quien, matiza, el mercado influye en los autores y no en los escritores. "Estamos viviendo un momento un tanto perverso en el que el escritor se ha convertido en autor. Esto está creando muchos malentendidos. Es verdad que hay gente que vive ad hoc para una época, o una circunstancia. Eso son manifestaciones extraliterarias, que se les da el aspecto de literatura, para venderla, pero cualquier parecido con la literatura es un chiste". Pero además, hay un responsable indirecto o directo, que el editor no pasa por alto. "Me llama la atención y me duele ver cómo es posible que parte de la industria editorial está apostando por subproductos culturales, cuando cuentan con medios y recursos para apostar por obras verdaderamente interesantes"."Me duele ver cómo es posible que parte de la industria está apostando por subproductos culturales". Manuel Borrás
"Se lee como se vende y se publica, excepto contadas ocasiones, como se vende -concluye Orantes-, pero hay excelentes escritores allí fuera, con un lenguaje propio que defienden a capa y espada, independientemente de si es comercial o no".
@mailouti